No hay debate en EU por entrega de bombas de racimo a Ucrania

El anuncio que hizo el presidente de Estados Unidos Joe Biden sobre la entrega de bombas de racimo a Ucrania no fue motivo suficiente para provocar una ola de análisis, discusión o debate entre legisladores y senadores estadounidenses por el enorme peligro que representan para la población civil debido a que muchas de ella pueden permanecer “dormidas” por varios años.

Una excepción es la representante demócrata Pramila Jayapal. El compromiso del gobierno del presidente Joe Biden con Ucrania y con el mundo, como referente, “debe tener líneas rojas; una de ellas son las bombas de racimo, que por su diseño representan un serio riesgo de generar daños graves a civiles”, comenta a El Economista vía correo electrónico.

“Tuvo que haber existido una negativa dentro del programa de cooperación”.

Carlos Cuevas, experto en temas militares, dijo en entrevista a Telemundo que fue Ucrania el país que pidió al presidente de Estados Unidos ese tiempo de armamento.

El pasado 6 de julio el presidente Biden anunció que su país entregará bombas de racimo a Ucrania “porque se quedaron sin munición; nos costó mucho trabajo tomar la decisión”.

Por lo que toca a México, la secretaria de Relaciones Exteriores Alicia Bárcena ha dejado claro la negativa del gobierno del presidente López Obrador a entregar armas: “Tenemos que dejar de hablar de guerra y comenzar a hablar de paz. Estas armas que van constantemente a Ucrania no ayudan porque hacen que el conflicto empeore”.

María Cristina Rosas, presidenta del Centro de Paz Olof Palme, comenta a El Economista que en Estados Unidos no se ha producido un debate sobre la decisión de Biden debido a que no se pone en riesgo las tropas estadounidenses: “Estados Unidos tendría un debate interno siempre que sus tropas fueran víctimas de las municiones de racimo, pero como no es el caso, no hay debate”.

Rosas matiza sobre los efectos que podrían causar las bombas de racimo: “Estas municiones no son 100% infalibles y muchas de ellas no detonan al caer en la superficie, convirtiéndose en remanentes explosivos de guerra que podrían estallar años después de terminado el conflicto”.

Jugar a la probabilidad

El porcentaje de municiones en racimo que no detonan al impacto varía entre un 10 por ciento, recordaba recientemente Cristina Rosas.

“El uso de ese tipo de municiones podría representar una escalada en el grado de afectación de las bombas, por ejemplo el uso de armamento nuclear. En este sentido María Cristina Rosas comenta que Estados Unidos y Rusia “parecen entender los riesgos de usar este tipo de armamento que provocaría la aniquilación del mundo, Sin embargo, la nueva estrategia nuclear de Biden de finales de 2022 considera que las armas nucleares estratégicas ya no son efectivas para disuadir a sus enemigos, por lo que contempla el uso de pequeñas armas nucleares, entre 10 y 15 kilotones (como la de Hiroshima), para ser usadas en combate”, comenta.

fausto.pretelin@eleconomista.mx