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Bannon, el software ideológico de Trump
Un sentimiento de angustia surge del juego de traiciones que rodean al presidente de Estados Unidos.
Steve Bannon es el software ideológico de Donald Trump, su alter ego.
A Bannon se le puede considerar un personaje siniestro, racista y desleal, pero no es presidente de Estados Unidos. Trump exige lealtad, pero no la obsequia; en la confrontación entre supremacistas y progresistas, apuesta por los primeros (que no se nos olvide Charlottesville). Es siniestro por su oscuro y desagradable comportamiento. Y, lo grave para Estados Unidos y el mundo, Trump es presidente.
El libro Fire and Fury: Inside the Trump White House escrito por el periodista Michael Wolff, es una especie de Wikileaks o Snowden, recargados, sobre la vida cotidiana del presidente de Estados Unidos. Si Assange colocó en la vitrina global de la red un conjunto de rasgos y reacciones de diplomáticos y mandatarios, Wolff, con información de Bannon, demuestra que Trump es un mal actor (pensó que perdería las elecciones presidenciales). Si Snowden comprobó que detrás del mundo lúdico de Apple, Facebook o Twitter, se encontraba la Agencia Nacional de Seguridad, Bannon se revela como auténtico espía del Despacho Oval.
La extraña presencia de Ivanka Trump, durante una reunión de su papá con Justin Trudeau el 17 de marzo en la Casa Blanca, no fue casualidad. Tampoco lo fue un evento de Ivanka con Angela Merkel, Christine Lagarde y Chrystia Freeland (ministra de Exteriores canadiense) en Berlín el 25 de abril. En efecto, las aspiraciones presidenciales de Ivanka están sobre la mesa del Despacho Oval.
Las intenciones de la hija del presidente pueden resultar una suma de nimiedades, lo que sí preocupa es el total desconocimiento de las claves políticas que dan vida a Washington. John Wagner, periodista del Washington Post, escribió la noche del miércoles en la página electrónica del periódico algunos de los principales fragmentos del libro.
Durante la campaña electoral, a Trump “no le interesaban los consejos que ponían en conflicto sus instintos”, escribe Wagner.
Sobre su nula preparación política, queda claro cuando no supo identificar a John Boehner como un republicano que ocupó la presidencia de la Cámara de Representantes entre el 2011 y el 2015.
Si Rex Tillerson, actual secretario de Estado, calificó de “imbécil” a Trump, Bannon lo caricaturiza.
Como bien lo indica Callum Borchers en The Washington Post, el libro Fire and Fury puede resultar una basura, exceptuando la parte que nos gusta. En efecto, el adelanto de algunas partes del libro nos invita a formular una pregunta: ¿cuál es la razón por la que Bannon traiciona a Trump? Es algo más que una traición. Calificar a la hija del presidente como una “tonta como un ladrillo” rebasa a la intención de una traición.
Fue en abril cuando algunos medios publicaron sobre el sorprendente distanciamiento entre Bannon y el yerno del presidente, Jared Kushner. En aquel entonces, Sean Spicer, el vocero de Trump, dijo al respecto: “El presidente tiene mucha confianza en su equipo”. Ahora vemos que la ruptura entre ambos no era una mentira.
Bannon no ha perdido la batalla contra Trump. Tiene la denominación de origen. Sus ojos apuntan al 2020. Como Ivanka, quiere ser presidente.