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Charros de Jalisco, bateo por un negocio internacional

La familia González Íñigo inyecta su conocimiento empresarial en su primer año como propietarios de la franquicia tapatía de la Liga Mexicana del Pacífico. En mente, tienen un plan estratégico de alianzas comerciales al exterior de México.

Guadalajara ha puesto su nombre en lo más alto del deporte en el último año con Checo Pérez, ‘Canelo’ Álvarez, el club Atlas y también está en busca de conseguirlo en el beisbol con los Charros de Jalisco. La novena tapatía logró clasificar hasta la Serie Final de la Liga Mexicana del Pacífico 2022 y lo ha hecho con el empuje de sus nuevos propietarios, la familia González Íñigo, que intenta implementar la experiencia adquirida en sus negocios en el club house.

Esta familia, poseedora del emporio agroindustrial Sesajal, que tiene conexiones en 25 países, está viviendo su primer año al frente de la administración de Charros de Jalisco, donde poseen el 89.5% de propiedad. Su linaje está empapado de beisbol con raíces de Hermosillo, Sonora, y, además de su visión empresarial, también han buscado inyectar su visión como aficionados para ofrecer un producto competitivo y rentable. El 10.5% restante se lo reparten entre las familias Valenzuela Cadena, Plasencia y Gómez Flores.

“Tenemos grandes proyectos en mente. Terminada la temporada, vamos a convocar a ejercicios de planeación estratégica, vamos a contratar a agentes externos (asesores) para armar un plan de cómo y dónde queremos ver a Charros en un plan de tres a cinco años, no más porque el mundo es tan cambiante que desperdiciaríamos esfuerzos. El referente es ver cuáles son las valuaciones de los equipos de futbol y de beisbol en México, que ahorita andan entre ocho o 10 veces más (refiriéndose al valor de un equipo de futbol contra uno de beisbol), un sueño es que a cinco años esas valuaciones se reduzcan a cinco a uno”, explica Íñigo González Covarrubias, presidente ejecutivo de Charros de Jalisco, en entrevista con El Economista.

Los González Íñigo entraron como socios por invitación gubernamental del estado de Jalisco, luego de los problemas que había tenido Charros entre los dirigentes anteriores, protagonizados por Salvador Quirarte, Armando Navarro y otros nueve socios que poseían el 73% de las acciones, además de una queja por el manejo de 73 millones de pesos entre 2018 y 2019.

Los nuevos socios mayoritarios entraron oficialmente la noche del 5 de octubre de 2021, cuando se jugaba el partido inaugural de la temporada 2021-22. En poco más de tres meses, lograron meter al equipo a su tercera final desde que regresaron a la Liga Mexicana del Pacífico en 2014, contando en su roster actual con elementos como Roberto Osuna, Japhet Amador y José Aguilar.

Explica que la franquicia viene de dos años complicados en el tema económico debido a la pandemia, al grado de que en la última temporada antes de la llegada de su familia los socios tuvieron que poner dinero propio para las operaciones. En la actualidad, las proyecciones financieras son diferentes.

“Este año puede ser rentable, estamos entre el 60 y 70% de lo que proyectamos, pero es increíble porque en comparación con otros deportes a este club no se le tiene que poner dinero en su operación, solo en la inversión inicial y creemos que esa la recuperaremos en cuatro o cinco años. No vivimos de esto, pero como empresarios no pretendemos meterle, creemos que nos puede dar grandes satisfacciones, que sea un negocio interesante para nuestro grupo porque el capital de trabajo es prácticamente nulo, no hay que estarle metiendo recursos para operar, la misma temporada nos da esos recursos”.

Los Charros cuentan con una historia beisbolera de antaño, fundados en 1949 y ganando dos títulos (1967 y 1971) en la liga de verano. Por ello, para la familia González Íñigo la apuesta de comprar al equipo “por la cifra más alta de un equipo de beisbol mexicano (no especificaron cuánto por cuestiones de confidencialidad)” tiene una visión a largo plazo en la que pretenden explotar el negocio a otras fronteras y otras variables de rentabilidad.

“Nos subimos a una locomotora en movimiento. Respetamos el camino que lleva esa locomotora, vamos entiendo lo que está hecho, viendo cuáles son las variables y ahora viene lo mejor, estamos convencidos que parte de lo que pagamos por este club es porque detrás hay una marca con la que hay mucho por hacer. Tenemos la plaza, ciudad y afición dormida (refiriéndose a que no ha sido tan explotada en el beisbol como en el futbol)”, destaca el presidente ejecutivo del club tapatío.

La institución tapatía también tiene proyección de negocio a nivel interno y externo. En el primer rubro, están en la planificación de locales de merchandising en aeropuertos internacionales como los de Los Ángeles y Chicago, toda vez que la familia González Íñigo acaba de recibir todos los derechos de marca del club para poder explotarlos sin revueltas legales. También señalan que planean crear vínculos de intercambios de jugadores con ligas internacionales en Estados Unidos, Colombia, Japón, China y Corea del Sur.

A nivel externo, la visión es trabajar en conjunto con los otros nueve equipos y con la LMP en general para crear una expansión de equipos en ciudades fronterizas del sur de Estados Unidos y otras del Pacífico mexicano.

— ¿Cómo describirían este primer año de su gestión al frente de Charros?

“Lo describiría como un diamante en bruto por todo lo que hay que hacer todavía. Ha sido una muy agradable experiencia, nos ha traído un gran equilibrio y este es solo el comienzo, Charros ya está generando toda una agenda en la familia y eso nos genera mucha emoción”, apunta Íñigo González Covarrubias.

Jalisco terminó como el tercer mejor equipo de la temporada con un porcentaje de victorias de .537, detrás de Mayos de Navojoa (.588) y Algodoneros de Guasave (.544). Para llegar a la final dejó fuera a otras franquicias históricas como Águilas de Mexicali y Sultanes de Monterrey. En el interior del equipo, la directiva se ha encargado de poner a dos psicólogos a disposición del roster, una innovación que ha traído frutos porque al menos 10 peloteros han asistido a sesiones.

“Cuando tomamos decisiones pensamos como aficionados, en lo que nos molestaba y nos gustaba, esa es la filosofía que hemos tenido. Buscamos cómo traducir la óptica del aficionado que va al parque en decisiones profesionales y profundas, los peloteros son extraordinarios atletas y humanos, esa amalgama humana la trabajamos de forma profesional, no paternalista, con conocimientos. Es una visión empresarial, si te falla algo debes tener un reemplazo de inmediato, estas decisiones siempre estamos listos para tomarlas”, agrega Juan Carlos González Íñigo, asesor de la presidencia de los Charros.

 

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