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Capital Humano

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¿Cómo calcula el Inegi el desempleo en México?

El Inegi realiza mensual y trimestralmente la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) mediante la cual se obtiene información acerca de la proporción de mexicanos en situación de desempleo, la que se encuentra en subempleo o la que se emplea en el sector informal.

Foto EE: José Roberto Guerra

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) provee de manera mensual y trimestral cifras acerca de las características sociodemográficas y ocupacionales de la población mexicana con el fin de profundizar acerca de la situación laboral del país. A partir de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), se obtiene información acerca de la proporción de mexicanos en situación de desempleo, la que se encuentra en subempleo o la que se emplea en el sector informal. También se reciben datos acerca de los sectores en los que trabajan los habitantes del país, los ingresos mensuales que perciben, el puesto que ocupan y las prestaciones que reciben (o no), conforme la entidad en la que viven, su género y edad.

Para el cálculo estadístico del desempleo en México, cada trimestre se considera una muestra de 120,260 viviendas y se da una rotación periódica a la muestra; el tamaño y el diseño son los óptimos para que los resultados sean consistentes y confiables.

La cobertura geográfica alcanza, de manera nacional, localidades de 100,000 o más habitantes; localidades de 15,000 a 999,999 habitantes; localidades de 2,500 a 14,999 habitantes y localidades de menos de 2,500 habitantes mismas que se encuentran repartidas en las 32 entidades federativas de México.

El diseño conceptual es la primera etapa de la encuesta, seguida por el diseño estadístico con el que se trabajará. Posteriormente ya con los parámetros establecidos para capturar la información, se comienza la recolección de datos para después dar tratamiento y validación a la información obtenida que perimitirá hacer la publicación pertinente de las cifras.

En el manual de los entrevistadores se enfatiza en el cuidado del contacto inicial con el informador; la veracidad de la información que éste brinde a la encuesta dependerá en gran parte del lazo que exista entre ambas partes. Además de generar un ambiente cordial y de confianza también se deberá informar al entrevistado el carácter confidencial y la utilidad de sus respuestas.

¿Qué preguntas realiza el encuestador?

La ENOE es una de las encuestas realizadas en hogares por el Inegi, al tocar la puerta de la vivienda seleccionada para la muestra, el encuestador debe presentarse, identificarse y enterar al informante las razones por las cuáles se encuentra ahí antes de iniciar con el cuestionario.

La evaluación está dividida en dos partes, la primera tiene como objetivo identificar las características sociodemográficas de dicho hogar, empezando con el nombre del informante, su edad, la dirección de la vivienda, las personas que viven ahí, cómo se reparten los gastos y si hay nuevos habitantes o si alguno dejó esa casa.

En el segundo apartado se encargan de recabar información laboral en el hogar, el cuestionario se realiza por integrante del hogar y la primer y más importante pregunta que se realiza para comenzar a seccionar a la persona es:

—¿La semana pasada trabajó por lo menos una hora?

Si la respuesta es negativa se hace indaga para saber si el motivo del paro laboral es temporal o definitivo o si existe alguna otra actividad que le provea de ingresos al informante.

Cuando los informantes aseguran que no tienen trabajo ni cualquier otra fuente de ingresos, se integran al grupo que el Inegi denomina población no ocupada, que engloba a los habitantes de 15 años o más que no se encuentran realizando ninguna actividad que les genere ingresos.

La serie de preguntas para identificar a la población desocupada es la siguiente:

¿Ha tratado de buscar trabajo en otro país o hacer preparativos para cruzar la frontera, de buscar trabajo aquí en México, poner un negocio o realizar una actividad por su cuenta sin tener lo necesario para comenzarla o no ha buscado ninguna de estas opciones?

Todo aquel habitante de 15 años o más que manifiesta que ha tenido intenciones de ocuparse y obtener ingresos se integra a la categoría de la población desocupada o desempleada. Y se hace una serie de cuestionamientos para identificar la forma, el lugar y los impedimentos por los que no han logrado emplearse.

Para la población que manifestó haber trabajado al menos una hora se comienzan las preguntas para identificar las condiciones laborales:

¿Cuáles son las tareas o funciones que desempeña en su trabajo o cual es el nombre de su cargo/puesto y tiene algún jefe superior? ¿En este trabajo recibe un pago? ¿El contrato por cuánto tiempo es? ¿En este trabajo recibe aguinaldo, vacaciones pagados o reparto de utilidades? ¿Cuánto tiempo tiene trabajando en ese lugar y cómo se enteró del empleo?

Posteriormente se centra la atención en las características específicas de la unidad económica para la que labora:

¿Cuál es el nombre y a qué se dedica la empresa para la que trabaja? ¿La jornada de trabajo es de cuántas horas? ¿La semana pasada tuvo mucho o poco qué hacer? ¿En qué lugar trabaja regularmente? ¿Cuántas personas trabajan en ese lugar? ¿Le pagan por comisión, destreza, honorarios, propinas, bonos, vales o sueldo/salario? ¿Su sueldo o salario es fijo o depende de factores externos? ¿Cada cuánto le pagan? ¿Cuánto recibe por su trabajo cada cierto tiempo? ¿El salario mensual mínimo es de 2,650 pesos al mes, le pagan eso, más o menos? ¿Tiene acceso a atención médica y de qué tipo?

Mediante la cuestión de si el salario es o no suficiente para satisfacer las necesidades del hogar y si se tiene o se busca un empleo alterno, se identifica a la población subocupada del país.

¿Además del empleo que tiene realiza alguna otra actividad para tener más ingresos? ¿Qué hace en su segundo trabajo? ¿Por qué busca un segundo empleo?

Por último, los encuestadores recaban información acerca de los antecedentes laborales de los integrantes del hogar, los apoyos económicos públicos o privados que reciben (o no) las familias, y las actividades complementarias que realizan sin recibir algún pago por ello.

ana.garcia@eleconomista.mx

Economista por la Universidad Nacional Autónoma de México. Periodista especializada en género, derechos humanos, justicia social y desarrollo económico.

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