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El Empresario

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La importancia de conservar el espíritu emprendedor en los niños

Tenemos que hallar en nosotros al niño emprendedor que matamos al crecer.

Emprender: la palabra de moda, no es algo nuevo. Es cada vez más evidente la necesidad que hay en México de empresarios comprometidos con el bienestar del país y el desarrollo social, también vemos que México es un país emprendedor, hay ideas de negocios por todos lados y una gran creatividad, pero ¿qué pasa que muchos negocios no duran más de dos años o se quedan a nivel de economía informal?

Emprender significa: “Empezar algo”. Como niños todos somos emprendedores, inventamos juegos, creemos que todo es posible, observamos y soñamos; al crecer, vamos perdiendo la capacidad de observar, dejamos de soñar y encontramos argumentos racionales para justificar que algo no es posible.

Hay quienes, al buscar emprender, de inmediato hacen un plan de negocios, esquematizan sus ideas y se concentran en temas como la búsqueda de capital; incluso cambian sus ideas por otras “más rentables” olvidándose de su sueño; muchas veces apoyados por consultores que los ayudan a racionalizar el sueño y a buscar negocios “viables”.

Por fin llega el momento de abrir los negocios, todas las esperanzas están puestas en éstos pero pasan algunos meses y los resultados económicos no son los que estos nuevos emprendedores esperaban, éstos se desesperan y regresan a un esquema conocido: el del empleo. Así abandonan su sueño.

Otros emprendedores, tienen una idea y buscan la forma de llevarla a cabo, luchan por conseguir el capital o invierten lo que tienen con tal de seguir su sueño, no se detienen a pensar en el plan de negocios o en las utilidades que un día tendrán, es el sueño el que los mueve, la pasión por lo que están haciendo se convierte en un motor a prueba de todo y es así como empiezan a operar. Unos les dicen que la idea no es viable, que no se precipiten, que cuiden los números o que se dediquen a otra cosa pero estos emprendedores no claudican, reinventan su negocio día a día y visualizan el éxito… saben que un día éste llegará.

En medio de su lucha descubren la necesidad de documentar su idea y surge el plan de negocios, van necesitando capital y mueven cielo, mar y tierra por conseguirlo, todo antes que cerrar…El primer ejemplo podría llamarse: Adultos emprendiendo. El segundo ejemplo podría llamarse: Niños emprendiendo.

¡Emprender es cosa de niños!

Los empresarios exitosos no dejan nunca de soñar y trabajan arduamente por alcanzar sus sueños. Como adultos, tenemos que encontrar dentro de nosotros a ese niño emprendedor que fuimos matando al crecer, al cuadrarnos a una sociedad que a veces no nos permite soñar…

Los niños ya son emprendedores, sus ideas están en todo, empiezan cosas nuevas a cada momento, observan y creen que pueden lograr todo lo que se proponen, desde ser un súper héroe hasta construir una nave espacial.

Si queremos que esos niños sean adultos exitosos, que sepan defender sus ideas y luchar por alcanzar sus sueños, debemos permitir que los niños emprendan, ya sea negocios, juegos o actividades para recaudar fondos.

Para conservar el espíritu emprendedor en los niños, debemos estimular su creatividad, fomentar su autoestima y ayudarlos a alcanzar sus sueños. Creer en ellos ayuda a que crean en sí mismos y elogiar sus ideas hace que ellos valoren su trabajo. Permitir que tomen decisiones, se equivoquen y rectifiquen, se caigan y se levanten, los convertirá en adultos fuertes y seguros de sí mismos. Ellos se encargarán de emprender, desde ahora o en el futuro.

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