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Lo que realmente importa
En las jornadas recientes presenciamos los efectos adversos de un nuevo episodio de aversión al riesgo en los mercados globales, provocado por los problemas relacionados con la deuda pública y el sector financiero en los países de la periferia de Europa, principalmente Irlanda.
En las jornadas recientes presenciamos los efectos adversos de un nuevo episodio de aversión al riesgo en los mercados globales, provocado por los problemas relacionados con la deuda pública y el sector financiero en los países de la periferia de Europa, principalmente Irlanda.
Ésta fue la razón principal de que los mercados globales registraran una corrección a la baja sobre el importante rally de ganancias que mostraban desde agosto pasado. A ojos de muchos, el resurgimiento de la crisis europea implica una razón suficiente para pensar en un factor definitivo que cambiase la tendencia positiva de los mercados.
No obstante, lo que hemos visto es algo distinto: los inversionistas impulsan a los mercados en cuanto se conocen datos favorables sobre el desempeño económico. Tal y como sucedió ayer, en que un buen dato de solicitudes de seguro de desempleo en Estados Unidos, la mejora de la confianza del consumidor y del ingreso personal generaron una sesión de fuertes ganancias.
Esto nos lleva a pensar que la información económica -sobre todo aquella relacionada con la capacidad de gasto de los consumidores, llámese las cifras de empleo, de ventas comerciales o de confianza, etcétera- tiene un peso mayor en la percepción de los inversionistas, que los avatares de los países europeos con relación a su deuda.
En otras palabras, los mercados podrían ser capaces de resistir oleajes adversos producto de momentos de elevada incertidumbre, siempre y cuando el flujo de información económica continúe describiendo una recuperación y datos mejores a los anticipados.
Es difícil pensar que en los meses venideros el asunto europeo dejará de influir en los mercados; sobre todo si España, que es la cuarta economía de la zona, cae en problemas de especulación adversa similares a los de Grecia e Irlanda. Mientras no haya una solución generalizada al problema, es entendible que los inversionistas asuman que algo así puede pasar.
Al observar la información económica favorable y la postura agresiva de las autoridades, intuimos que la marcha de los mercados seguirá manteniéndose dentro de un ambiente de optimismo.
Esperamos rallies positivos hacia el cierre de año, en especial en México, debido a la influencia que las afores tienen sobre el mercado y los recientes golpes que han recibido por el aumento de las tasas de interés. Es explicable que la operación de grandes volúmenes que hacen estas entidades influya de manera positiva para mantener al índice de la Bolsa en niveles elevados.
Esta situación no está exenta de problemas. La información económica favorable no permite que las tasas de largo plazo bajen, por el contrario, propicia niveles mayores. Lo anterior va en contrasentido de las intenciones que tienen la Reserva Federal y los bancos centrales de países desarrollados.
Es probable que la historia en el desempeño de los activos como las bolsas y los commodities no sea la misma en el mercado de deuda; en donde, si las cifras continúan mejorando y las tasas adoptan niveles más altos, las fuertes ganancias que observamos en este año no estarán presentes en el 2011.
Por lo pronto, consideramos que, a menos que la tensión en Europa se prolongue por varias semanas más, el cierre del año va a ser favorable. Sobre todo si la información económica sugiere una dinámica de crecimiento más sólida. Por lo tanto, recomendamos prestar atención a los datos económicos de la misma manera que a las noticias sobre la situación europea; buenos datos pueden desvanecer los efectos adversos de esta situación.
*Rodolfo Campuzano Meza es director de Análisis de Invex. Cualquier pregunta o comentario puede ser enviado al correo: perspectivas@invex.com