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Bueno, el goleador que acostumbra ser verdugo

El atacante uruguayo es la principal esperanza de los Gallos Blancos del Querétaro. Los 21 tantos que ha marcado en Querétaro han hecho a su afición ilusionarse y le han dado el respeto de sus compañeros además del gafete de capitán del equipo de Cardozo

No importa qué colores vista, ni en qué Liga se desempeñe. Al final, el resultado es el mismo: Carlos Bueno trotando hacia una esquina, con los brazos extendidos, mostrando su lengua, abriendo lo más que pueda sus ojos, para finalmente esbozar una sonrisa socarrona mientras las tribunas se le entregan.

Así, de esa manera, el atacante uruguayo de 31 años se ha cansado de festejar goles en Uruguay, Francia, Portugal, España, Argentina y México, sus goles, que han valido para campeonatos del Peñarol, pero sobre todo, para la primera Liguilla de la historia de Gallos Blancos.

Y es que de los 128 tantos que tiene como profesional, los 21 que ha marcado en México, en Querétaro, le han valido para convertirse en la principal razón para ilusionarse de su fiel afición, en el capitán del equipo en el que por todos es respetado, en el ídolo, el hombre que cristaliza las hazañas.

El erguirse como un ídolo, referente, verdugo, no es algo nuevo para Bueno. Y es que desde la campaña de su debut, en 1999 con Peñarol, fue quien se encargó de macar los goles para que su equipo se impusiera a su odiado rival, el Nacional en el clásico, y más tarde, levantara la copa en ese mismo año.

Tras desfilar por el PSG, el Sporting, Boca Juniors, Real Sociedad y la U de Chile, la misión de él, Loco Carlos Bueno, fue distinta: encaminar a Gallos a la salvación, situación que a base de goles consiguió e incluso superó, hasta llevar a su equipo a su histórica y primera Liguilla, por supuesto, con su imagen en la esquina, con los brazos extendidos, como una constante.

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