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Opinión

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Economías y beneficios del expediente clínico electrónico

En su más reciente entrega de la serie de Working Papers sobre la simbiosis tecnológica con temas cruciales como la salud, la educación, la política fiscal y la economía digital, The Competitive Intelligence Unit publicó el relativo al “Expediente Clínico Electrónico en México” (https://bit.ly/3n1SkPq).

¿Qué es un Expediente Clínico Electrónico (ECE)? Un ECE contiene información histórica, en formato digital, sobre el estado de salud de un paciente, así como los diferentes actos médicos y procedimientos ejecutados a este, por parte de profesionales de la salud. Incluye información escrita, gráfica, electrónica, magnética, electromagnética y contribuye a una prestación óptima de los servicios de salud.

Conforme a la experiencia internacional, el documento analiza los factores que inciden en la implementación de un Sistema de Expediente Clínico Electrónico (SECE), desde los aspectos técnicos, operativos y económicos, hasta el marco legal que rige en nuestro país.

Casos de Implementación. México no es ajeno a la implementación de un SECE, a la fecha se identificaron 65 casos a nivel nacional y, en el ámbito local, se encuentran el Sistema Administrativo del Expediente Clínico de Colima (SAECCOL) o el Sistema de Administración Médica e información Hospitalaria (SAMIH), en la Ciudad de México.

Incluso, se cuenta con mecanismos regulatorios que buscan garantizar la interoperabilidad, el procesamiento, la interpretación, la confidencialidad, la seguridad y el uso de estándares y catálogos de información en estos sistemas (NOM-024-SSA3-2012). Asimismo, estimaciones de la Secretaría de Salud apuntan que la implementación de un ECE de forma universal generaría ahorros para el sistema de salud público por 38 mil millones de pesos, equivalentes a 17% del monto presupuestado para salud universal en 2022.

Barreras al Desarrollo de un SECE. Las características del sistema de salud mexicano, como su elevado grado de fragmentación y falta de coordinación entre las autoridades federal y estatales, constituyen barreras para implementar un SECE interoperable. Por ello, se requiere de una estrecha colaboración entre la industria tecnológica y el sistema de salud.

Otro factor por solventar es la brecha digital.

Los Censos Económicos de 2019 y el Censo de Población de 2020 (INEGI) apuntan que 78.1% de los hospitales, 43% de los prestadores de servicios de salud y 52% de los hogares cuentan con acceso a internet. En este sentido, contribuye de manera fundamental promover para su creación y operación la conectividad en los centros de salud públicos y privados, la cobertura y capacidades de la Red Pública Compartida.

Smartphones y Wearables como Habilitadores. La masificación del uso de smartphones en México resuelve un eslabón de la cadena de conectividad, al ser dispositivos que habilitan el acceso y gestión de información de un ECE.

Al segundo trimestre de 2021, estos alcanzaron una contabilidad de 118.4 millones o 92.7% del total de líneas en México.

También las capacidades de los wearables son fuente importante del procesamiento de información y monitoreo del estado de salud de sus usuarios, por lo que junto a los smartphones, deben ser considerados como dispositivos sobre los que debe descansar el acceso e intercambio de información de salud.

A partir de las barreras referidas, es de toral importancia impulsar una solución tecnológica de este calado que derive en beneficios generalizados para los pacientes y para el sistema de salud del país. Con todo, la tarea de contar con una plataforma interoperable que los integre es una asignatura pendiente.

@ernestopiedras

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Director General de The Competitive Intelligence Unit

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