Un modelo económico integral

Tras haber leído tanto el proceso como el resultado de un experimento muy simple en un entorno académico, resultaron muy evidente las fallas del modelo socialista y del modelo capitalista. En torno de esto, tres puntos pueden ser sometidos a discusión.

El primero: el esquema socialista tiene un fondo extraordinario y una aplicación equivocada. Pretender una repartición de la riqueza equitativa termina empañándose por la irracionalidad de las personas. Si, bajo este panorama, todos pretendiéramos obtener siempre un bien colectivo superior, el socialismo estaría en auge; sin embargo, el conformismo humano propicia obtener el menor de los beneficios.

Por otro lado, el capitalismo exige competencia y, ante ello, habrá ganadores y perdedores, ricos y pobres, mas hace falta crear las condiciones para que dicha competencia no amplíe considerablemente la brecha entre los participantes. Entre menores oportunidades de mejora se generen, mayores serán las distancias entre unos y otros.

El tercer punto es extraer lo mejor de ambos modelos, partiendo de su propia esencia. Qué sería del socialismo si hubiera un pleno convencimiento de todos los miembros de una sociedad por buscar un bienestar superior, o qué sería del capitalismo si se sentaran las bases para una competencia en igualdad de circunstancias. Sea cual fuere la postura, ambos modelos tenderían a darle a las personas mejores condiciones que las que actualmente tienen.

Para enmarcar esta postura, de bienestar colectivo superior y/o competencia justa, habrá que entender que la riqueza no es una y que por ello, al dividirla entre los miembros de una sociedad, el individuo estará en posibilidades de buscar algo más que la razón equitativa o que la repartición dispar de cada modelo económico respectivamente. Con esta nota, una posible propuesta de mejora a la situación actual, buena o mala, está en propiciar los tres elementos: mejora colectiva, competencia equitativa y generación de riqueza.

Muy probablemente los dos primeros tengan que emanar de la sociedad misma, pero el último elemento es resultado de establecer las condiciones propicias en la economía para crear más que para transferir, y así hablamos de explorar nuevos mercados, de generar nuevos productos, de facilitar la exportación, de atraer la Inversión Extranjera Directa, de alentar avances en tecnología y de coadyuvar a la incubación de negocios de base tecnológica. A la vista de esto, el modelo no necesariamente es la cuestión, sino los elementos que pongamos a la disposición de ellos.

*El maestro Ricardo Gutiérrez es profesor del Tecnológico de Monterrey Campus Toluca. ricardo.gtz@itesm.mx.