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El Grupo de Puebla secuestra a la CELAC
Todos, todos, todos ayudaron, apoyaron a México”.
Lo dijo AMLO el miércoles en referencia a la sesión extraordinaria de la CELAC dedicada al asalto de la embajada en Quito, celebrada el martes.
Eliminando el filtro de la posverdad, no fue así. Es cierto que no ha existido una sola voz en la región que haya aprobado la entrada de la policía a la legación mexicana, pero solo el Grupo de Puebla votaría a favor de la suspensión de Ecuador en la ONU.
La sesión del martes representa un fracaso para AMLO y un golpe de realismo sobre las divisiones que existen en la CELAC.
La CELAC ha sido dinamitada por el Grupo de Puebla. Nunca tuvo interés en evolucionar como un mecanismo multilateral serio. Nació para rivalizar con la OEA, pero sin presupuesto; eso sí, generando un derroche de fanatismo ideológico.
AMLO fue ingenuo al pensar que la CELAC lo apoyaría por consenso. Es imposible cuando tres de sus embajadores en la región han sido declarados personas non gratas.
A la sesión extraordinaria asistieron solo nueve de los 33 presidentes o jefes de Estado; no lograron firmar una declaración conjunta; y Uruguay mostró su enfado porque la presidencia pre tempore (Honduras) decidió cambiar las reglas (Xiomara Castro tiene como asesor estrella a Rafael Correa).
Las embajadas de México en América Latina han sido convertidas en tanques ideológicos dirigidos por el Grupo de Puebla.
Desde el exterior, la imagen de AMLO no es la de un demócrata liberal que apoye la separación de poderes. Por el contrario, su imagen ya es vinculada a las de Maduro, Díaz-Canel, Correa y Morales: populistas que han aprovechado la posverdad para revestirse de demócratas.
La diplomacia en AMLO es personal, no de Estado. Identifica su propio yo con la nación. Presume que solo puede ser juzgado por Dios o por la historia. Desprecia a los otros. Por esta razón le pidió a Xiomara Castro que no le permitiera participar a Ecuador en la reunión del martes.
AMLO perdió el contacto con la realidad al pedir al Consejo de Seguridad no vetar (una resolución que nunca llegará: la suspensión de Ecuador).