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Opinión

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La Cultura de la Paz, Día Internacional de la Madre Tierra

El hombre es dueño de su destino y su destino es la Tierra y él mismo la está destruyendo hasta quedarse sin destino.

Frida Kahlo

Recordemos que vivimos en un hermoso planeta que nos mantiene viajando permanentemente en el cosmos con la rotación y traslación propias, así como por el movimiento interestelar del Sistema Solar y de la Galaxia. 

El pasado 22 de abril se conmemoró el Día Internacional de la Madre Tierra. Su propósito es generar una mayor conciencia en torno a la necesidad de apoyar la protección del medioambiente y de que necesitamos un cambio en nuestras actividades para hacerlas más sostenibles y para que funcionen tanto para las personas como para el planeta. Reflexionemos respecto del abuso y sobreexplotación desmedidas de los recursos naturales que nos proporciona la Tierra.

En nuestro país —sorprendentemente— parece que no existe conciencia ni interés en proteger el medio ambiente. 

Vemos con preocupación la realización de las obras emblemáticas del actual gobierno. Por ejemplo, el Tren Maya que carece de un trazo definido y parece no contar con las manifestaciones de impacto ambiental. Los avances en su tramo 5 propician devastación y ecocidio con la destrucción de la selva y de la fauna que ahí vive. Uno de los peores efectos será la contaminación de las aguas subterráneas de la península. Afortunadamente un juez ordenó la suspensión de dicha obra hasta que se presenten los estudios sobre el impacto ambiental del proyecto. Se confía en que se cumplan los requisitos o se suspenda definitivamente el dañino avance.

Lo que pareció una señal positiva del Mandatario, reunirse a dialogar con defensores de la selva, integrantes del movimiento #Sélvamedeltren, se canceló.  

Otro tema de preocupación es el aumento de incendios forestales que, principalmente como resultado de la antigua costumbre de preparar las tierras para la siembra, también contribuyen a la contaminación y devastación. En lo que va de este 2022 se han registrado más de 3,200 incendios forestales en todo el país afectando una superficie superior a las 95,000 hectáreas que incluyen superficies boscosas.

Una de las consecuencias es que México se calienta más rápido que el promedio global.

Otro ámbito que se calienta peligrosamente es el social, principalmente por los incendios que inicia y alimenta el Presidente seguido por legisladores, su partido y colaboradores, entre otros seguidores. Incitan al odio, la hostilidad, la discriminación y la violencia contra diversos sectores de la población. Ahora el blanco son los diputados que votaron contra su iniciativa de reformas constitucionales en materia eléctrica, a quienes han nombrado traidores a la patria. Ha pretendido “juzgarlos” como si fuera el Poder Judicial, con base en una equívoca y falaz interpretación del Código Penal Federal. Por su parte el presidente de Morena y el líder de los diputados de ese partido han organizado un “paredón pacífico” para someter a los diputados de los partidos de oposición.

Evidentemente se hace caso omiso o se ignora lo previsto en el artículo 61 de la Constitución que claramente establece que los diputados y senadores son inviolables por las opiniones que manifiesten en el desempeño de sus cargos y jamás podrán ser reconvenidos por ellas.

Por lo que hace a los legisladores de oposición y periodistas, también se incumple el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de las Naciones Unidas, del cual forma parte México, que establece en su artículo 19 la protección de la libertad de expresión y opinión, garantizando además el derecho a buscar y recibir información. Por su parte, la Convención Americana de Derechos Humanos prevé en su artículo 13 que la ley ha de prohibir toda propaganda en favor del odio nacional, racial o religioso que constituya incitación a la violencia o cualquier otra acción ilegal similar contra cualquier persona o grupo de personas.  

Violan el artículo 1º de la Constitución que impone a todas las autoridades, en el ámbito de sus competencias, la obligación de promover, respetar, proteger y garantizar los derechos humanos y prohíbe toda discriminación motivada por las opiniones, que atente contra la dignidad humana y tenga por objeto anular o menoscabar los derechos y libertades de las personas.

Es recomendable que la mayoría en el Congreso de la Unión —institución llamada a velar por la integridad republicana— asuma con responsabilidad su potencia que ha distado de ser generosa y tolerante. Ha mostrado soberbia al obstaculizar y evitar posibilidades de entendimiento con las fracciones opositoras y ha llevado el trabajo parlamentario, que requiere de estudio, preparación y aún de perfeccionamiento de las iniciativas que conoce, al simple y ciego mayoriteo para hacer eco al activismo legislativo del Presidente.

Al dirigir el Mandatario y los legisladores de su partido sus baterías para revertir los avances y consensos en materias como la electoral y la de seguridad nacional se corre el riesgo de destrucción o distorsión de nuestras instituciones en perjuicio de un mejor futuro.

Todo ello nos muestra que el poder del Mandatario se desborda y trasciende sus atribuciones y facultades, sin importar que esa nociva e ilegal expansión de su dominio afecte los derechos y las libertades de los gobernados ni el debilitamiento de las instituciones y del Estado de Derecho. 

Nos acercamos cada vez más a modelos populistas en los que los gobernantes engañan cotidianamente a sus pueblos con mentiras absurdas y soluciones mágicas que nunca se concretan, pretendiendo que se crea que la vida es mejor y más feliz y que todo está controlado. Tristemente la realidad se encarga de demostrar al pueblo lo contrario. 

Los más frecuentes arranques y arrebatos del Ejecutivo nos mantienen en alerta, pues vemos cómo se diluye la cordialidad e ignora la cultura de la paz. 

Está tan arraigada la creciente, aplastante y violenta realidad en la sociedad que un cambio parece poco viable. Sin embargo, no dejaremos de insistir en la conveniencia de arribar al diálogo para restaurar el tejido social y promover la cultura de la paz.

No permitamos el avance del calentamiento ni en el territorio nacional ni en nuestro tejido social.

El escritor es abogado y mediador profesional.

phmergoldd@anmediacion.com.mx

Twitter: @Phmergoldd

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