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Las acrobacias de un jesuita para hablar de la migración
Dizzi Perales es sacerdote, acróbata y payaso, y postula que el humor y la ternura son tablas de salvación para abordar realidades crudas y difíciles.
“El arte ofrece la posibilidad de sensibilizar a las personas pues es una vía para humanizar”, señala el sacerdote jesuita venezolano, Dizzi Perales, tras realizar un performance en el que abordó el tema de la migración, durante un encuentro de jóvenes realizado en la Universidad Iberoamericana Ciudad de México.
Perales, quien también se desempeña como acróbata y payaso, dijo que la movilidad humana es un tema coyuntural y global. Recordó que sólo en Venezuela, cuatro millones de personas han salido del país, mientras que las caravanas de personas migrantes de Centroamérica van rumbo a Estados Unidos, así como el caso de los éxodos africanos que buscan llegar a Europa.
“Es importante reflexionar sobre el tema porque los que se mueven no son anónimos, sino seres que tienen historia, hermanos que buscan una estabilidad y una vida mejor para sus familias, por eso arriesgan tanto al moverse en condiciones que son riesgo para la vida. Uno no discierne ajeno a la realidad que uno vive”, dijo Perales.
Durante el encuentro, en el que participaron más de 700 jóvenes de todo el país, el jesuita realizó un performance para abordar el fenómeno de la migración en donde interpretó a una persona en tránsito que al buscar mejores oportunidades tiene que dejar a su familia, su hogar y muchos momentos de felicidad a lado de los suyos. Al final, vuela en el aro como una forma de expresar libertad.
Humor y ternura
Para Dizzi Perales el humor y la ternura son tablas de salvación para llevar cargas muy pesadas, pues cuando la realidad se hace cruda y difícil, el humor a veces funciona como una vía de escape que devuelve la humanidad y “recuperamos quienes somos”.
“Creo que a nuestras sociedades les falta espacios para poder oxigenarse y recuperar la esencia que tenemos como personas, para generar espacios de convivencia, reconciliación y fraternidad, porque el arte genera esto cuando convoca a la comunidad o se tienen escuelas de formación artística o cuando se intervienen espacios”, comentó.
Perales trabaja en hospitales, comunidades en riesgo, centros penitenciarios y geriátricos, aquellos lugares donde otros se niegan a asistir.
“Siempre digo que mi vocación me lleva donde nadie quiere ir. Lo que siempre he pensado es que es una posibilidad de encuentro desde la vida. Obviamente, como sacerdote también ofrezco mi servicio ministerial, pero la posibilidad de generar belleza, poesía, esperanza y alegría es otro recurso que tienes para reconocerte en los otros y creer en la vida. Lo interesante es que no lo haces solo, pues terminas involucrando a otros artistas y a una comunidad de creadores”, expresó.
“Mi propuesta es elegir la vida en estos momentos en que está tan amenazada; es necesario elegirla y para eso es necesario discernir. Profundizar en la propia experiencia espiritual para abrirse en servicio a los demás y elegir la vida para todos. Que es el mensaje de Jesús, tener vida en abundancia”, dijo.
Con información de la Ibero.