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Cuando el dinero ajeno se acaba
La coyuntura (qué casualidad) entre el festejo del 15 de mayo y el aumento salarial al magisterio en México cada año produce una sensación mayor de hartazgo en la población, incluido el propio magisterio, el de verdad.
La coyuntura (qué casualidad) entre el festejo del 15 de mayo y el aumento salarial al magisterio en México cada año produce una sensación mayor de hartazgo en la población, incluido el propio magisterio, el de verdad.
Ocurren dos cosas: más de 5% de aumento difícilmente puede ser otorgado en cualquier otra industria, pese a la generación de riqueza que esos otros pueden ser capaces de generar, aclarando que la riqueza educativa en el aula es de mucho mayor valía que la monetaria, si se generara.
Y es en este tema donde surge la segunda inconformidad: con presión, a base de marchas, huelgas, vandalismo y delincuencia fue como los líderes de los maestros lograron su cometido y el gobierno federal dobló lo brazos (dicho sea de paso, el camino ya está trazado para el resto de los pseudotrabajadores en el país).
Aunado a lo anterior, no creo que los grupos de poder hayan quedado satisfechos, pues son insaciables, la lucha por la no evaluación y aplicación de la reforma los llevará más tarde que temprano a continuar con su lucha porque la educación en México sea como ellos deciden que debe ser: sin clases.
Esto trae a la mente el comentario de la hoy multicitada y recientemente fallecida Margaret Thatcher, haciendo alusión a cómo el modelo socialista rompe en el fin del dinero ajeno, pues este modelo sindicalista terminará por quebrar lo poco que queda de las instituciones generadoras de ingresos en el país, léase Pemex, CFE y la misma SHCP.
El panorama no es nada halagador en lo que a salarios, aumentos y sindicatos se refiere, sobrepasando el impacto negativo en las aulas por ausentismo (con y sin presencia de los profesores -que, en algunos casos, el daño es menor en su ausencia-); se conjuga con el derroche económico que el país tiene que hacer para mantener una estructura como la que hoy se tiene.
Dichosos los alumnos que tienen la oportunidad de escuchar a un profesor en toda la extensión de la palabra, dichoso México que aún puede contar con ese selecto grupo de miembros del magisterio que, entregados a su profesión, hacen del mal pago que reciben (y las estadísticas internacionales hacen muestra de ello) un momento para dar todo de sí en el aula, lo inexplicable entonces es cómo a partir de un incremento como el generado, la profesión, en términos económicos, se ha deteriorado tanto. Tarde o temprano la riqueza ajena terminará por hacer mella y el daño social, por el sector del que se trata, terminará impactando fuertemente al país.?
*El Mtro. Ricardo Gutiérrez es profesor del Tecnológico de Monterrey Campus Toluca. ricardo.gtz@itesm.mx