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Capital Humano

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La gran renuncia, caso México: ¿Qué dicen los datos oficiales?

Mucho se ha hablado en los últimos meses sobre el riesgo de renuncia masiva de trabajadores en México como espejo de lo ocurrido en Estados Unidos. Las cifras de la ENOE podrían dar algunas señales sobre la magnitud del fenómeno en el país.

Foto: Shutterstock

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“Los cambios en el trabajo por la pandemia nos dieron más flexibilidad y control sobre nuestra vida, también más autonomía y libertad para decidir cómo estructurarla. No creo que la gente esté dispuesta a regresar al ambiente de trabajo tradicional”, Anthony Klotz.

Marcos pensó en renunciar a su empleo cuando le avisaron que todo “regresaba a la normalidad”. Con fecha definida, la empresa le anunció que debía retornar al trabajo presencial después de más de dos años de haber laborado de forma remota debido a la pandemia. “Lo pensé bien y no lo hice, no tengo las condiciones para estar sin trabajo varios meses; no me puedo dar ese lujo”.

Hace justo un año se empezó a hablar de la salida masiva de personas del mercado laboral de Estados Unidos, dejando sus trabajos en la búsqueda de mejores oportunidades. El argumento más común cuando se explica este fenómeno es que los trabajadores no quieren perder la flexibilidad laboral alcanzada con la pandemia y quieren mejores condiciones de vida.

A este fenómeno se le ha llamado de varias formas, el término más común es “la gran renuncia”, idea propuesta por Anthony Klotz, académico de la Universidad de Texas, quien predijo que un número importante de personas dejaría su empleo una vez que amainara el impacto de la pandemia y hubiera que regresar a “la normalidad”.

La predicción se ha cumplido. Desde mayo del año pasado en el mercado laboral estadounidense se ha registrado la salida masiva de trabajadores. El pico de esta situación se observó en marzo pasado, cuando se reportó la renuncia de 4.53 millones de personas, de acuerdo con datos del Departamento del Trabajo. El fenómeno se ha replicado en diferente grado en otras economías avanzadas como el Reino Unido, Francia y Australia.

No tardaron varios especialistas en empleabilidad en México en alertar que el fenómeno de la gran renuncia llegaría al país. En las perspectivas de capital humano 2022 de varias consultoras se incluía esta situación como una de las principales preocupaciones para la gestión de personas. La retención de talento es la prioridad para este año, decían.

Las cifras en México

En una dimensión más acotada que los datos de Estados Unidos, la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) nos permite dar un vistazo a este tema en México desde dos perspectivas: las personas desocupadas que están en esa condición por haber renunciado a su trabajo y los eventos de abandono de empleo por las causas que lo originaron. El primer dato es mensual, el segundo sólo para el primer trimestre de cada año. Demos un vistazo rápido a ambos indicadores.

El promedio de personas desocupadas que renunciaron a su empleo en 2021 fue de 602,081 cada mes, lo que equivale al 25.4% de la población desempleada en el país para ese periodo. Entre enero y abril de este año, el promedio de renuncias en este renglón ha sido de 555,007 cada mes, 28.3% de quienes han estado en desempleo. Al comparar los datos con 2019, el año antes de la pandemia, quienes renunciaron a su empleo en promedio fueron 733,949 personas cada mes, esto representa el 37.2% de los desocupados.

Como porcentaje de la población desocupada, el número de renuncias en México no ha rebasado el nivel registrado antes de la pandemia. En Estados Unidos sí, desde mayo del año pasado.

Al revisar la segunda medición, la de eventos de abandono de empleo, la cifra fue de 773,252 casos durante el primer trimestre de 2021, 7% por debajo de lo registrado en el primer trimestre de 2020. Dentro de este grupo, quienes renunciaron en la búsqueda de mejores condiciones laborales fueron 123,720 personas, 5.2% menos que lo reportado hace dos años.

Los datos no permiten inferir que la gran renuncia llegó a México. Tal vez el fenómeno se ha observado en algunas posiciones y sectores, pero de manera muy acotada.

Lo que sí nos pudieran decir estas cifras, tal vez, es que realmente las personas no tienen la confianza de encontrar mejores oportunidades de trabajo, algo así como “más vale pájaro en mano que cien volando”, por eso no pueden dejar su empleo. Pero también que el mercado laboral —las empresas— no tiene presión alguna para mejorar las condiciones y los salarios que ofrece. Tal vez por eso han crecido en los últimos años la subocupación, los empleos sin prestaciones y las jornadas mayores a las que marca la ley.

Marcos se mantuvo en su trabajo. Lo que sí logró negociar fue trabajar un día desde casa para poder tener un poco de esa flexibilidad que disfrutó durante la pandemia. Como dice Anthony Klotz en la cita que abre este espacio, las personas no quieren volver a las formas tradicionales de trabajo, pero siendo honestos, si no hay confianza en que el mercado ofrecerá mejores oportunidades, renunciar a un empleo puede ser un lujo. “Lo sigo pensando”, cuenta Marcos, “nada más que no está el horno para bollos”.

Periodista. Actualmente es el editor de El Economista online. Entre 2019 y 2023 coordinó Capital Humano en sus versiones en línea e impresa. Tiene una especialización en periodismo de finanzas y negocios, y en periodismo de datos. Coconductor del podcast Coffee Break.

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