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Nuevas medidas del BCE para paliar la crisis

El Banco Central Europeo (BCE) expandió su programa de compras de activos a bonos soberanos y bonos emitidos por agencias en la zona del euro. El objetivo de esta medida es combatir el riesgo deflacionario con un instrumento alternativo a la determinación de tasas, herramienta agotada que ya se encuentra en niveles mínimos.

La parte corta de la curva de rendimientos responde efectivamente a esta medida, por ejemplo, en todos los países de la zona del euro la tasa de depósitos a un día, equivalente a la TIIE (3.3%), no pasa de 0.34 por ciento.

Este comportamiento lo observamos también en México. Tanto los Cetes como la TIIE están altamente correlacionados con la tasa objetivo, no siendo éste el caso de la parte larga de la curva, que responde al nivel de riesgo del país, medido a través de los Credit Default Swaps (CDS) y a las expectativas de crecimiento.

Ante la necesidad de (1) incentivar la inversión en proyectos productivos, que a su vez generan empleo; (2) abaratar el costo de financiamiento para las empresas y los hogares, incrementando el ingreso disponible y por lo tanto la demanda agregada, logrando subir los precios, es decir, (3) causar inflación, el BCE decidió enfocarse en las tasas a largo plazo a través de la compra de activos en el mercado secundario, el Quantitative Easing.

A partir de este mes, el BCE estará inyectando mensualmente al mercado 6,000 millones de euros mediante la compra de bonos soberanos, bonos respaldados por hipotecas y bonos corporativos con grado de inversión. El alto volumen le permitirá aumentar la demanda para acrecentar los precios y así disminuir las tasas a largo plazo. El hecho de que se incluya en el programa de compras a los bonos soberanos de la zona del euro, además, le permitirá al banco central reducir los costos de financiamiento de los gobiernos europeos, disminuyendo el riesgo de contagio entre las economías ante un posible default griego.

Debemos distinguir a un grupo de países: España, Grecia, Hungría, Italia, Portugal y Eslovaquia, que hasta noviembre acumulaban al menos seis meses de tasas anuales negativas de inflación y por lo tanto pueden considerarse ya en deflación. Estas naciones mostraron caídas a tasa anual del PIB en el 2013 y observan tasas de desempleo mayores a 10%, con España y Grecia alcanzando niveles de 25% hace más de dos años. En el último mes, sin considerar a Grecia, los CDS a 10 años de estos países se han reducido entre 8 y 28%, adelantando la posibilidad de que sus tasas de interés fueran presionadas a la baja.

Estos casos, así como los de Chipre y Croacia que aunque apenas observan un mes de tasa de inflación negativa muestran periodos prolongados de retrocesos del PIB, así como altas tasas de desempleo, los que necesitan en mayor medida el estímulo para la economía. Caso contrario a Alemania, Suecia, Malta y Lituania, que mantienen un crecimiento estable del Producto Interno Bruto, tasas de desempleo menores a 10% y tasas de inflación positivas, aunque en la mayoría de los casos menores a 1 por ciento.

El mercado recibió como una buena noticia las nuevas medidas, con ganancias de más de 1% para los índices europeos. Consideramos que lo que el BCE puede lograr con este programa es un control de riesgos para sus economías más frágiles.

*Ana Tellería es analista de Renta Fija en Signum Research

ana.telleria@signumresearch.com

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