Lectura 4:00 min
Productividad laboral anota su nivel más bajo en 14 años
El indicador tuvo un retroceso en el primer trimestre del año y con ello, se ubicó en un nivel no visto desde la crisis financiera global del 2009. La reducción estuvo ligada a una pérdida en las actividades industriales y de servicio.
El Indicador Global de Productividad Laboral de la Economía (IGPLE) con base en horas trabajadas tuvo una nueva caída en el primer trimestre del año y se ubicó en 93.2 puntos, el nivel más bajo en los últimos 14 años. La cifra reportada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) no se veía desde el tercer trimestre del 2009, año de la crisis financiera global.
En el comparativo trimestral, el IGPLE se redujo 1%, este fue el balance de una pérdida de la productividad laboral en todas las actividades económicas, el sector más afectado fue el industrial con una reducción de 2.6 por ciento.
“Hay dos cosas que mantienen en niveles muy bajos la productividad, el primer factor es que se sigue incrementando el empleo, pero el 55% están en la informalidad; el segundo, la inversión fija bruta -aunque ha repuntado- tiene un rezago importante respecto a los máximos históricos, no hay suficiente maquinaria y equipo, y ante esto, se incrementan las horas trabajadas, pero no es la misma productividad cuando no se tiene maquinaria y equipo para laborar”, expone Gabriela Siller, directora de Análisis Económico y Financiero de Banco Base.
Después de la crisis financiera global, el indicador tuvo una tendencia ascendente, pero a partir del primer trimestre del 2018 la productividad laboral comenzó con una curva a la baja, sólo con algunos repuntes.
“A la luz de una recuperación en el mercado laboral, lo que concluimos es que se está produciendo menos valor por horas trabajadas. En la ENOE vemos una recuperación de las horas de trabajo, pero a esto hay que agregar el componente de inversión, y esta se encuentra rezagada. Para tener un crecimiento sostenido se debe invertir por lo menos 24% del PIB, hoy estamos en 21.1%”, señala Adriana García, coordinadora de Análisis Económico de México ¿Cómo Vamos?
Además de esto, opina la especialista, la capacitación técnica para el trabajo aún es baja. “Necesitamos que los trabajadores se recapaciten para dominar nuevas tecnologías y la ecuación de la productividad pueda ser más grande con las mismas horas trabajadas”.
El IGPLE calculado con personal ocupado no tuvo un comportamiento distinto, en el período enero-abril tuvo un decremento general de 0.7%, con lo cual el indicador se ubicó en 93.9 puntos, también la cifra más baja en los últimos 14 años.
“El principal reto laboral que tenemos en nuestro país, más que la pobreza laboral, es la productividad; la pobreza laboral es una consecuencia de la baja productividad. Es un síntoma de algo más grave: hay gente que no puede dedicarse a actividades más productivas porque no está suficientemente capacitada o porque no hay suficientes oportunidades en este sentido”, señala Benjamín Alemán Castilla, profesor del Área de Entorno Económico del IPADE.
Para el especialista, la mejora de este indicador depende de un replanteamiento de la manera en la que trabajamos. “Muchas veces se requiere que los trabajadores estén en sus puestos de trabajo aunque no tenga nada que hacer”.
Lejos del nivel óptimo
De acuerdo con la organización México ¿Cómo vamos? La productividad laboral es “lo que un trabajador puede producir con una hora de su trabajo”. En países de ingreso medio tiene un papel importante en el crecimiento económico porque este, sólo puede darse cuando los recursos se utilizan de manera eficiente. Para alcanzar un crecimiento sostenido, México debería incrementar 4.8% anual el IGPLE, meta que por ahora está lejos. En 18 años ese objetivo sólo se ha logrado en ocho trimestres.
De hecho, en el comparativo anual nuestro país tuvo un decremento, la reducción general fue de 1.1 por ciento. En el panorama anual, sólo las actividades en agricultura, pesca y ganadería reportaron una cifra positiva de 0.4%, pero se quedó lejos de compensar las pérdidas de 2.3% en las actividades industriales y de 0.8% en las de servicios.
El 2022 cerró con un deterioro en el IGPLE y con ello, el indicador retrocedió a niveles similares a lo observado en el cuarto trimestre del 2021, esto significa que prácticamente el año pasado la productividad no tuvo ningún avance.
Desde la perspectiva de Gabriela Siller, el nearshoring puede ser clave para elevar los niveles de productividad, pero hasta ahora no se ha reflejado su impacto positivo porque la inversión también “ha salido por la incertidumbre que hay sobre la incertidumbre de la política económica interna y por la inseguridad, y por eso no alcanza a repuntar este indicador”.