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Elige CNT primer ministro interino para Libia
El primer nuevo ministro interino de Libia elegido por el Consejo Narional de Transición, El Kib, planea seleccionar gabinete para preparar, en 8 meses, comicios y constituir así una asamblea nacional a cargo de redactar una nueva constitución para su país.
Desde este lunes, Abdurrahim Jaled Abdulhafiz El Kib figura con el primer nuevo ministro interino de Libia, elegido por el Consejo Nacional de Transición (CNT) luego de realizar una votación en la que superó a otros 8 candidatos con 26 de 51 votos.
El Kib, de 61 años, es un desconocido ingeniero eléctrico que desde 1975 prosiguió sus estudios en California y posteriormente fue profesor en la Universidad de Alabama, antes de sumarse a las filas rebeldes a principios de año.
Con doble nacionalidad, El Kib sustituye así a Mahmud Yibril, profesor de ciencias políticas también educado en Estados Unidos que no buscó reelegirse y era constante blanco de criticas por su estilo divisorio y frecuentes viajes al exterior.
Yibril trabajó para el régimen de Muammar Gaddafi, al mando de la unidad de desarrollo económico, y cumplió su promesa de renunciar apenas se anunciara oficialmente la "liberación" del país árabe, lo que ocurrió el 23 de octubre tras el linchamiento del coronel y la caída de Sirte; ahora corresponderá a El Kib, junto al presidente Mustafa Abdel Yalil "quien fue ministro de Justicia con Gaddafi" dirigir la difícil etapa hacia un gobierno estable y democrático.
De entrada, el premier, que también se desempeñó en firmas energéticas de EU, la Universidad estadounidense de Sharyá y el Instituto del Petróleo de Abu Dhabi (ambos en los Emiratos Árabes Unidos), descrito por sus colegas a The Washington Post como un tecnócrata ajeno a las facciones ideológicas y que sólo es "un nacionalista", tendrá que enfrentar el desgaste que la guerra causó a la economía libia, lo mismo que el desprestigio por el bárbaro asesinato de Gaddafi.
Ya el hecho de que El Kib resultara elegido por la coalición aliada de la OTAN demostró "que tan misteriosos pueden ser sus procesos internos para dejar perplejos a diplomáticos, periodistas, analistas y, en especial, a un público libio cada vez más impaciente".
PROGRAMA
De acuerdo al programa anunciado por El Kib, en las próximas dos semanas seleccionará un gabinete que preparará, en ocho meses, comicios de los que habrá de emerger una asamblea nacional, a cargo de redactar la nueva constitución. Más tarde, hacia 2013, se realizarían las primeras elecciones libres en la historia moderna de Libia.
Pero eso no es el mayor desafío del CNT, sino la capacidad que tendrá para permanecer unido. Ya se ha dicho que ahí conviven las formaciones más disímbolas, que van desde monarquistas nostágicos de Bengazi y viejos funcionarios de Gaddafi hasta agentes de la CIA, caciques regionales y extremistas islámicos simpatizantes de El Kaida, como Abdul Hakim Belhach, hoy victorioso "comandante militar de Trípoli", que hace poco eran perseguidos y torturados por el propio espionaje angloestadounidense y libio.
Human Rights Watch censuró la detención ilegal y abuso de miles de leales al gobierno derrocado y de inmigrantes africanos; muchos han sido ejecutados en Sirte y la cacería de brujas se extiende por todo el país.
"Un problema básico es que la lealtad de la mayoría de los combatientes es primero hacia sus milicias, cuya identidad se basa en zonas específicas y solo en segundo lugar hacia el CNT", expuso Alex Warren, consultor de la firma Frontier MEA.
Ello, agregó, "lanza la pregunta de quién podrá mantener la estabilidad en caso de un choque entre los grupos armados. No creo que ocurra inevitablemente, pero es vital que el CNT tome medidas para crear una fuerza militar centralizada o para desarmar a las milicias, lo que sería muy delicado en el momento actual".
Este panorama, insiste Warren, es más peligroso que el enfrentamiento de secularistas e islamistas que alarma a la prensa occidental; por lo pronto, los jefes de facciones, procedentes de Trípoli, Bengazi y Misrata, las ciudades más importantes, acuden a las reuniones de "gobierno" escoltados por guardias fuertemente armados.
"Tratan al gobierno como una gran caja de chocolates, sobre la que discuten quién se quedará con la cereza. Intercambian la defensa por los asuntos internos, sin que se hayan efectuado elecciones. No pueden mantener esos cargos a largo plazo", indicó un diplomático entrevistado.
MIF