Lectura 4:00 min
Informe, dichos y hechos
Aunque las crisis sanitaria y económica en México están a su máxima intensidad, el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró, en su Segundo Informe de Gobierno, que ya pasó lo peor e inició la recuperación.
Como dice el clásico, ve el vaso medio lleno. Así lo ve aunque los análisis internacionales coinciden en que México será de los últimos países, por el número de años que tardará en recuperarse.
Hay quienes calculan que pasará un lustro antes de que la economía recupere el tamaño que tuvo en el 2019. Y hay quienes dicen que tardará hasta una década. El Jefe del Ejecutivo subrayó que para enfrentar las crisis, su gobierno aplicó una “fórmula distinta, peculiar, heterodoxa, única en el mundo”.
Así describió el hecho de que México es prácticamente el único país en el mundo que no aplicó un programa de apoyo fiscal al aparato productivo.
Presumió que a diferencia de los gobiernos del pasado no se hicieron rescates inmorales; no se rescató a quienes no necesitan ser rescatados. El fraseo contrasta con los gráficos que muestran casi a todos los países del mundo con cantidades multimillonarias de apoyo a sus sistemas productivos.
El presidente de México destacó que tampoco se solicitaron préstamos y el daño de la crisis económica es menor al que registran países como Italia, España, Francia y Reino Unido.
Es cierto que no tomó préstamos del extranjero, pero sí se realizaron recortes draconianos a la administración pública federal y se agotaron los “guardaditos”.
Y la deuda de México, aún sin haber solicitado préstamos dió un brinco al 60% como proporción del Producto Interno Bruto.
Entre diciembre de 2018 y julio de 2020 la deuda del gobierno se incrementó en 1.7 billones de pesos (millones de millones)
López Obrador aseguró que a diferencia de los gobiernos pasados, ahora, primero se rescata al pueblo.
Aunque las cifras del Presidente sobre los programas sociales no son públicas y Coneval ha marcado su deficiencia e insuficiencia, el Presidente de la República afirmó que con las remesas, los programas de bienestar y los créditos que otorga el gobierno, la pandemia del coronavirus no desembocó en hambruna ni en escasez de alimentos ni en asaltos.
Aunque el aumento de remesas no tiene nada que ver con alguna política o acción gubernamental.
Tampoco considera el desplome del 20% que registró el consumo privado en el mes de abril.
Y de acuerdo con el órgano de evaluación de los programas sociales, aumentó considerablemente el número de pobres en México. El presidente de la República se defendió de quienes lo critican por no haber apoyado a los sectores productivos.
Explicó que no emprendió un rescate económico elitista para atenuar los efectos de la pandemia, y destacó que es un timbre de orgullo que sí se ayudó a 23 millones de familias por medio de los programas sociales.
Recordó que él pronosticó que la crisis económica provocada por la pandemia sería transitoria, y la recuperación sería como una ‘V’. Aunque el titular de Hacienda, Arturo Herrera, difiere. El funcionario considera que hacia el 2021 viene lo peor.
El presidente de la República suele enlistar una serie de datos que considera positivos aun y cuando no tienen que ver con las políticas o decisiones que toma su gobierno.
Por ejemplo, que en agosto se crearon 93,000 nuevos empleos. En todo caso es mérito de las empresas.
Que se mantuvieron 19.5 millones de empleos durante la pandemia. Ese sería otro ejemplo del estoicismo del empresariado, que sin apoyo gubernamental se esforzó.
Que el peso se apreció al cotizarse a menos de 22 pesos por dólar luego de haber estado a más de 25. Cuando la cotización del peso, depende de las fuerzas de los mercados internacionales.
El presidente también aseguro que tiene buena relación con los empresarios.
Pero los hechos dejan ver lo contrario en particular en los sectores energético y farmacéutico, entre otros y el índice de confianza acumula meses en el pesimismo.
Lo que dejó claro el Segundo Informe de Gobierno es que no habrá cambio de rumbo.