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El miedo a lo desconocido

La lista de cosas que a los humanos nos genera incertidumbre es interminable, pero, afortunadamente, en los mercados existen herramientas que nos ayudan a manejar esa incertidumbre y se llaman derivados.

Queridos amigos: dentro de las muchas cosas que he aprendido a lo largo de los años, se encuentra el terror que la mayoría de la gente le tiene a lo nuevo, a lo desconocido a lo que no controla. Esto en los mercados se llama incertidumbre, que se transforma en volatilidad y que es, precisamente, lo que hemos venido experimentando ya desde hace un buen tiempo.

Hoy, la gente se pregunta ¿qué irá a pasar con la crisis europea?, ¿lograrán ponerse de acuerdo con el fin de que se evite la desintegración de la Unión Europea?, ¿podrá Estados Unidos esquivar la recesión que se le avecina?, ¿podrá China y el conjunto de países asiáticos evitar una desaceleración económica que ya está pasando su cuota al resto de los países del planeta?, ¿quién ganará las próximas elecciones presidenciales en Estados Unidos?, ¿quién conviene a México?, ¿cómo nos irá a los mexicanos con el nuevo gobierno?

La lista de cosas que a los humanos nos genera incertidumbre es interminable, pero, afortunadamente, en los mercados existen herramientas que nos ayudan a manejar esa incertidumbre y se llaman derivados.

Los instrumentos derivados son seguros de precios que se negocian en una Bolsa y que nos permiten, por ejemplo, fijar el tipo de cambio de un importador que tiene cuentas por pagar en dólares a una fecha futura, o convertir los créditos de tasa variable a tasa fija. También sirven para fijar los precios de compra de los insumos de ciertas materias primas, o por ejemplo, asegurar un precio mínimo de venta para los productos del campo, como el maíz que producen nuestros agricultores.

Lo curioso es que a mucha gente le da miedo utilizar estos instrumentos porque no los conocen. A ellos les digo que es momento de perder el miedo y hacer algo nuevo para tomar el destino de sus empresas y negocios en sus manos.

La volatilidad sin duda seguirá a tope y lo que no puede suceder es que su futuro y el de su familia queden a merced de los vaivenes de los mercados.

Prueba de lo anterior es lo que sucedió la semana pasada. En Europa, se fue la semana esperando y viendo si los alemanes les darían oportunidad a los griegos de aplazar por dos años las medidas de austeridad que tiene que aplicar para recibir el tramo de ayuda pendiente.

Tras una larga semana de dimes y diretes, finalmente Angela Merkel dejó bien en claro que no habrá más plazos. Los griegos tienen que cumplir en tiempo y forma; sin embargo, dijo que la solución no está en que los helenos se retiren de la Unión Europea y que la crisis del euro no se pude solucionar de un solo golpe, sino paso a paso , y a todos nos queda claro que la crisis en Europa se ha manejado gallo-gallina, generando mayor incertidumbre.

En Estados Unidos, los mercados estuvieron atentos a las declaraciones de Ben Bernanke y a la posibilidad de que exista una ronda más de inyecciones de liquidez para echar a volar su economía. Interesante que a finales de la semana se colara una carta de Bernanke dirigida a un Senador californiano en la que dejara entrever que la Fed cuenta con las herramientas, de ser necesario, para ofrecer nuevos estímulos a los mercados, y yo me pregunto: ¿Qué esperan? El empleo sigue para llorar y aunque algunos indicadores muestran una leve recuperación, la verdad es que la población de ese país no siente lo duro sino lo tupido.

Mientras unos siguen inmóviles por el miedo, otros ya están tomando las riendas de su destino a través de las coberturas. ¿Tú, de cuáles eres?

*Alfonso García Araneda es director general de GAMAA Derivados.

aga@gamaa.com.mx

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