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Reformas de EPN no cubren expectativas
Contrasentido. A pesar de que muchos se sumaron al ideal de cambios estruturales, la reacción de la gente ha sido de forma contraria.
Las iniciativas de reformas estructurales del gobierno de Enrique Peña Nieto no han satisfecho las altas expectativas generadas durante su campaña electoral y, pese a que las discusiones en el Congreso han podido rescatar o enmendar ciertas fallas de origen, éstas se han caracterizado más por la decepción que por el entusiasmo, afirma el Centro de Investigación para el Desarrollo, AC (CIDAC).
Dirigido por Luis Rubio, este Think Tank, recuerda que durante los primeros 100 días de la nueva gestión, varios se sumaron a la idea del Ejecutivo federal de conseguir los cambios estructurales necesarios para el desarrollo económico del país, incluso la opinión internacional; sin embargo, tras dar a conocer las modificaciones legales, la gente se ha manifestado de forma contraria.
Respecto de la reforma educativa, el análisis indica que más allá de las movilizaciones en las calles, por parte de maestros disidentes y simpatizantes a ellos, los cambios buscan acotar el poder del magisterio, a través de un sistema de evaluación, medida que, a decir del texto, olvida promover cambios necesarios para dotar a los infantes con herramientas necesarias para su desarrollo y éxito; además, no contempla a los jóvenes. De acuerdo con este centro de investigaciones políticas y sociales, la carta fuerte de la gestión de Peña Nieto era la presentación de las reformas energética y hacendaria, mismas que no han provocado exaltación.
Mientras la apertura del sector energético se había presentado como piedra angular del crecimiento económico del país, la propuesta no incluye modificaciones reales a la estructura orgánica de Petróleos Mexicanos y la reducción del poder monopólico de la Comisión Federal de Electricidad, necesarios para el repunte de la industria de hidrocarburos y el abaratamiento y mejora en la calidad de la electricidad en el país. En opinión de CIDAC, la reforma hacendaria pareciera estar diseñada para obstaculizar una recaudación eficiente, obviar el combate a la elusión fiscal y sin abordar forma importante al sector informal.
En medio de este clima, los meteoros Manuel e Ingrid pusieron en evidencia tanto la vulnerabilidad del país, como la negligencia, la corrupción, la ausencia de visión de largo plazo, y una política de sustentabilidad de dientes para afuera.
ana.langner@eleconomista.mx