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Opinión

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Estilos de crianza y el estigma de peso en niños

Una de las grandes problemáticas de salud en México es el tema del sobrepeso y obesidad infantil. Así lo apuntan las prevalencias de las encuestas de nutrición, pero también lo que se observa día a día en grupos de niños de todas las edades. 

Un tema sin duda delicado, no solamente por la cuestión de salud física, sino también por los pronósticos de esos niños en edades adultas y, sobre todo, por lo que significa para su desarrollo y bienestar emocional. El abordaje del sobrepeso y la obesidad en niños requiere no sólo de capacitación en aspectos nutricionales y médicos, sino también todo un bagaje de entrenamiento en la manera en cómo se interactúa con el paciente y las formas de lograr informar sobre la condición sin que esto signifique una estigmatización, de la que la mayoría de los niños ya son sujetos por pares y por sus propios familiares.

Algunas de las maneras más comunes de abordar el problema, es el enfoque que pretende ”corregir” a estos niños (porque se asume el problema como algo que necesita ser corregido, castigado o reprendido). Los discursos alrededor de este estilo derivan muchas veces de estilos de paternidad autoritarios, que se caracterizan ante todo, por tener poco contacto con la emocionalidad y por la poca aceptación. Se caracterizan también por el castigo sobre la disciplina. Muchos de estos estilos se ven reflejados en discursos en los que los papás creen que avergonzando al niño porque “está más gordito”, “porque si bajara de peso correría mejor”, “porque ya comió mucho”, “porque debería de darle vergüenza que lo vean comer tanto”, “porque debería de hacerle caso al doctor”. Estos estilos son de los que causan más daño a los niños a nivel emocional, los estigmatizan y dejan una huella emocional más allá de lo que en realidad significa el peso. Este estilo admite poca reflexión sobre las condiciones que han promovido que los niños tengan exceso de peso, desde las condiciones de vida en el hogar, los hábitos alimenticios promovidos por los padres, el acceso a alimentos que tengan, o la forma en la que es tratada la relación con los alimentos más allá de una simple necesidad biológica o emocional. Muchos de estos factores encuentran la génesis en los mismos padres, abuelos o personas encargadas de la crianza de los niños. 

Existen por el contrario, padres con estilos más “permisivos” que por el contrario, han bajado los brazos en intentar establecer buenas rutinas con los hijos, porque dentro de todas las cosas de las que hay que preocuparse, la construcción de hábitos saludables les implica mucho más esfuerzo. O por el contrario, intentan compensar alguna carencia no poniendo límites ni disciplina a los hijos, cuestiones necesarias para la construcción de hábitos. 

No significa sin embargo, que la culpa de todo el problema sea de los padres. Sin embargo, el tener una apertura a la auto reflexión sobre la manera en la que se han construido los hábitos al interior del núcleo familiar, es una buena puerta de oportunidad para trabajar una situación que reditúa en un mejor bienestar emocional para los niños, que al final es el propósito de la mayoría de los padres. Si el análisis rebasa a los padres, es bueno acercarse a profesionales que tengan en cuenta también la forma en la que dirigen los discursos de orientación hacia la no estigmatización.

Columnista de alimentación y sociedad. Gastronauta, observadora y aficionada a la comida. Es investigadora en sociología de la alimentación, nutricionista. Es presidenta y fundadora de Funalid: Fundación para la Alimentación y el Desarrollo.

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