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Opinión

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Independientes y engaño

Quienes aspiran a una candidatura independiente para diputaciones federales tuvieron 67 días, del 12 de octubre al 17 de diciembre, para recabar las firmas de apoyo que por ley deben ser equivalentes a por lo menos 2% de la lista nominal de votantes en el distrito correspondiente, y además reflejar la llamada “dispersión” geográfica, que en este cargo implica tener entre las firmas totales, presencia en la mitad de secciones en que se divide el distrito.

Fueron 240 personas quienes manifestaron interés formal en participar con esas reglas y plazos para recorrer la ruta que abre camino a la boleta y permite competir sin partido, pero únicamente 187 cumplieron los requisitos formales mínimos para obtener una constancia y estar en condiciones de salir a recabar sus firmas de apoyo.

Al acabar los días, de ese universo únicamente 64 presentaron las firmas suficientes que aparentemente cumplían tanto con el número total como con la dispersión requerida, pero luego de una verificación muestral del INE, se encontró que 28 de esos 64 casos concentraban irregularidades diversas en las firmas presentadas y en donde esas irregularidades podían ser determinantes para las cifras definitivas, ser la diferencia entre llegar o no a la boleta.

Los hallazgos mostraron también no sólo implicaciones éticas, también evidentes responsabilidades administrativas y penales que derivan de un presunto uso indebido de datos personales sin consentimiento, de tratar de engañar a la autoridad.

El criterio para analizar con mucho mayor detalle esos 28 casos con alto porcentaje muestral de inconsistencias, e ir depurando entonces firma por firma por firma, fue que ahí estaban aspirantes que podrían perder la candidatura si lo que se veía en la muestra se replicaba en la totalidad de firmas. Si se confirmaba la tendencia al engaño, la candidatura se perdería matemáticamente, sin mayor valoración.

Se hizo esa revisión firma por firma, se dio derecho de audiencia para que se defendieran los involucrados y hasta este momento, 23 de esos 28 aspirantes que habían presentando firmas suficientes para ser candidatos perdieron el número, se quedarán fuera de la boleta porque se han eliminado firmas por tres causas principales: 1. Entregar foto de copias de credencial en lugar de la original, 2. Entregar datos de una credencial pero en lugar de la foto original de esa credencial, colocar documentos como tarjetas de farmacias o licencias y 3. Simular credenciales alterando su formato, tomando foto a una plantilla hechiza y cambiando datos.

Ese último fenómeno, “simulación de credencial”, no deja lugar a dudas de un intento de engaño y al menos sugiere delitos y faltas asociadas que deberán investigarse por la Fepade y el propio INE. No necesariamente son responsables directos aspirantes, pero ellos debieron autorizar a auxiliares y revisar su conducta. En 17 de los 23 aspirantes que no llegarán a la boleta se documentó la simulación de credenciales, los otros seis casos han perdido el umbral por otro tipo de inconsistencias.

La Comisión de Prerrogativas del Instituto aprobó ya un dictamen con las conclusiones que arroja esa revisión, deberá revisar o confirmar su contenido el Consejo General, pero ahí se concluye que serían 40 de los originales 64 quienes estarían en condiciones de obtener una candidatura independiente, 23 fuera por irregularidades y 1 más porque se le restaron firmas repetidas con otros aspirantes (ese caso no implica una falta necesariamente).

Un procedimiento de verificación similar vendrá para aspirantes al Senado que concluyeron la etapa de recolección de firmas el 21 de enero y para las y los presidenciales, quienes todavía están recibiendo firmas y lo harán hasta el 19 de febrero.

La figura “independiente” o “sin partido” es una alternativa de participación política que se estrena en contiendas presidenciales, pero ya tuvo una primer escala en la elección federal de diputados 2015 e incluso ahí registró un triunfo. Contrario a lo que algunos analistas pensaban cuando se puso en marcha esta opción, ahora sabemos que no es una vía cosmética o testimonial en la boleta, que sin duda es complicado recabar un número considerable de firmas, tal vez excesivo, pero que no ha resultado imposible en los hechos.

Si bien hay muchos casos en donde la votación en las urnas no favorece a las candidaturas independientes y las deja muy rezagadas, hay otros en los que no sólo se vuelven competitivas, sino que ganan de calle cargos relevantes. La decisión está en las y los electores y así encontramos que hoy candidaturas que no fueron postuladas por un partido han llegado a presidencias municipales, a una gubernatura, a diputaciones locales y a una diputación federal.

La trampa y el engaño no está presente en todas las candidaturas independientes, no son todos los que abusan o presentan firmas falsas, son minoría todavía, y por eso es importante cuidar la vía, alejar estas prácticas de su entorno, sancionar ejemplarmente los abusos.

*Consejero del Instituto Nacional Electoral.

Consejero del Instituto Nacional Electoral

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