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La colección fotográfica de Francisco Toledo hace escala en Guadalajara
La exposición “Lu' Biaani. Francisco Toledo y la fotografía” reúne 400 piezas entre fotografías, fotogramas, documentos, revistas, libros e instalaciones que muestran la impronta que tuvo el arte de la lente en el universo creativo del artista oaxaqueño, señala el curador Alejandro Castellanos.
Cuando Francisco Toledo, adolescente todavía, se encontró en una pequeña biblioteca de Juchitán con un catálogo fotográfico de Manuel Álvarez Bravo, su historia dio un giro insospechado y el hilo de la vida lo fue hilvanando con otros grandes de la lente: Lola Álvarez Bravo, Nacho López, Graciela Iturbide, Henri Cartier-Bresson, Juan Rulfo, Mariana Yampolsky, sólo por citar los nombres más conocidos. Alejandro Castellanos, investigador y fotógrafo, cierra la anécdota: “Un libro con imágenes te puede llevar al arte, a la fotografía, a entender la vida”.
Una andadura luminosa, nunca mejor dicho, la del artista oaxaqueño, cuya faceta fotográfica se conoce poco y que ahora condensa la exposición “Lu' Biaani. Francisco Toledo y la fotografía”, bajo la curaduría de Castellanos, que abrió al público el pasado 7 de mayo en el Museo Cabañas, en Guadalajara.
Lu' Biaani, vocablo zapoteca istmeño que significa “ojo de luz”, alude a ese momento en que Toledo se encuentra con la fotografía y la abraza como medio complementario de su expresión artística gráfica y pictórica. “La fotografía fue para Francisco Toledo, medio y fin. Una forma de recordar, apropiarse de su imagen, y mirarse a través de los ojos de otros, pero, ante todo, un modo de asumir el poder del medio para construir imágenes e imaginarios, ligados a su condición moderna, documental y artística”, apunta el curador en entrevista para este diario.
A lo largo de 50 años, Toledo reunió una de las más notables colecciones fotográficas que existen en México y América Latina, y en el último cuarto del siglo XX influyó en la transformación de la fotografía como expresión artística en México, a través de la promoción de la obra de muy diversos fotógrafos, y de la creación del Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo (CFMAB), que rinde tributo al fotógrafo que lo conmocionó -“y le abrió los ojos para ver la fotografía como arte”, dice Castellanos-, así como la fundación del Instituto de Artes Gráficas de Oaxaca (IAGO), y del Centro de las Artes de San Agustín (CaSa), que han sido semillero de artistas de la lente y un gran escaparate donde se han encontrado y mostrado su trabajo fotógrafos consagrados de distintas partes del mundo, como Manuel y Lola Álvarez Bravo, Tina Modotti, Henri Cartier-Bresson, Edward Weston, Sebastião Salgado, Josef Koudelka, Graciela Iturbide, Juan Rulfo, Guillermo Kahlo, William Klein, Nacho López, Eniac Martínez, Mariana Yampolsky, Javier Hinojosa, Laureana Toledo, Antonio Turok, Pedro Meyer y Marcela Taboada.
En paralelo, están los fotógrafos que dan testimonio del mecenazgo cultural que merecieron del maestro Toledo y de las instituciones que él fundó.
“Lu’ Biaani. Francisco Toledo y la fotografía” reúne el trabajo de todos ellos en un recorrido que se despliega en nueve núcleos temáticos, el primero de ello -Yo, Otro- muestran la propia obra fotográfica del maestro Toledo, lúdica y experimental (una serie de autorretratos en polaroid instantánea revelan el espíritu del artista), donde la ironía del artista “corrige” la mirada de la cámara a partir de intervenciones gráficas; y en esa misma línea, los retratos inmortales del artista, algunos captados por Graciela Iturbide, Flor Garduño, Félix Reyes y Rogelio Cuéllar.
Los núcleos sucesivos conjuntan la obra de los fotógrafos que le ayudaron a conformar el CFMAV, en 1996; imágenes que fijaron la historia local de Oaxaca, la vida de sus pueblos y sus movimientos sociales en el último tramo de la pasada centuria; y piezas emblemáticas de las colecciones que enriquecen el acervo del centro fotográfico, incluida la del propio Toledo, dotada de más de 100 mil piezas que integra el trabajo de “algunos de los fotógrafos que forman el canon histórico de la fotografía en México”, destaca Castellanos.
Componen la exposición, 400 piezas entre fotografías, fotogramas, documentos, revistas, libros, fotoesculturas, y una instalación de Laureana Toledo (una especie de 'muro de los anónimos') integrado con fotografías sin autor del Fondo Roberto Donis, con las más diversas temáticas, que van de la cultura pop, al erotismo sin ambages y a la protesta social.
Como la exposición celebra, además, los 25 años de creación del Centro Fotográfico Manuel Álvarez Bravo, se exponen también carteles, invitaciones, notas de prensa y afiches de cada una de las exposiciones montadas en el recinto oaxaqueño desde su inauguración.
Alejandro Castellanos explica que la exposición es producto de una investigación emprendida entre 2015 y 2018, financiada por el Instituto Nacional de Bellas Artes, y que llevó varios años conformar y exhibir, con el apoyo de los acervos del CFMAB y el IAGO, y de las instituciones que la han albergado, el Antiguo Colegio de San Ildefonso en Ciudad de México, y ahora el Museo Cabañas, en Guadalajara.
Esta exposición muestra cómo “el universo creativo del maestro Toledo es muy amplio, y una parte muy significativa es su relación con la fotografía, que siempre ocupó un lugar importante en su vida, que es visible en los libros que editó, la colección fotográfica y bibliográfica que reunió”, especifica el curador.
El público tendrá la oportunidad de ver esta muestra en el Museo Cabañas, de Guadalajara, hasta el 18 de septiembre, y luego en el Museo Amparo, de Puebla.