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Economía sin políticas públicas
La economía mexicana está llegando a esta carrera presidencial mejor de lo esperado. Iniciando el 2023 con una buena primera mitad del año y a pesar de que los bancos centrales subieron la tasa de interés considerablemente e incluso la FED ha subido más del 5%. Las economías han sido resilientes, así que la recesión tanto de EU como de México se aleja.
Pero no se puede cantar victoria de que no habrá una recesión o mejoraremos de forma interna. Se tendrán que hacer (lo ideal es que todavía en este sexenio, o en su defecto como prioridad en el subsecuente) un par de políticas ejes para el país; la del cambio climático que incluye al agua y a las energías renovables y una política de salud.
En cuanto a la responsabilidad financiera, a decir de especialistas como Raúl Feliz, en Estados Unidos la crisis que comenzó con la banca regional parece que fue contenida por las acciones de las autoridades y no tendrá un impacto en la economía y con ello también se blinda México.
Y aunque la economía mundial se está desacelerando y 2023-24 van a hacer años por debajo de la expectativa, el relativo buen momento que vive la economía norteamericana y mexicana, se mantendrá de frente a que se aleja la recesión.
No es lo óptimo, es cierto, el trabajo que deberán hacer los Bancos Centrales será más largo del esperado. Pero no es preocupante como hace siete meses, cuando la inflación en México supero el 9%. Así que hoy parece haber mejores condiciones para que el proceso electoral suceda en una estabilidad macro. Claro, siempre y cuando no haya sucesos externos o internos inesperados que pongan en riesgo la situación del país.
No obstante, y pese al crecimiento de 2% que se prevé para la economía mexicana de este año, hay elementos internos que deberán atenderse para hacer lo propio y fortalecernos como país, de lo contrario será una bomba de tiempo.
Una política nacional de salud y otra, de cambio climático son ejes para el cierre de este sexenio o ejes centrales para el subsecuente.
En materia de salud hoy está todo revuelto. No se entiende cómo será la reestructura. Para especialistas de gobierno, iniciativa privada e internacionales, las compras consolidadas y la distribución eran pasos que se buscaron por varios sexenios, incluso fue tema de políticos del actual gobierno.
¿Qué necesitaba mejoras y qué el seguro popular generaba grandes costos? ¿Qué el presupuesto de temas de salud no tenía claridad? Todo se puede entender y todo es perfectible, pero un borrón y cuenta nueva sin estrategia nacional, ponen hoy a los mexicanos en una endeble situación que genera escasees de medicamentos, falta de atención para los más necesitados, vulnerabilidad en hospitales que habían sido el pilar, como es: La Raza.
Y ni que hablar de los gastos tan altos en el tema de salud para medio atender las necesidades, vía licitaciones directas, falta de distribución, mantenimiento y así la lista es larga sin necesidad de alinear de verdad una política nacional.
El “ya merito” sigue prevaleciendo y afectando considerablemente. Qué decir del cambio climático que México no atiende como debería, al no haber política ni eje a seguir. Qué pasa con las inversiones en materia hidráulica, energética, energías limpias, combustibles. Proyectos de corto, mediano y largo plazo, dónde se involucren a gobierno, políticos, empresas y sociedad.
Siguen sin aparecer y haciendo uso con lo que se cuenta, generando un retraso o un acelere en la toma de decisiones que tendrá que realizar el siguiente Gobierno, mismo que sin lugar a duda, no tendrá la misma libertad que el actual.
Por lo pronto, los apagones y escasez que sufren por lo menos 14 millones de mexicanos no tienen agua, otros carecen drenaje, se requieren por lo menos 75 mil millones de pesos y no que hablar del retraso que se tiene en energías renovables debido al stand by en que se tiene el tema. Será que se haga algo, ahora sí.