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Para tener éxito en el nearshoring, México necesita una política industrial activa: Gary Gereffi
Estados Unidos definió las líneas de lo que será su política industrial de los próximos años. Son cuatro sectores clave: semiconductores, transformación de industria automotriz y Baterías; farmacéutico y minerales raros. México debe definir de qué manera participará en estos sectores y con qué estrategia. Necesita una Política Industrial Activa. Lo que sí, debe hacerlo rápido: hay una ventana de oportunidad en los próximos dos años.
Estados Unidos definió como sectores estratégicos la producción de semiconductores, los ingredientes activos para la industria farmacéutica, las baterías y los automóviles eléctricos y los minerales críticos, por lo que corresponde ahora a México definir su postura al respecto e identificar en cuáles puede participar, dentro de lo que será la próxima etapa de la integración económica con Estados Unidos, planteo el director del Centro de Cadenas Globales de Valor de la Universidad de Duke, en Durham, Estados Unidos, Gary Gereffi,
En entrevista, explicó que el éxito en el nearshoring implica que México tenga una política industrial activa, Esta implica identificar los nichos de las cadenas de valor donde puede participar y, además construir infraestructura crítica; atraer inversión extranjera directa apropiada; apoyar a empresas locales para adquirir las capacidades tecnológicas y productivas e impulsar una estrategia de capital humano que desarrolle la fuerza productiva necesaria para implementar esa estrategia.
El reconocido académico advirtió que la ventana de oportunidad que ofrece hoy el nearshoring para México como vía de integración con la economía de su vecino del norte es corta y los próximos dos años van a ser claves para definir el futuro de su integración económica con Estados Unidos: las cosas están ocurriendo con mucha velocidad, es el ritmo del cambio tecnológico, la dinámica de las industrias y los mismos cambios en la política y geopolítica.
En el caso de los semiconductores, Estados Unidos ha decidido que no es posible mantener la producción en dos o tres países de Asia y que es crucial fabricarlos en su territorio, particularmente los de tecnología de punta. La oportunidad para México está en los semiconductores que se utilizan en productos no tan sofisticados. Es el caso de los semiconductores para automóviles, electrodomésticos o gadgets. Estos podrían fabricarse en México, siempre y cuando se cumplan ciertas condiciones. Esa sería una forma de ver cómo se daría la integración de México a Estados Unidos en un renglón específico.
Eso mismo puede ocurrir en la industria automotriz, donde México cuenta con capacidades importantes y ha demostrado que es clave para dar competitividad a las empresas de Estados Unidos. “Para la siguiente etapa, es muy importante la captación estratégica de nueva inversión extranjera directa. Es clave para el desarrollo de nuevas capacidades, para mantener la diversificación industrial que ya ha logrado México y para integrarse a las nuevas cadenas globales de valor”.
¿Es México indispensable para Estados Unidos?, se le preguntó. Su respuesta es un sí, que está lleno de matices: depende de la industria que estemos hablando y hay que tomar en cuenta la profundidad y velocidad de los cambios que están ocurriendo. “En muchos casos, la producción no necesitará tanto personal como se necesitaba hace apenas diez años. Además, hay que tomar en cuenta que Estados Unidos tiene otros socios económicos estratégicos con quien quiere mantener relaciones importantes, como Canadá y otros países que están fuera de la región, Japón, Corea del Sur, Taiwán y la Unión Europea. En cualquier caso, México ha sido fundamental en la estrategia de EU en las últimas décadas.
Gereffi es uno de los mayores expertos mundiales en la relación económica México-Estados Unidos. Su primer trabajo, su tesis doctoral, profundizó en la integración del sector farmacéutico en los años setenta. Recientemente realizó un reporte para con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Nearshroing en México, Diverse Options for Industrial Upgrading.
En relación a lo que puede significar la era Trump, dice que no le sorprende el anuncio de los aranceles de 25% a México y Canadá, pero propone un enfoque que considere el anuncio como parte de una negociación: Trump es muy transaccional, quiere obtener otras cosas a cambio. Esta negociación está empezando. Lo que sí, creo que la discusión de los aranceles no debe hacernos perder de vista que Estados Unidos había puesto en marcha una política industrial que está redefiniendo las cadenas de valor globales y la relación con el mundo, y seguirá en marcha en los próximos años.
En Estados Unidos, se discutieron varias opciones sobre cómo manejar el riesgo o los riesgos; el reshoring, es decir, regresar a ese país las cadenas de valor; el nearshoring, que busca hacer más cortas las cadenas, por ejemplo, trabajar con vecinos. En el camino se han incorporado conceptos como el friendshoring y el securityshoring. Los cambios tecnológicos son tan profundos que están obligando a incorporar cambios tecnológicos hacer cosas mucho más digitales, particularmente mediante la incorporación de inteligencia artificial.
En un momento, la tendencia política más directa frente a las disrupciones en las cadenas productivas fue el reshoring, con la idea de recuperar industrias perdidas con la globalización, pero cuando las empresas comenzaron a ver como estaban organizadas sus cadenas de valor, de inmediato se dieron cuenta que eso no era factible. Algo similar pasó en otras naciones. Por ejemplo, Alemania no pudo hacer sus tenis en casa.
La novedad es que ahora los cambios ocurren en un contexto internacional intensivo en geopolítica y en el cual el comercio entre naciones se ha convertido en un asunto de geopolítica y lo conducen los gobiernos. En otros momentos, predominó la lógica de las empresas y los sectores. Ahora, los gobiernos tienen muchas veces la iniciativa y ejercen el poder de veto, ese es el caso con las relaciones con China.
Sostiene que el origen de muchos de los cambios que estamos viviendo puede situarse en 2016, cuando Gran Bretaña decide el Brexit. Luego vino la elección de Trump y la guerra comercial entre Estados Unidos y China. En otros países se empiezan a vivir cambios importantes y toman fuerza diferentes versiones del nacionalismo económico: India, Hungría e Italia, entre otros. En muchos lados hay un cuestionamiento de la llamada hiperglobalización y algunas naciones se preguntaban si ellos deberían seguirla o marcar distancia. En ese contexto, el covid y los conflictos en Ucrania y Medio Oriente han subrayado la necesidad de que las cadenas productivas sean más resilientes.
Se pensó entonces en un reshoring muy selectivo. La administración del presidente Joe Biden partió de un diagnóstico que dejaba claro que varias industrias estaban débiles, vulnerables y fragmentadas, por lo que se tomó la decisión de identificar cuáles son las estratégicas para apoyarlas.
En los dos primeros años de la administración de Joe Biden, Estados Unidos destinó más de 50,000 millones de dólares para atraer empresas a su territorio para producir semiconductores. Ahora esas inversiones están en término medio y en dos o tres años acabarán de ejecutarse y es el tiempo que tiene México para hacer lo necesario para integrarse como agente complementario.