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Estados Unidos atempera a Israel: ¿por cuánto tiempo?
El único que ha logrado contener a Netanyahu, por el momento, es Estados Unidos.
Han sido 72 horas de tensión acumulada en donde Antony Blinken ha viajado de manera solitaria por varios países de Oriente Medio con el objetivo supremo de convencer a Netanyahu para que evite una tragedia humanitaria en la Franja de Gaza.
Otros, como la Unión Europea, cometen errores de principiantes.
No era esperable que Usula von der Leyen desperdiciara activos políticos durante el brutal preámbulo de la guerra entre Israel y Hamás.
No es diplomática, pero es la presidenta de la Comisión Europea. Von der Leyen no tiene competencias para articular una política exterior común entre los 27 miembros. La exploran el Consejo de la UE y el Consejo de Asuntos Exteriores de la UE debido a que la política exterior de la UE es intergubernamental no es una política comunitaria.
El viernes, Ursula von der Leyen rompió equilibrios al dar luz verde a la respuesta que prepara el gobierno del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu en contra de la Franja de Gaza. Tal parece que para la presidenta de la Comisión Europea es lo mismo el grupo terrorista Hamás que los civiles que habitan la Franja de Gaza. Al menos así se interpretan sus palabras pronunciadas con la presencia de Netanyahu.
En el ambiente de su discurso se notaba la densa toxicidad del ultimátum lanzado por el Gobierno de Israel: 24 horas para que un millón de gazetíes se desplazaran hacia el sur de la Franja. Una amenaza inadmisible. Von der Leyen se portó de manera bochornosa. Se olvidó del derecho internacional quedando bien con Netanyahu.
La presidenta de la Comisión Europea deja mal parada a la agrupación comunitaria y ella se convierta en la fisura visible del basamento que nació para asegurar la paz europea.
Unos días antes ya había roto filas el comisario de Vecindad, el húngaro Olivér Várhelyi. Sin haberlo acordardo con los comisarios y con la propia Von der Leyen, escribió en sus redes sociales que la Unión Europea suspendería la ayuda monetaria para el desarrollo de los palestinos.
Francia, con cinco millones de musulmanes, y España, en luna de miel con Marruecos, movieron las cejas en clara señal de censura en contra de Várhelyi.
Antony Blinken se ha convertido el negociador de la región.
Netanyahu hace años que decidió no tener a la ONU como posible interlocutor.
Blinken ha realizado una ronda de consultas en Qatar, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Baréin e Israel.
Negocia en varias pistas: con Qatar, donde se encuentra el “corporativo” de Hamás negocia la liberación de rehenes; en Egipto, el paso del estadounidenses desde Rafah, y la gestión de la ayuda humanitaria; con Israel negocia una contención en el nivel de respuesta frente a la Franja de Gaza. Con Arabia Saudita siempre hay que negociar movimientos políticos en la zona. Por ejemplo, que continúe enviando dinero a la Franja para canalizarlo al tema comercial.
El error estratégico de Netanyahu es el propio Netanyahu. Es un político zombi dispuesto a incrementar el riesgo con tal de cubrir sus múltiples errores; el principal: no haber desarticulado el ataque terrorista operado por Hamás.
El gabinete de guerra no alcanza a convertirse en un mecanismo de unión nacional. Yair Lapid no quiso sentarse en la mesa convocada por Netanyahu. Demasiado radical, el Gobierno.
Irán lanzó ayer una amenaza: una invasión terrestre de Israel a la Franja de Gaza representaría la expansión de las ondas expansivas por la zona. Entiéndase: Hezbolá, instalado sobre un estado fallido, Líbano.
Al parecer, Estados Unidos ha decidido contener a Netanyahu para evitar la escalada de la guerra.
¿Por cuánto tiempo?
@faustopretelin