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Consar pide no descartar las propuestas de la OCDE
El presidente del órgano regulador considera que no es justo para las nuevas generaciones, el hecho de que tengan que financiar el retiro de la generación de transición.
La Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar) indicó que no se deben descartar del todo las propuestas que hizo la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) para mejorar y hacer viable financieramente el sistema de pensiones del país.
Carlos Ramírez, presidente de la Consar, expone que si bien dichas propuestas no comprometen en nada al gobierno, en una discusión de posibles reformas al sistema de pensiones se deben evaluar todas las propuestas y posibilidades para mejorar el rumbo del sistema.
No debemos quitar ninguna opción sobre la mesa. Si en las discusiones de orden político y social alguna propuesta resulta inviable, está bien, pero no debemos quitar ninguna propuesta de la mesa , afirmó en entrevista.
Refirió que la propuesta de la OCDE sobre implementar un esquema de prorrateo para la llamada generación de transición o ley 73 es un planteamiento técnico real que conduce a que no haya una inequidad intergeneracional en las pensiones que reciban los mexicanos.
La generación 73 se va a jubilar con una pensión extremadamente alta que la generación del 97 y sin haber aportado para ello. El prorrateo viene de esa idea de que la generación de transición se va a llevar una pensión que no es en función de sus contribuciones .
Detalló que 85% del monto de la pensión que reciba un trabajador de la generación de transición va a ser subsidiado con impuestos generales; mientras que entre 15 y 20% será producto de sus aportaciones.
El jefe de la unidad de seguros, pensiones y seguridad social de la Secretaría de Hacienda, Óscar Vela, aseguró a El Economista que la propuesta de la OCDE no se llevaría a cabo y se respetarían los derechos adquiridos de 26 millones de mexicanos que se encuentran en la ley del 73.
La generación de transición son aquellos trabajadores que están registrados en el régimen de la ley del IMSS de 1973. Pero cuando se hizo la reforma de 1997, el gobierno les dio la opción de poder jubilarse bajo el esquema de beneficio definido (BD) o bien de contribución definida (CD).
El primero (BD) otorga a los trabajadores una pensión sobre el promedio del salario que recibieron en los últimos cinco años laborales, que significaría más de 70% de su último ingreso, y el gobierno es quien se la pagará; mientras que para los de esquema de CD, la pensión será en promedio de 28% de su último salario, y será fondeada con el ahorro del trabajador y el rendimiento que le dé su afore.
Equidad generacional
El titular de la Consar mencionó que se debe buscar una equidad generacional pues el origen principal del esquema de beneficio definido o también llamado esquema de reparto está basado en que los jóvenes financiaban las pensiones de los adultos mayores.
Pero la realidad del país superó esta idea que se volvió poco práctica para el sistema, dado que el crecimiento poblacional de los mexicanos de la tercera edad y la esperanza de vida se convirtieron en una presión, los jóvenes ahora están y estarán cargando por muchos años el pago de pensiones de personas que no aportaron casi nada para sus pensiones, y los jóvenes no tendrán ese mismo beneficio.
Con el cambio demográfico donde habrá más personas de la tercera edad y menos jóvenes, se debe pensar en una solidaridad intergeneracional , abundó.
Insistió en que, desde el punto técnico, en México no existe la solidaridad sino una inequidad intergeneracional, pues habrá una sociedad separada: por un lado, con pensiones altas que son financiadas con impuestos, y por otro, con pensiones pequeñas que serán resultado de su esfuerzo laboral en la vida.
Al cuestionarlo sobre si la sociedad está preparada para un esquema de prorrateo, respondió que si se hiciera una encuesta a los mexicanos que están en el sistema de 1997 y si se les preguntara si estarían dispuestos a pagar las pensiones de la generación 73, la respuesta es obviamente que no.
Los beneficiarios de la generación, que son relativamente pocos, tendrán un interés muy grande en que no cambien las reglas (...), la discusión debe enfocarse en si estamos siendo justos generacionalmente. Yo creo que no es así , concluyó.