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El Empresario

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Haciendo un teléfono más justo

Una startup holandesa crea un smartphone amigable con los trabajadores, fácil de reparar y obtenido de forma ética, que puede mantener su posición en un campo competitivo

Una startup holandesa crea un smartphone amigable con los trabajadores, fácil de reparar y obtenido de forma ética, que puede mantener su posición en un campo competitivo

Hay muchas razones para no comprar un teléfono móvil, al menos desde una perspectiva ética. Un teléfono inteligente típico se compone de alrededor de 40 minerales diferentes, muchos proceden de países pobres donde la minería se realiza mediante prácticas de explotación, y donde a veces las ganancias financian los conflictos locales. Los teléfonos son generalmente fabricados en factorías en las que se emplean trabajadores con salarios bajos y en condiciones mediocres. Y debido a que la vida media de un smartphone es de uno a dos años y las piezas son difíciles de reemplazar, generan una gran cantidad de basura electrónica.

En un antiguo gran almacén en los muelles del este de Ámsterdam, cerca de 50 jóvenes empresarios están trabajando para perfeccionar el primer teléfono inteligente con conciencia social del mundo, el Fairphone.

Su fundador Bas van Abel y los cofundadores Miquel Ballester y Tessa Wernink no tenían experiencia previa en la fabricación de teléfonos pero creían que la mejor manera de tener un impacto en la industria era desde dentro. Bas van Abel y Miquel Ballester se reunieron en 2011 para investigar el mercado potencial de la electrónica justa en el Design Lab, en la organización no lucrativa Waag Society. Tessa Wernink era una profesional de marketing y la comunicación.

Para entender el alcance del desafío, el equipo participó en una misión de investigación en la República Democrática del Congo, donde se extraen muchos minerales, y en China, donde se fabrican la mayoría de los teléfonos. Llevaron a cabo un amplio estudio en el campo de la tecnología de los teléfonos inteligentes. Y juntos, se dieron cuenta de cómo mejorar las prácticas a lo largo de toda la cadena de valor de la industria, desde las materias primas hasta el reciclado.

En 2013, Fairphone recibió una inversión inicial de 400.000€ (US$ 450.000) y lanzó una campaña de crowdfunding, superando su objetivo y vendiendo más de 25.000 teléfonos antes de que la producción comenzara. "De repente teníamos 8 millones de euros en nuestra cuenta bancaria," dice la Sra. Wernink ", y ni siquiera habíamos hecho un solo teléfono."

En asociación con una pequeña fábrica de comercio justo en China, Fairphone vendió 60.000 unidades del primer modelo. Un modelo más complejo, el Fairphone 2, es modular, con piezas que alguien que tenga un pequeño destornillador puede reemplazar si se rompen (y, en el futuro, con mejoras). Desde julio del 2015 se han vendido más de 50.000 teléfonos, aproximadamente a 525€ por teléfono.

En cuanto al atractivo del Fairphone 2, la revista Wired lo calificó como "un teléfono decente con un diseño interno emocionante y un diseño exterior aburrido." La compañía está tratando de actualizar el diseño de la carcasa y planea que la gente pueda personalizar su aspecto.

Los retos que afronta Fairphone incluyen el establecimiento de canales de distribución –es complicado de vender fuera de Europa por razones que incluyen las especificaciones técnicas en diferentes mercados. Además, la compañía no puede verificar que la cadena de suministro de cada mineral es limpia, aunque promete que al menos cuatro de sus componentes - estaño, tantalio, tungsteno y oro - provienen de minas certificadas libres de conflicto.

"En este asunto es importante decir que un teléfono completamente justo aún no existe, porque nadie puede rastrear exactamente de dónde proviene cada uno de los materiales," dice Wernink. "Pero fabricando este teléfono, al menos, podemos empezar a hacer esto posible."

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En este momento, la compañía obtiene un beneficio de 9€ por cada teléfono que vende. Todos sus ingresos son totalmente transparentes, disponibles en su página web. Además de trabajar con fábricas que promueven condiciones de trabajo justas, Fairphone dedica fondos para un programa de bienestar de los trabajadores. También se tratan los desechos electrónicos: 3€ de la venta de cada Fairphone se destinan al reciclaje de la chatarra móvil en Ghana, Ruanda, Camerún y Uganda, a través de una asociación con la organización holandesa de reciclaje Closing the Loop.

En 2015, la compañía cubrió sus costes, dice el portavoz Fabian Huhne, y el objetivo de este año es vender 100.000 teléfonos, lo que la haría rentable. Se cumpla o no, el propósito de Fairphone se ha logrado. "El objetivo no es dominar el mercado," dice. "El objetivo es inspirar a otras empresas y cooperar con otras organizaciones para ayudarles a seguir nuestro ejemplo."

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