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Opinión

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La Fed valida la decepción

Estados Unidos vive una situación inmobiliaria compleja con alza de tasas de interés, aumento de precios y una sobreoferta. Foto: Shutterstock.

El comunicado de política monetaria de la Reserva Federal de Estados Unidos confirma la idea de que será difícil doblarle la espalda a la inflación y que navegaremos con tasas de interés elevadas prácticamente durante todo el 2023. ¿Cuánto? No sabemos. Eso es lo más grave. La incertidumbre va a seguir aportando muy bajos retornos en muchos segmentos de los mercados financieros, sobre todo aquéllos que sean afectados por mayores tasas de interés y un menor crecimiento económico. La nueva narrativa no deja espacio para posiciones muy arriesgadas y hace de nuevo brillar al efectivo como una alternativa viable.

¿Qué fue lo que pasó? La Fed elevó las tasas de interés de los fondos federales en 75 puntos base para ubicarlas en un nuevo rango de 3 - 3.25%; eso ya se esperaba. Asimismo, actualizó los estimados de los miembros del Comité de Mercados Abiertos (CMA) con relación al comportamiento de la economía en el futuro previsible.

En todos los casos hizo ajustes hacia un escenario más complicado con respecto a sus propios estimados publicados en junio pasado. Por un lado, redujo violentamente su estimado de crecimiento del PIB para este año de 1.7 a 0.2%; para el 2023, hizo un ajuste de una tasa estimada en junio de 1.7% a una de 1.2 por ciento. Aumentó los estimados de la tasa de desempleo, en especial del 2023, en una magnitud considerable (de 3.9 a 4.4%). Por último, elevó los estimados de inflación subyacente de 2.7 a 3.1% para el año entrante.

Las declaraciones en la conferencia de prensa no colaboraron a mejorar la sensación. El presidente Powell no negó la posibilidad mayor de una recesión en Estados Unidos; ratificó la convicción del CMA de hacer lo necesario para reducir la inflación a niveles cercanos al objetivo de 2% lo más pronto posible. El comunicado oficial sostiene que no son descartables más aumentos en la tasa de referencia. De hecho, en los pronósticos con relación a la misma, dos terceras partes de los participantes apuntan a niveles superiores al 4.5% hacia el cierre del año próximo.

Estamos ante un escenario muy distinto al que los inversionistas globales preveían hace apenas un mes y medio. Los datos en la coyuntura actual describen que la economía de Estados Unidos está frenando en varios sectores pero conserva  una fortaleza inusual en el tema del empleo y el crecimiento de salarios. Eso mantiene presión sobre la inflación subyacente (la que no considera los precios de segmentos volátiles como energía y alimentos).

El Sr. Powell se encargó de recordarle a todos que debemos anticipar tasas de interés más altas, un crecimiento menor (posiblemente recesivo) y sobre todo un cambio en la situación del mercado laboral que aminore la presión salarial.

La nueva narrativa que la Fed ha validado es que las tasas apuntan a un nivel mayor. También considera que no habrá concesiones en caso de un debilitamiento mayor de la economía y que más bien, en el fondo, eso representaría una buena noticia en el intento de controlar la inflación.

Otra cosa que resalta es que no es posible establecer un plazo. No hay certeza sobre la trayectoria de inflación y por lo mismo sobre la velocidad y los niveles hacia los que deberían llegar las tasas de interés. Cierto que la reducción en el crecimiento es necesaria, pero la inédita situación del mercado laboral complica las cosas, nadie sabe cómo comenzará a ajustarse a una realidad que por todos lados es más adversa.

Debido a lo anterior, la idea de tasas de interés en Estados Unidos superiores al 4% y la idea de tasas de interés en México superiores al 10% no sólo no son descartables, sino que además, por ahora, dichos niveles no se pueden considerar como los máximos.

Los mercados, como es natural, siguen ajustándose. Las bolsas apuntan a nuevos mínimos ante un panorama que, al menos en los siguientes doce meses, deberá reducir las utilidades estimadas. Los mercados de deuda se sacuden ante la velocidad de alza de las tasas de interés para distintos plazos; nada más en esta semana la tasa de los bonos del tesoro a 2 años superó el 4% y la tasa del bono a un plazo de 10 años alcanzó niveles superiores al 3.60 por ciento. Esta tasa se ha duplicado desde los niveles que registraba en el primer trimestre, eso implica una sangría grande y mucho dolor en las valuaciones de los portafolios de inversión.

Si la expectativa sobre el descenso de la inflación es incierta, si las autoridades nos señalan niveles de restricción necesarios con tasas mas elevadas y si desprecian el curso de la desaceleración en el crecimiento, la expectativa de retornos en los mercados no puede ser favorable.

Ni en los mercados de deuda, ni en los de capitales, casi en ninguna región, hay alternativas atractivas distintas a la tasa libre de riesgo e incluso a mantener niveles elevados de liquidez en los portafolios parece razonable. Como siempre estos momentos de pesimismo generalizado suelen acarrear buenas oportunidades, solo que por ahora no hay argumentos que justifiquen la audacia de tomar posiciones con la expectativa de que las cosas cambien rápidamente.

*Rodolfo Campuzano Meza es director general de Invex Operadora de Sociedades de Inversión.

Twitter: @invexbanco

perspectivas@invex.com

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