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Acapulco: 174,000 familias deberán rehabilitar sus viviendas por su cuenta
Solo alrededor de 20% de las más de 220,000 viviendas afectadas por el paso del huracán Otis cuentan con seguro para rehabilitación o incluso para reposición de vivienda.
En Acapulco, más de 220,000 viviendas resultaron afectadas en mayor o menor medida por el paso del huracán Otis, de las cuales, en alrededor de 45,000 sus propietarios podrían recibir algún tipo de ayuda de aseguradoras, ya que se trata de créditos activos del Infonavit o del Fovissste; sin embargo, al menos en 174,000, sus propietarios tendrán que enfrentar por su cuenta los gastos de reconstrucción o rehabilitación.
De acuerdo con el informe anual de la situación de pobreza y rezago social 2023 de la Secretaría de Bienestar, en Acapulco viven alrededor de 846,121 personas.
En 2020, los resultados del Censo de Población y Vivienda del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), reportaron que en esa ciudad había 223,924 viviendas particulares habitadas por un promedio de 3.5 personas por inmueble.
El 28 de octubre, tres días después de que ocurrió el desastre, la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) del Gobierno federal informó que, según los reportes preliminares se habían registrado 220,035 viviendas afectadas (98%). Si, en promedio, en cada casa hay 3.5 ocupantes, se trata del hogar de al menos 770,122 personas.
Durante los primeros días posteriores al azote del huracán, el director del Infonavit, Carlos Martínez, informó que en el municipio de Acapulco hay 27,000 personas con créditos activos. En tanto el Fovissste informó que en todo el estado hay 18, 755 personas con un crédito hipotecario vigente.
En ambos casos los titulares de esos 45,755 créditos podrían acceder a seguros de rehabilitación o incluso para reposición de vivienda. Se trata apenas de 20.79% de las viviendas afectadas.
El mayor problema lo tienen al menos 174,280 familias con alrededor de 609,980 guerrerenses que tendrán que enfrentar solos el costo de la rehabilitación del lugar donde viven.
Alrededor de 260,000 personas viven en zonas de muy alto riesgo
El documento “Actualización del Atlas de Riesgos del Municipio de Acapulco de Juárez 2021” identifica 199 colonias donde viven 259,959 personas habitando colonias con vulnerabilidad alta o muy alta vulnerabilidad y de estas siete están en muy alta vulnerabilidad. Las 199 son consideradas como en peligro “muy alto” y en riesgo “muy alto”.
El 24 de julio de 2023, el ayuntamiento de Acapulco informó que la Coordinación General de Protección Civil había notificado a 4,341 familias (unas 15,000 personas) que se encuentran ubicadas en zonas catalogadas como de alto riesgo.
Explicó que se consideran viviendas en zonas de alto riesgo las que están levantadas cercanas a un cerro, por los deslaves que puede originar el reblandecimiento de la tierra en caso de lluvia; si se encuentra cercana a un cuerpo de agua, por posibles inundaciones que podrían generarse ante la presencia de un fenómeno hidrometeorológico, entre otras consideraciones.
Esas viviendas se encontraban en 87 colonias y zonas invadidas de las distintas regiones del municipio.
Por otra parte, según información de Sedesol, hay 45 colonias con alto o muy alto grado de marginación.
Según la dependencia, en el municipio viven 130,963 personas (en alrededor de 37,418 viviendas) con carencias relacionadas con calidad y espacios de la vivienda.
La dependencia tiene registros de 47,855 personas que viven en (alrededor de 47,855) viviendas de piso con tierra; 23,068 en (unas 6,590) viviendas con material endeble y 14,555 en (unas 4158) viviendas con muros de material endeble.
Naxhelli Ruiz Rivera, investigadora del Instituto de Geografía de la UNAM, expuso que si la atención del Gobierno ante el desastre se concentra en la reconstrucción de daños (y se deja de lado las pérdidas) no se va a atender a las poblaciones más vulnerables que sufrieron afectaciones en sus bienes.
La principal paradoja es que los mayores daños no se van a cuantificar donde están las poblaciones más vulnerables, pues los mayores daños están en las infraestructuras más grandes, más costosas y ostentosas, no en las colonias populares donde la gente más vulnerable está viviendo en pobreza.
Por ello dijo que es importante tomar en cuenta que, además de contabilizar los daños, deben contabilizarse las pérdidas, con el fin de contabilizar todo el perjuicio que ocasionó el huracán.
Llamó la atención que, si solo se toma en cuenta la cifra preliminar de daños a vivienda dada por el Gobierno, estaríamos hablando que Otis afectó 10 veces más viviendas que las afectadas en la Ciudad de México en los sismos de 2017, pues en la capital del país el Gobierno reconoció con derecho a reconstrucción a 22,000 viviendas.
Necesario revisar normas de construcción
A su vez Sergio Manuel Alcocer Martínez de Castro, investigador del Instituto de Ingeniería de la UNAM, comentó que en Acapulco es urgente implantar un programa de acciones para modernizar y reordenar la ciudad con una visión de mediano plazo que, si bien atienda las necesidades inmediatas de vivienda y trabajo tenga como objetivo lograr una ciudad sostenible, próspera y con mejor calidad de vida.
Dijo que es necesario implementar un programa especial de reconstrucción de viviendas y construcciones informales o de autoconstrucción, que impliquen tecnologías más seguras y durables con énfasis en techos más resistentes.
Establecer un programa de comunicación efectiva con la sociedad y con todos los sectores organizados, sobre el impacto de esas medidas a favor de la prosperidad social.
Desarrollar protocolos de respuesta ante huracanes con énfasis en tormentas de intensificación rápida y realizar simulacros y asegurar el cumplimiento de protocolos y del abasto de recursos materiales.
También enfatizó en la necesidad de invertir y mantener infraestructura de equipamiento de medición y asegurar que quien interpreta y opera los protocolos sean personas preparadas en el tema.
El especialista mencionó que es preciso desarrollar, y en unas cuantas semanas, una norma de emergencia para que la reconstrucción rinda estructuras más seguras, durables y con capacidad de recuperar su funcionalidad después de una emergencia, sea esta hidrometereológica o sísmica.
Indicó que reconstruir para dejar como estaban las cosas y como estaban las estructuras es una hipótesis inaceptable para la ingeniería civil.
Lo que se debe hacer, dijo, implica adoptar soluciones estructurales más robustas, tras haber ajustado las velocidades de diseño de viento, así como los requisitos más estrictos de diseño construcción e inspección de elementos no estructurales y acabados.