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Opinión

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De las 3 “R” a los Modelos de Economía Circular

Muchos hemos escuchando las llamadas tres “R” de la ecología: reducir, reutilizar y reciclar, como una buena medida para ayudar al medio ambiente y cuidar nuestro planeta; y cuando nos encontramos con el concepto de economía circular, pudiera parecernos más de lo mismo. Sin embargo, este “nuevo” modelo de producción va mucho más allá de estas tres estrategias, con la intensión de preservar y mejorar el capital natural, optimizar el uso de los recursos y fomentar la eficacia del sistema a partir de ciclos técnicos y biológicos.

En el caso de los materiales biológicos se utilizan los propios ciclos naturales para la descomposición y reintegración de esta materia prima a los sistemas vivos para proveer recursos renovables; y por su parte, los ciclos técnicos recuperan y restauran materiales, productos y/o sus componentes mediante estrategias de mantenimiento, reutilización, redistribución, reparación, renovación, remanufactura o reciclaje.

En este sentido, los modelos circulares se pueden utilizar como una herramienta en la lucha contra el cambio climático y otros problemas ambientales, y aunque no solucionan por sí solos estos enormes retos, si pueden llegar a contribuir en este sentido, buscando dejar atrás los modelos de diseño, producción y consumo lineal, para dar paso a los modelos circulares.

Entre los múltiples aspectos a considerar en un modelo de economía circular, son muy importantes el diseño del producto o servicio, y el modelo de negocio a utilizar. En cuanto al diseño circular, éste se inspira en la naturaleza y el design thinking y busca eliminar los residuos generados a lo largo del ciclo de vida del producto, y que no se llegue a un final de vida como tal, sino que se continúe en ciclos cerrados que permitan mantener el valor de éste y/o sus componentes, con una cuidadosa selección de los materiales o insumos a ser utilizados. 

Por su parte, el modelo de negocio es el que permitirá hacerlo viable y sostenible en el tiempo, mediante la valorización de residuos como insumos, la prolongación de la vida útil del producto, el uso compartido de éstos a través de plataformas de economía colaborativa, o los esquemas de “producto como servicio”, por mencionar algunos. Todos estos modelos permiten incorporar la circularidad al negocio, a partir no nada más del producto, sino de los esquemas de producción, comercialización, uso y desecho del mismo, involucrando a toda su cadena de valor.

Sin duda, estos modelos circulares implican el reto de repensar la forma en cómo diseñamos productos o servicios, cómo se comercializan y finalmente cómo se usan y desechan, pero también abre grandes oportunidades para nuevos emprendimientos y/o modelos de negocio innovadoras que contribuyan al desarrollo sostenible más que lo logrado hasta ahora con las 3 R’s.

* Jorge Reyes Iturbide es Director del Centro IDEARSE para la Responsabilidad y Sustentabilidad de la Empresa de la Universidad Anáhuac México. 

idearse@anahuac.mx

Twitter: @J_ReyesIturbide y @Centro_IDEARSE

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