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¿Qué debe contemplar el nuevo programa de inclusión laboral para jóvenes para que funcione?
Mañana jueves el gobierno electo dará más detalles sobre Jóvenes Construyendo el Futuro, su programa estrella con el que pretende vincular a 2.6 millones de jóvenes al mercado laboral. Factor Capital Humano preguntó a expertos, cámaras industriales y empresarios con experiencia en este tipo de programas qué funciona y qué hay que evitar.
¿Qué sabemos de Jóvenes Construyendo el Futuro?
La semana pasada, la futura responsable de la Secretaria de Trabajo y Previsión Social (STPS), Luisa María Alcalde, dio a conocer que el programa será operado por la STPS y la Secretaría de Educación Pública (SEP), dependiendo de la modalidad que elija el beneficiario: educativa o capacitación para el trabajo. El programa esta presupuestado en 118 mil millones de pesos.
La vertiente educativa favorecerá a 300 mil jóvenes al año que hayan terminado su bachillerato y quieran estudiar hacer estudios superiores. Tendrán garantizados sus estudios superiores y recibirán una beca de 2 mil 400 pesos mensuales durante el tiempo que dure su programa académico.
Para la vertiente capacitación para el trabajo, la meta es beneficiar a 2.3 millones de jóvenes al año que no estudian y tampoco trabajan. Cualquier joven entre los 18 y 29, sin importar su formación, podrá acceder a este beneficio. Esta parte del programa vinculará a 70 por ciento de los jóvenes con empresas, 20 por ciento con instituciones públicas y 10 por ciento con organizaciones no lucrativos. Los beneficiarios recibirán capacitación para el empleo y el gobierno les pagará una beca mensual de 3 mil 600 pesos durante un período máximo de un año.
Lo que ya existe: Formación Dual
El Modelo Mexicano de Formación Dual fue creado por la SEP en conjunto con la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), el Colegio Nacional de Educación Profesional y Técnica (Conalep) y la Cámara Mexico – Alemana de Comercio. Se implementó por primera vez en el ciclo escolar 2013-2014 en 11 estados del País.
Es un programa exclusivo para bachillerato e incluye dos tipos de carreras técnicas: las de corte industrial y las de servicios. Los últimos datos oficiales disponibles en la página de la SEP indican que a diciembre de 2017, el programa incluía a 6 mil estudiantes, 216 escuelas y 839 empresas distribuidos en 29 estados.
Cámara Mexicano - Alemana de Comercio e Industria
La Cámara Mexicano- Alemana de Comercio e Industria (Camexa) “ya no tiene mucho interés” en la formación dual, confiesa Ulises Domínguez, gerente de ese programa y autor de la versión mexicana, creada a partir del esquema que se viene manejando desde hace décadas en Alemania. El organismo quedó desilusionado por la falta de compromiso del gobierno federal actual con los jóvenes.
Por este motivo, Domínguez espera que la próxima administración defienda esta alternativa de capacitación y empleo para cientos de jóvenes. Alguna vez, en una entrevista, oyó hablar al respecto a Esteban Moctezuma Barragán, propuesto como titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP).
“Me dio tranquilidad escuchar que sabe de este programa, porque si estará al frente de la SEP podremos seguir”. Sin embargo, duda que tenga conocimiento claro de lo que implica la formación dual. Tener noción no es suficiente, “va a requerir saber a profundidad para pulir” las imperfecciones, considera.
Falta de seguimiento a los alumnos, de protección para ellos y los empresarios en caso de algún conflicto, atraso en el pago de las becas por parte de la SEP y la ausencia en el convenio de la Secretaría del Trabajo y previsión Social (STPS), así como de la Secretaría de Economía (SE) son algunas de las fallas que hay actualmente, puntualiza.
“Hay un engaño del gobierno a los padres de los estudiantes que ingresan a la formación dual", señala. Las mamás y los papás “se emocionan” porque las autoridades les dicen que Camexa certificará a sus hijos “y creen que también les daremos las becas”. La SEP ha llegado a retrasar el pago de becas hasta cuatro meses.
La Camexa solicitó al gobierno federal la participación de la STPS y de la SE. De la primera, para que reconozca los nuevos puestos de trabajo y de la segunda para que destine presupuesto orientado al modelo de capacitación que requieren las empresas.
A su parecer, hace falta una ley que, como en Alemania, establezca mecanismos de protección para los jóvenes y los empresarios. Sin mencionar sucesos concretos, Ulises Domínguez reconoce: “hemos tenido casos aislados de agresión por parte de un joven, o de la empresa o la institución educativa. Pero los alumnos siempre son los menos protegidos”.
Por ejemplo, amplía, hace poco una compañía expulsó a un joven de 17 años porque lo sorprendió fumando mariguana. Luego, su escuela también lo echó. “Por una falla no podemos satanizarlos y marcarlos por toda la vida”. Llevaba año y medio en esa empresa y no lo tomaron en cuenta, se queja.
Las instituciones educativas no deben “desentenderse” de sus alumnos porque ya no están acudiendo a sus aulas, sino a una empresa, subraya. “Es formación dual”, no de una sola parte. “Falta que se involucren y vean cómo le va al muchacho, si no le ha pasado algo, si las muchachitas no han sufrido acoso sexual,”.
Hasta ahora el equipo del presidente electo no se ha acercado a la Camexa para hablar sobre este programa. En mayo, el Consejo Coordinador Empresarial firmó un convenio con la SEP para integrar a estudiantes de licenciaturas e ingenierías. Pero la iniciativa no se ha echado a andar porque no hay presupuesto para las becas, asegura. “Supongo que esperan a que la siguiente administración lo retome y le asigne recursos”.
Clúster Automotriz Laguna, Coahuila
José Luis Hotema, presidente del Clúster Automotriz Laguna, que agrupa a 200 empresas e instituciones del ramo automotriz en Coahuila, considera que el programa de formación dual existente no está empatado con las necesidades de la industria, y que para que funcione, el sector industrial deberá tener más voz porque sabe cuáles son sus necesidades de mano de obra.
El dirigente empresarial opina que el apoyo económico a los jóvenes debe ser una responsabilidad compartida, “… pero quien debe tener más porcentaje de esa responsabilidad es el gobierno. Las empresas, a parte del apoyo económico que darán a los jóvenes, invertirán en capacitación para los beneficiarios del programa. En realidad, no debería ser así porque los jóvenes ya deberían salir de las escuelas con la capacitación adecuada”. Hotema también señala que los responsables del nuevo programa deberán enfocarse más en la inclusión de las pequeñas y medianas empresas.
Nestlé
Hace cuatro años, la multinacional suiza Nestlé implementó en México el programa interno Iniciativa por los Jóvenes para dar orientación vocacional a estudiantes de secundaria y capacitación para el trabajo en el caso de alumnos de bachillerato. Un año después, comenzó a trabajar con el Modelo Mexicano de Formación Dual. Desde entonces, han acogido bajo el esquema de formación dual a más de 100 estudiantes de mecatrónica, mantenimiento, electricidad, informática, contabilidad y alimentos y bebidas.
“A medida que mayor cantidad de empresas pequeñas, medianas y grandes adopten programas de formación dual esto se convertirá en una buena forma de conseguir empleo. Tenemos más de 30 millones de jóvenes y no les estamos dando oportunidades porque les exigimos experiencia y conocimientos”, comenta Nora Villafuerte, vicepresidenta de Recursos Humanos de Nestlé México.
“Para que el nuevo programa funcione, no debe tratar de sustituir mano de obra barata, jamás. Debe estar verdaderamente orientado a la formación de talento. Si las empresas piensan que con la beca que dará el gobierno pueden tener jóvenes que hagan trabajos para los cuales no han contratado capital humano, será un error”, afirma Nora Villafuerte.
“Este programa puede ser aplicado para todos los tamaños de empresas. El joven va aprendiendo sobre la marcha con un mentor que lo ayuda, pero esto no quiere decir que un colaborador tenga que estar todo el tiempo detrás de un joven, así no funciona”, indica la ejecutiva.
Villafuerte opina que las empresas deben aportar un apoyo económico mensual sin importar si el gobierno otorga otro, porque se trata de una buena inversión en la formación de talento. “Pagarle 2 mil pesos a un joven es para que tome su camión, para que compre su torta cuando no haya podido comer en la oficina. Creo que para muchas empresas, pagar 2 mil pesos al mes no debe ser un factor decisivo para no entrar al programa”.
La SEP paga 2 mil 600 pesos mensuales a las mujeres que estudian bajo el modelo de formación dual y 2 mil pesos a los hombres. “Nosotros lo complementamos con la comida, los uniformes, las herramientas de trabajo y un apoyo para transporte. Los chicos llegan a recibir alrededor de 3 mil 500 pesos mensuales.
Cámara Nacional de la Industria Eléctrica, Telecomunicaciones e Informática
La Cámara Nacional de la Industria Electrónica, Telecomunicaciones e Informática (Canieti) está en primera fila para trabajar con el próximo gobierno de México sobre la incorporación de jóvenes al trabajo en este sector, afirma Luis Alberto Muñoz Ubando, presidente regional para el sureste y vicepresidente nacional de Innovación de ese organismo.
“Las cámaras somos transexenales y damos continuidad a los proyectos”, apunta. De entrada, lo que ese sector pediría a la nueva administración son apoyos económicos para que los estudiantes que participan en Célula de Innovación, un programa intersectorial en el que participan la industria, instituciones educativas, la SEP y la SE, para que puedan mudarse a otros estados donde están las industrias de la Canieti.
Los sectores que agrupa esta cámara son “altamente dependientes de la ciencia y la tecnología”, por lo que requiere personal universitario o de ingeniería, explica. Con las Células de Innovación las empresas se han favorecido de talento joven e interdisciplinario de esos niveles educativos, quienes participan en proyectos por periodos de tres a cuatro meses.
“Debe haber mecanismos para que las empresas puedan recibir más estudiantes”, agrega. “Las empresas están invirtiendo en recibirlos pero no pueden asumir los costos de traslado y alojamiento de estudiantes de otras entidades. En Yucatán, por ejemplo, hay oportunidades para el desarrollo de software; en Jalisco, el área de electrónica, y en Nuevo León, la industria de automatización.
Ecolab
José María Avelar es director de Recursos Humanos de Ecolab, una empresa estadounidense que presta servicios y tecnología de agua, higiene y energía a todo tipo de industrias y que en México cuenta con unos 1,500 empleados repartidos en tres plantas industriales y las oficinas corporativas.
Desde años, Ecolab tiene su propio programa de becas para estudiantes universitarios o de ingeniería que están en los últimos dos o cuatro semestres de carrera. En este momento, 75 estudiantes participan en el programa. Estos jóvenes no participan en procesos productivos cotidianos sino en proyectos específicos que aportan valor a la empresa. “Si los pusiéramos a trabajar en una línea de producción diaria, estaríamos canibalizando a los puestos de trabajo normales”.
Para que pueda incorporar uno o varios becarios, cada área de la empresa tiene que presentar un programa detallado con metas y plazos bien definidos y que esté enfocado a ahorros, eficiencia o productividad.
El segundo requisito es que cada área debe contar con un tutor certificado internamente con conocimientos didácticos suficientes de coaching y mentoring para que pueda enseñar y acompañar a los becarios a lo largo del programa.
Avelar ve inviable un programa de becas que incluye a jóvenes que no estén estudiando. Primero, está el marco laboral legal existente: ahora mismo, si el joven no está estudiando, no puede ser becario porque carece del seguro facultativo obligatorio para todo estudiante de instituciones públicos o del de gastos médicos mayores de los estudiantes de instituciones privadas. Por lo tanto, la empresa tendría que inscribirle en el seguro social como un trabajador normal.
Según el director de RH de Ecolab, para que un programa público de inserción laboral de jóvenes tenga interés para las empresas, y para los jóvenes, debería contemplar los siguientes puntos:
- Las empresas deberán registrar ante las autoridad responsable un programa de proyecto que define de manera muy clara objetivos, el trabajo a efectuar por el becario y un calendario con reportes al inicio, a mitad y al final del ciclo
- Los becarios deben presentar de manera periódica (mensual) reportes de horas y de avance certificados por la empresa
- La autoridad responsable debe asegurarse de que la empresa tenga tutores o líderes certificados para garantizar un acompañamiento adecuado de los becarios (la STPS y el SEP ya tienen estructuras que puedan hacerlo)
- Debe haber una nueva figura legal o flexibilidad para la inscripción en el seguro social en el caso de que el becario no cuente con el seguro facultativo de estudiante
- Para incentivar las empresas a contratar al becario al final del programa conviene que haya estímulos fiscales o de otro tipo, como becas para trabajadores
- Para incentivar a los jóvenes, el gobierno debería contemplar becas académicas y/o facilidades para que puedan obtener una titulación de manera más rápida
- Las empresas deben tener la última palabra en el proceso de selección
José María Avelar es tajante con respecto al último punto: “No se trata de que nos envíen jóvenes sin empleo para que los pongamos a trabajar en lo que sea. A las empresas les interesan jóvenes motivados, talentosos y con una formación afín al proyecto de la empresa donde pretenden adquirir experiencia profesional”.
El ejecutivo de Ecolab insiste en que no es que se niegue a incorporar jóvenes de entornos humildes: “No me importa de dónde vienen estos jóvenes. Casi el 80 por ciento de nuestros becarios vienen de universidades públicas y el Politécnico, porque son las mejores instituciones educativas para las carreras de nuestro ramo. Lo único que cuenta es su motivación, preparación y ganas de aprender. El objetivo final debería ser que terminemos contratándolos para crecer y generar más empleos”.
Con información de Gerardo Hernández, Blanca Juárez y Geert Rombaut