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¿Qué pasa con la inflación en México?

En el ambiente económico global se discute sobre la concreción o no de una mayor inflación. La afluencia de datos de crecimiento positivos y la presión en los precios de los bienes básicos la generan.

En el ambiente económico global se discute sobre la concreción o no de una mayor inflación. La afluencia de datos de crecimiento positivos y la presión en los precios de los bienes básicos la generan. La discusión se centra en cuándo habrá una inflación tal que cambie la postura de las autoridades, principalmente de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed).

Algunas autoridades ya han tomado acción. La semana pasada el Banco Central Europeo (BCE) incrementó las tasas de interés de referencia en un cuarto de punto poniendo como argumento principal el alza de precios provocada por el costo del petróleo y otros commodities. El Banco Popular de China hizo lo propio por quinta vez en un espacio de seis meses. No descartamos que dichos organismos restrinjan nuevamente su postura.

De manera sorpresiva, la inflación en México parece ir en sentido contrario a la de países avanzados.

El resultado de la inflación a marzo fue inesperadamente muy bajo, tanto que mandó a la inflación de los últimos 12 meses a un nivel tan sólo cuatro centésimas por encima del objetivo de Banxico (3.04 por ciento).

Hay que tener cuidado con extrapolar esta tendencia de la inflación en nuestro país. Si bien es cierto que la economía aún muestra señales de cierta holgura en algunos rubros, el descenso de la inflación se debe a circunstancias muy particulares y claramente temporales.

En primera instancia, hay una clara disociación entre la inflación de mercancías y la de servicios; la primera apunta claramente hacia arriba.

El subíndice de mercancías refleja las presiones de los incrementos en los precios de bienes básicos y su afectación sobre algunos productos industrializados, principalmente alimentos. Esa tendencia seguirá presente en los meses siguientes.

En cuanto a la inflación de servicios, conforme el crecimiento siga registrándose a tasas elevadas, como vemos en los meses actuales, habrá una menor presión de baja.

En eso consiste la famosa reducción de la brecha del producto de la que habla el Banco de México.

Pero el resultado tan extraordinario no responde a estas tendencias, mismas que ya tienen algunos meses mostrándose.

Responde más bien a una baja extraordinaria de precios en el rubro de bienes agropecuarios. Hay que recordar que, a pesar de las modificaciones hechas a la ponderación en enero pasado, la variación en precios de algunas frutas y verduras mantiene una influencia relevante en el Índice de Precios al Consumidor.

El famoso factor pico de gallo al que en años pasados se refería el exgobernador Ortiz sigue presente: es muy volátil y ahora registra una inflación anual negativa.

No podemos asumir que así será todo el año; eso es poco probable. En los siguientes meses la inflación deberá repuntar y, si los precios de los bienes agropecuarios entran en un ciclo veloz de alza, pudiera haber sorpresas en sentido contrario a las que hemos visto en el primer trimestre.

No indicamos el riesgo de una inflación muy elevada (nuestro estimado se mantiene en 3.96 por ciento).

Pensamos que el Banco de México seguirá sin subir las tasas en lo que resta del año. No obstante, hay que cuidar no utilizar el argumento de la baja actual para proponer una situación de inflación diferente a la del mundo. Eso no es cierto.

En México, como en otros lados, la discusión el resto del año se centrará en cuándo y cómo se seguirá presionando la inflación.

*Rodolfo Campuzano Meza es director de Análisis de INVEX. Cualquier pregunta o comentario puede ser enviado al correo perspectivas@invex.com

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