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Los Nobel de Economía construyeron herramientas para evitar la crisis financiera encima de la sanitaria

Ben Bernanke, Douglas Diamond y Philip Dybvig, ganadores del Premio Nobel de Economía 2022. “Esto es un premio a los arquitectos que lo hicieron bien”, refiere como analogía el doctor Juan Ramón Hernández, profesor investigador titular del CIDE.

Este lunes 10 de octubre se dio a conocer la última categoría de los premios Nobel 2022, se trata del premio en Ciencias Económicas que este año fue otorgado a Ben Bernanke, Douglas Diamond y Philip Dybvig. De acuerdo con la Real Academia Sueca, los laureados de este año han mejorado significativamente nuestra comprensión del papel de los bancos en la economía, particularmente durante las crisis financieras. 

A propósito del anuncio del galardón, El Economista conversó con el doctor Juan Ramón Hernández, profesor investigador titular del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), quien ha colaborado con el Banco de México. El especialista en macroeconomía financiera aplicada y econometría teórica de series de tiempo explica la importancia y las contribuciones de los laureados. “Los tres investigadores están enfocados a asuntos que tienen que ver con la estabilidad del sistema financiero y la sostenibilidad de la dinámica de este”. En ese sentido podríamos partir en dos la adjudicación del premio para su explicación. 

Por un lado se tiene una contribución teórica muy importante de Douglas Diamond y Philip Dybvig. Ellos fueron los que formalizaron matemáticamente el por qué era importante que los bancos tuvieran un respaldo.  

En México, por ejemplo, el último dato es que en todos los bancos comerciales, no así los de inversión, todo cuentahabiente tiene asegurado su patrimonio hasta 100,000 pesos, después de eso el gobierno y el sistema financiero, dirigido por el Banco de México (Banxico) y la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), ya no se hace responsable de los ahorros.

La contribución de estos dos teóricos la podemos encontrar en la realidad, en los contratos que uno firma con las instituciones financieras”. 

Explica que esto en realidad formaliza en términos matemáticos una idea que viene desde finales de 1800, con Walter Badgett, y que dio lugar al nacimiento de la banca central. “El Banco Central al final del día es como el prestamista de última instancia de las instituciones financieras. En la época victoriana en Inglaterra se dieron cuenta de que cuando había pánico y todos corrían a sacar su dinero del banco, podían ser evitadas si de alguna forma el gobierno era capaz de convencer a los usuarios de que el dinero era seguro”.  

Por su parte, el contexto del premio hacia Ben Bernanke tiene dos vertientes desde el punto de vista del especialista. “Él está enfocado en analizar la historia monetaria y financiera de Estados Unidos, en parte para entender mejor las razones del 'Crack del 29' (la más catastrófica caída del mercado de valores en la historia de la bolsa en Estados Unidos), épocas muy duras en términos financieros de la economía”.  

Hernández explica por qué a Bernanke le interesó estudiar esto, pues lo afectó de primera mano, ya que tuvo una reducción muy fuerte de su poder adquisitivo, de los créditos a los que tenía acceso su familia, que tenía una farmacia en un pueblo pequeño de Estados Unidos.   

La segunda contribución es que él tiene un buen número de artículos que se dedican a entender mejor los canales de transmisión de la política monetaria hacia la economía real, es decir cómo se transmiten las decisiones del Banco Central hacia las decisiones de los agentes privados. Por qué los bancos centrales en algunas situaciones optan por subir la tasa de interés, por qué en otras es mejor dar un paso atrás y esperar antes de tomar decisiones y en este sentido, Bernanke no sólo estudió mecanismos de modelos económicos, sino además cuantitativos.  

Importantes lecciones para sortear la crisis por pandemia

Es importante mencionar que Bernanke fue presidente de la Reserva Federal (Fed) de los Estados Unidos durante dos períodos de 2006 a 2014, “le tocó ser el capitán del barco durante la turbulencia más fuerte que se ha tenido en términos financieros desde los años 30. “Yo creo que fue una fortuna para el mundo que alguien bien connotado en términos de estabilidad financiera fuera el que tenía las manos sobre el timón en la institución financiera más importante del mundo, en años de crisis financiera”.  

Las lecciones que nos dejó Bernanke en 2008, dijo, fue la implementación de programas como el cuantitativismo, o la política monetaria no convencional, son programas donde los Bancos Centrales de los principales países en términos económicos, se vieron imposibilitados de seguir bajando la tasa de interés en un momento donde la economía se venía contrayendo mucho (2008-2009). Bernanke fue uno de los que pensó fuera de la caja y convenció a los creadores de política pública de que era necesario que el Banco Central interviniera para relajar las condiciones financieras de una forma adicional a su instrumento tradicional que es la tasa de interés, ya que si esta ya está en cero ya no se puede usar.  

Esta contribución ya por sí sola es gigante, pero además ayudó a navegar el fuerte problema de liquidez que se vino en marzo del 2020 con la crisis del Covid-19”. 

Juan Ramón Hernández recurre a una analogía para ilustrar la relevancia de la contribución: “Uno tiende a premiar mucho a los bomberos que sacrifican su vida o integridad física para apagar un incendio, pero ¿cuántos premios realmente le damos a los arquitectos que construyeron los edificios que no se incendiaron cuando tuvieron un riesgo muy grande de incendiarse?” 

Ben Bernanke, Douglas Diamond y Philip Dybvig construyeron las herramientas para no tener una crisis financiera encima de la crisis sanitaria que vivimos a partir de 2020. “Esto es un premio a los arquitectos que lo hicieron bien”. 

La independencia de los bancos centrales 

Hoy como nunca, asegura el investigador, vale la pena destacar que momentos como los que vivimos en 2008 y 2020 de estrés financiero, una herramienta que pasa desapercibida, pero que es muy importante, es la independencia de los bancos centrales, porque puede actuar de manera autónoma y rápido para apagar un incendio antes de que se consuma todo el escenario.  

La política fiscal por su construcción y naturaleza tarda mucho, y podría alimentar la incertidumbre, pero la independencia de estas instituciones, permiten que un ente bien capacitado y con credibilidad pueda implementar rápido programas que tranquilicen el nerviosismo en los mercados y que eso se transmita hacia el resto de la economía rápidamente.  

El escenario en México 

El también especialista en política monetaria explica que en el país existe un buen número de investigadores que están abocados activa y permanentemente a analizar los temas monetarios, de riesgo sistémico bancario y transmisión de política monetaria “esa preocupación no debe existir porque sí se trabaja y todo el tiempo está en la mira de las instituciones que están a cargo de la estabilidad financiera en México”, donde tal vez hay espacios de mejora, dijo, es en términos de la difusión para que el público pueda, no solo saber que existe todo este cúmulo de conocimiento y análisis, sino que se puede transmitir con un lenguaje menos técnico.  

“Que existan más instrumentos de comunicación que ayuden a hacer consciente a la sociedad de que estos espacios se están analizando constantemente”. Aun así, existen lugares como El Museo Interactivo de Economía, o el Museo del Banco de México, con la intención de que sean temas que a la gente le generen curiosidad, además cada vez se crean materiales cercanos al lenguaje tradicional para poder informar a la sociedad de cómo les afectan las decisiones que toman estas instituciones.

nelly.toche@eleconomista.mx

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