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El Empresario

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Ahuyenta de tu empresa los siete pecados capitales

Los pecados capitales son aspectos que si no se dejan de cometer en los negocio podrían llevar a la ruina y desaparición

“Donde hay soberbia, allí habrá ignorancia; más donde hay humildad, habrá sabiduría”

Salomón.

Hablar de los pecados capitales normalmente nos llevan a pensar en cómo juzgar a los seres humanos, pero ¿no sería interesante ver cómo podríamos aplicarlos para analizar los errores que se cometen al interior de una empresa? La pereza, la avaricia, la soberbia, la envidia, la gula, la ira y la lujuria son aspectos que si no dejamos de cometerlos en nuestro negocio, podrían llevarlo a la ruina y a su correspondiente desaparición.

Aunque hay varios autores que han escrito sobre cómo aplicarían cada uno de esos pecados capitales en un negocio, me gustaría tomar como inspiración lo que interpretó Mariano Joaquín Lombardi, de la Universidad de Palermo, que, aunque enfocado a temas comerciales principalmente, hace una referencia interesante de cómo aplicar cada pecado al interior de una empresa. Analicemos cada pecado capital:

Los pecados del emprendedor

» La pereza. Es creer que ya hemos hecho lo suficiente, o querer que las cosas lleguen fácil, sin el mínimo esfuerzo; mediocridad al interior de la empresa, y se conforma con lo que le llegue. Como ya lo he explicado, en cualquier emprendimiento o negocio es fundamental que día a día se trabaje con pasión y ahínco, sin creer que no hay más por hacer… ¡siempre hay más cosas que podamos innovar o crear! Si te gusta procrastinar es momento de preguntarte qué te hace falta para sentirte feliz o motivado.

» La avaricia. Es el afán desordenado de poseer y adquirir riquezas para atesorarlas: es una empresa que tiene como única prioridad el dinero. Solo le interesa vender más y más, perdiendo el foco de la calidad y del servicio al cliente, e incluso cómo está tratando a su capital humano. Esto con el paso del tiempo provocará el cierre de la compañía, porque lo más valioso es la atención a nuestra cadena de valor, como clientes, empleados, distribuidores, etcétera.

» La soberbia. Se trata de una altivez y apetito desordenado de ser preferido ante otros, ser el centro del universo; por ende, los demás están para cumplir mis deseos y atenderme. El problema, al interior de una empresa, es cuando olvidamos que, si un cliente no está satisfecho con algo de lo que le ofrecimos, nuestro negocio puede perecer. Siempre debemos actuar con humildad, aprender de nuestros errores, saber escuchar a los demás y tener la disposición de recibir críticas constructivas.

» La envidia. Si te da tristeza ver que a otra empresa le sucede algo bueno y a ti no, o bien te alegras cuando algo les sale mal, déjame decirte que eres una empresa envidiosa. Pasar todo el tiempo viendo qué hace la competencia o determinar tus actividades o nuevos productos o servicios según lo que hacen los demás, no solo te convierte en una persona que se maneja con envidia, sino que además se está perdiendo la valiosa oportunidad de ser diferentes y, por consiguiente, de ser mejores y superarse día con día.

» La gula. ¿Cómo lo aplicamos a la empresa? Se trata de creer que todo lo que está de moda se debe aplicar a la compañía. Por ejemplo, cuando surge una nueva tendencia en marketing y todos quieren usarla porque es lo más ‘in’, y en muchas ocasiones ni siquiera funciona para el tipo de marca. O cuando aceptamos cualquier cliente que llega a nosotros, sin analizar si realmente podremos cumplir sus necesidades o expectativas. Ni todo que le sirve a uno le sirve a otro, ni todos los clientes son idóneos para tu negocio. Deja de desear tener todo, engullir todo, y analiza con total honestidad qué es lo que tu compañía necesita

» La ira. En la empresa puede ser considerado como una actitud egoísta, donde las cosas siempre se deben hacer como tú dices y si no sucede así, esto puede provocar que arrases con todo, dígase colaboradores, clientes, proveedores, socios, etc. En tu empresa querer imponer o abusar de los demás, por este afán de mostrar que tú tienes el poder, puede llevarte a que tu negocio caiga en un rotundo fracaso, sobre todo porque las personas no podrán lidiar con alguien que solo ve por sí mismo y sus intereses. Recuerda que un buen líder es aquel que sabe conciliar, empezando por sí mismo.

» La lujuria. En la empresa aplica cuando una empresa abusa de las acciones y atenciones desordenadas con sus clientes, sin dejarlos conformes. Es decir, su prioridad es “quedar bien” pero sin una atención real a las necesidades de su cadena de valor. No gastes esfuerzos para presumir lo que eres, mejor trabaja día a día con crear productos y servicios que sí satisfagan a los clientes, que estén pensados en aportar algo a la vida de las personas, incluyendo a los que ya son tus consumidores. Como dicen, evita el “mucho ruido y pocas nueces”.

Como verás, es muy fácil detectar si es que tu empresa o tú mismo está cayendo en alguno de estos pecados capitales, y una vez que lo hagas lo mejor será enderezar el camino y ahuyentarlos de tu compañía. Es importante trabajar en equipo e impulsar el crecimiento honesto y coherente de tu negocio. No es difícil, te lo puedo asegurar.

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