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La Fed, ¿llega tarde a combatir la inflación?
Desde nuestra visión, el banco central pudo empezar con su proceso de normalización monetaria antes de lo planeado en aras de mandar la contundente señal de lucha por la estabilidad de precios
Como era ampliamente esperado por el consenso de mercado, la decisión del Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés) de la Reserva Federal (Fed) fue aumentar la tasa de fondos federales en 50 pb. de manera unánime, para ubicarse en un rango de 0.75-1 por ciento.
En el comunicado oficial, como es costumbre, se mencionó la reciente dinámica de la actividad económica, del mercado laboral y, por su puesto, de la inflación.
En ese sentido, se señaló que, aunque la actividad económica general disminuyó en el primer trimestre, el gasto de los hogares y la inversión fija empresarial se mantuvieron fuertes. Asimismo, la creación de puestos de trabajo ha sido sólida en recientes meses.
Por su parte, la inflación continúa en niveles sustancialmente elevados (8.5% anual en su más reciente lectura) lo que, según el órgano central, refleja los desequilibrios de oferta y demanda relacionados con la pandemia, altos precios de energéticos y presiones de precios más amplias.
Aunado a lo anterior, era inevitable mencionar las implicaciones negativas que el conflicto bélico podría seguir trayendo tanto a la dinámica del nivel de precios como al crecimiento económico, por lo que se recalcó que los efectos de tal conflicto para la economía estadounidense son inciertos.
Además, nuevas restricciones a la movilidad en China relacionadas con la pandemia probablemente exacerbarán las disrupciones en las cadenas de suministro, presionando en mayor magnitud a la inflación.
En tal contexto, el Comité decidió aumentar el rango objetivo para la tasa de fondos federales en 50 pb. con la finalidad de alcanzar sus objetivos de máximo empleo y una tasa de inflación de largo plazo alrededor del 2 por ciento.
Además de lo anterior, destacó que el Comité se encuentra listo para ajustar cualquiera de los detalles de su enfoque para reducir el tamaño del balance a la luz del desempeño de los indicadores económicos y financieros.
Como se mencionó con anterioridad, la magnitud del alza se encontraba descontada, el verdadero debate se enfocaba en la expectativa de que el Fed se mostrara más restrictivo no solo en esta decisión sino en las posteriores, cosa que no fue así ya que el órgano central, a través de su líder, expresó que alzas de mayor magnitud a 50 pb. no están siendo consideradas.
Si bien tal afirmación dio sosiego al mercado, ya que se experimentaron repuntes en los principales índices accionarios al final de la jornada, existen muchos puntos de vista encontrados respecto a la velocidad de restricción monetaria del instituto central.
Primero, cabe señalar el mandato dual del Fed: procurar la estabilidad de precios y el máximo empleo, en ese sentido, la diferencia entre la meta de inflación y la observada se ha alejado en magnitudes muy significativas. Sin embargo, el mercado laboral ha evolucionado de manera favorable.
Ahora, muchos de los argumentos se enfocan en que los miembros del Fed reaccionaron tarde, empezando con alzas de tasas cuando la inflación ya se encontraba muy lejana de su meta, por ello, se cuestionan si en las decisiones de política monetaria existe algún elemento de orden político que sesgue dicha decisión.
Desde nuestra visión, también consideramos que el órgano central pudo empezar con su proceso de normalización monetaria antes de lo planeado en aras de mandar la contundente señal de lucha por la estabilidad de precios, sin embargo, creemos que tener una robusta comunicación con el mercado tiene amplios beneficios, entre los que destacan el acotar episodios de volatilidad.
Finalmente, cabe señalar que, no hay duda en que el órgano central debe defender ferozmente la estabilidad de precios, no obstante, es importante tener en mente que sus decisiones traspasan a múltiples sectores, por lo que deben llevarse a cabo mediante un estricto análisis.
Además, actualmente, el canal de expectativas resulta especialmente significativo, por lo que el Fed debe robustecerlo siendo transparente en sus decisiones. Si los aumentos resultaran de mayor magnitud a los descontadas por el mercado, se podrían generar desequilibrios financieros y pérdida de credibilidad en la autoridad monetaria, lo que, naturalmente, sería contraproducente.