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Geopolítica

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¿Qué son las narrativas armadas?

Érase una vez un país en donde las personas vivían con prosperidad, libertad y seguridad, pero un grupo de extraños llegó, les quitó sus trabajos y mató a mucha de su gente...

Érase una vez un país en donde las personas vivían con prosperidad, libertad y seguridad, pero un grupo de extraños llegó y les quitó sus trabajos y mató a mucha de su gente. Por fortuna, un día, apareció un caballero cuyo deseo era salvar a su nación de los extranjeros criminales y volver a hacerla grande otra vez.

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Ésta es la historia que define la identidad de una porción importante de la población de Estados Unidos en el 2017. Make America Great Again fue el lema que sirvió como síntesis del relato identitario de muchos estadounidenses. La historia puede resumirse como la pérdida de empleos manufactureros y el aumento de la delincuencia en Estados Unidos durante los últimos años. La narrativa utilizada por Trump es que son los inmigrantes, los otros, quienes le han robado el trabajo a los estadounidenses y han elevado los niveles de delincuencia en este país.

De acuerdo con Braden Allenby y Joel Garreau, las narrativas armadas (weaponized narrative) buscan socavar la civilización, la identidad y la voluntad de una civilización al generar complejidad, confusión y divisiones políticas y sociales (...) Si se utilizan bien, limitan o eliminan la necesidad de la fuerza militar para conseguir objetivos políticos o militares .

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Allenby y Garreau son los fundadores y directores de la Iniciativa de las Narrativas Armadas (Weaponized Narrative Initiative), un proyecto del Centro sobre el Futuro de la Guerra, de la Universidad de Arizona y el think tank New America,

Esta iniciativa publicó un White Paper en el que varios autores discuten el rol que juegan las narrativas armadas en el panorama geopolítico internacional. Según sus directores, uno de los principales desafíos de la sociedad occidental ante el ataque de las narrativas armadas, en especial ante las promovidas por Rusia, es que Estados Unidos y Occidente, en general, no estaban preparados para ellas.

A largo plazo, los retos son aún mayores: las narrativas armadas debilitan la democracia y activan el llamado autoritarismo blando, como el de Rusia. Para los investigadores, los esfuerzos (de Rusia) por inmiscuirse en la elección estadounidense, el Brexit, Ucrania y los países bálticos, y la OTAN reflejan un cambio hacia un ambiente cultural y político posfactual que es vulnerable a las narrativas armadas .

De acuerdo con los autores de la publicación, los eventos en Ucrania, el Brexit, el fortalecimiento de la extrema derecha en muchos países en todo el mundo son campañas o situaciones que combinan factores locales, como el bajo nivel de estudios de una población o la falta de acceso a los derechos humanos, con la narrativa armada lanzada por Rusia, lo que logró beneficios significativos para este país con bajo riesgo de una respuesta militar por parte de Occidente.

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Desde esta perspectiva, Estados Unidos, Europa y Occidente, en general, son las víctimas de un implacable ataque de Rusia para socavar los valores de Occidente: la libertad, la democracia y el desarrollo individual.

¿Y quién es el autor de estas narrativas y sus receptores? ¿Cuáles son sus personajes? ¿En qué momento y lugar ocurren? Sobre todo, ¿en qué contexto están siendo contadas?

En 1823, el presidente estadounidense, Joe Monroe, presentó lo que se conoce como la Doctrina Monroe, que se resume en la popular frase: América para los americanos . En un principio, ésta fue respuesta a los intentos de países europeos por recuperar sus colonias en este continente. Veintidós años después, en 1845, uno de los sucesores de Monroe, James Folk, retomó su doctrina para conseguir que Estados Unidos se hiciera de Texas que, como todos sabemos, en ese entonces pertenecía a México.

La historia de la Doctrina Monroe fue el alimento de la política intervencionista de Estados Unidos con respecto a los países latinoamericanos. El relato de la intromisión estadounidense en países como Chile, Nicaragua, México, Panamá, Guatemala y Cuba se hizo efectivo gracias a la narrativa del país norteamericano de proteger las incipientes democracias latinoamericanas de la temible invasión europea y luego, de la amenaza comunista.

De acuerdo con Allenby: Los Estados Unidos son particularmente susceptibles a la narrativa armada. Esto se debe a que Estados Unidos es el principal poder de la Ilustración en el mundo, basado en los principios de racionalidad aplicada, equilibrio de poder y derechos individuales . Para el investigador, Estados Unidos no puede hacer uso de las narrativas armadas, debido a que su ambigüedad y relativismo moral son profundamente antiamericanos .

Sin embargo, la política del Gran Garrote (Big Stick Policy), impulsada por el presidente Theodore Roosvelt, a principios del siglo XX, fue otras de las historias que perpetuaron la narrativa de la Doctrina Monroe e hicieron posible que Panamá se independizara de Colombia. En 1901, Estados Unidos e Inglaterra firmaron el tratado Hay-Pauncefote con el que desconocieron la soberanía colombiana en el territorio que ahora ocupa Panamá, para garantizar su participación en el canal que conecta el Océano Pacífico con el Altántico.

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De acuerdo con los directivos de la Iniciativa de las Narrativas Armadas, la velocidad y el exceso de información han provocado que las personas se interesen por narrativas cada vez más simples. Al ofrecer un pasaje barato a través de un mundo complejo, la narrativa armada proporciona seguridad emocional a costa de la comprensión racional . Dicha eliminación de la racionalidad conlleva a la manipulación de las sociedades.

Para Garreau, la tecnología es el instrumento que ha permitido que las narrativas armadas lleguen con tanta rapidez y de forma tan brutal como para minar las defensas estadounidenses. Además, como plantea John Herrman en el White Paper, la homogeneidad de la información que recibimos a través de las redes sociales crea la apariencia de que existe un consenso universal y aquellas personas que no caben dentro de este consenso pueden ser condenadas al ostracismo e incluso amenazados.

Una más de las narrativas armadas utilizadas por Estados Unidos es la de la Fundación Nacional para Democracia (NED, por su sigla en inglés), que sirvió como el punto de inflexión entre el país de América del Norte y algunas de las naciones que se vieron envueltas en lo que se llamó la Primavera Árabe, entre las que destaca Egipto.

De acuerdo con Devon Douglas-Bowers, del Instituto Hampton, irónicamente, la NED no se utiliza para la difusión de la democracia, sino que fue establecida por la administración Reagan para ayudar en el derrocamiento de los gobiernos extranjeros, después de revelar las operaciones encubiertas de la CIA (...) Estados Unidos apoyó tanto al presidente egipcio Hosni Mubarak como a los manifestantes, en un intento por asegurarse de que, sin importar lo que ocurriera, Estados Unidos seguiría su camino .

Contrario a la opinión de Allenby y Garreau, el investigador Daniel Rothenberg, en uno de los artículos dentro del White Paper, aclara que no es la información en sí lo que causa confusión y ambigüedad en las personas, sino la desconfianza en quien produce esta información. En este sentido, si un gobierno pierde la confianza de la población, la veracidad de cualquier documento o declaración oficial de ese gobierno puede ser puesta en duda, explicó.

En un artículo publicado en The New York Times por John Herrman, el uso de las narrativas armadas implica una contradicción en sí mismo, ya que se usa para describir tanto la retórica que podría incitar a la violencia y la crítica a esta retórica violenta.

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Estados Unidos está más que preparado para enfrentar cualquier tipo de ataque de las narrativas armadas, pues las ha utilizado para incidir política y diplomáticamente en México, Latinoamérica y Oriente.

rodrigo.riquelme@eleconomista.mx

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