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Opinión

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El dictado del presidente para su candidata

Al momento de escribir esta colaboración, aún no se daba a conocer el contenido de las diversas iniciativas cuyo sentido esbozó el presidente López Obrador durante su discurso ayer por la tarde en el antiguo recinto parlamentario que se ubica en Palacio Nacional. Sin embargo, a partir de lo que expresó durante su intervención, lo primero que quedó de manifiesto es que lo que el presidente busca es imponer a la candidata de su movimiento a la presidencia de la República, a Claudia Sheinbaum, un conjunto de principios y políticas sobre las que deberá estructurar su campaña y sus mensajes centrales.

Se trata, en los hechos, de un conjunto de propuestas que en condiciones normales conformarían la oferta política de alguien que busca el voto de los mexicanos para ser electa o electo como presidente de la República. También podría considerarse como el anuncio de un plan de gobierno de quien acaba de asumir la titularidad del Poder Ejecutivo. Pero que un presidente lance prácticamente 20 iniciativas de reforma a la Constitución justo cuando transcurre el último período ordinario de sesiones de la Cámara de Diputados y del Senado de la República, a unos meses de que concluya su administración suena a un burdo ardid electoral, o bien, a un reconocimiento tácito de que ha fracasado en aspectos clave que ofreció cuando fue candidato y desde que inició su gestión.

Parecería que todas sus iniciativas son reformas a la Constitución. Algunas de ellas son reiteraciones de políticas que ha instrumentado, o reiteraciones de principios que ya están contenidos en la Carta Magna, como la que señaló como número cuatro, garantizar atención médica integral gratuita a todos los mexicanos, lo que ya está previsto hoy en día en el artículo 4 de la Constitución.

Por otra parte están sus lances para consumar su obsesión y ánimo de revancha con los que pretende desaparecer diversos órganos autónomos como el IFT, la Cofece, el INAI, la Comisión Reguladora de Energía (CRE) o la Comisión Nacional de Hidrocarburos (CNH), que está contenido en la iniciativa en materia de simplificación orgánica.

En este caso en particular, se trata de una simple transferencia de atribuciones de esos órganos a dependencias del Gobierno Federal, combinado con una eliminación total de los criterios para designar a las personas que encabezarían dichas tareas dentro de la esfera del gobierno central. Es decir, no solo se elimina la autonomía de dichos órganos, sino que el presidente busca introducir la discrecionalidad como aspecto central en el andamiaje institucional que tiene que ver con los sectores regulados.

No deja de sorprender que en la exposición de motivos de esa iniciativa, simplemente se les haya olvidado mencionar un pequeño desafío que enfrentará la Cuarta Transformación en su afan por desaparecer al IFT, por ejemplo, que es el compromiso expreso de México, ante Estados Unidos y Canadá, en el texto del T-MEC, no solo para mantener un órgano regulador con autonomía constitucional, sino que de manera concreta quedó establecido que dicho órgano es el Instituto Federal de Telecomunicaciones. Específicamente, ello está dispuesto en el artículo 18.7 del T-MEC, para que el México agregó un pie de página identificado con el número 14, que a la letra dice: “Para México, el organismo regulador de telecomunicaciones es autónomo respecto del Poder Ejecutivo, es independiente en sus decisiones y funcionamiento, y tiene por objeto regular y promover la competencia y el desarrollo eficiente de las telecomunicaciones, en los términos establecidos en la ley mexicana existente”.

La reforma constitucional en materia de pensiones es un engaño para los trabajadores, a quienes el presidente ofreció desde hace varias semanas que propondría una reforma para que la pensión fuera equivalente a su último salario de cotización previo a su jubilación. Lo que ahora les ofrece es que sea igual ”hasta por un monto equivalente al salario promedio registrado en el IMSS”. Habrá que analizar las demás implicaciones de fondo de esta iniciativa, desde luego.

Así que se trata de una camisa de fuerza para Claudia Sheinbaum, y mas de lo mismo, promesas engañosas.

*El autor es economista.

@GerardoFloresR

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