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De un campo de ovejas... a la gloria

Danny Willett se convirtió en el segundo inglés en ganar el Masters de Augusta y el primer europeo en 17 años en conseguirlo.

Mi niño tiene cojones enormes . Eso era lo que se podía leer en el Twitter de PJ Willett. Desde Gran Bretaña, el hermano mayor alentaba a aquél que en los campos de Augusta esperaba, impaciente.

Una vez le di un puñetazo en la cabeza a ese niño por herir a mi mascota, una rata. Ahora mira , escribía en su timeline a Danny, el tercero de los hermanos Willet, quien estaba más atento a hablar por FaceTime con su esposa que en poner atención a las líneas que le dedicaba JP.

Irónico pensar que el flamante ganador del Masters de Augusta 2016 estuvo a punto de no disputar el torneo, pues los doctores pronosticaban que su primogénito, Zachariah James, iba a nacer justo ayer, el domingo 10 de abril.

Pero el pequeño se adelantó y nació el 30 de marzo, con lo que le dio tiempo a su padre de viajar de Gran Bretaña a Augusta para ir por el Masters, un torneo en el que no figuraba siquiera entre los favoritos.

Y así se convertía en el segundo inglés, detrás de Nick Faldo en 1996, en lograr el título, y en el primer europeo en 17 años en llevarse el Masters. También, en el único de los hermanos Willett, aquellos que en un campo de ovejas soñaban con ser estrellas del golf, en alcanzar tan importante logro.

* * *

Jordan Spieth caminaba a la casa club para entregar su tarjeta. Apenas por la mañana, todos auguraban la victoria del estadounidense, quien llegaba como favorito, como campeón defensor y buscaba el bicampeonato del torneo, luego de haber logrado el título el año pasado.

Pero ya a las 6 de la tarde, Spieth no quería que le apuntaran la cámara a la cara. No sigas , le dijo a un camarógrafo que le acompañaba, tras cerrar una de las rondas más terribles de su carrera.

Y es que estuvo a 9 hoyos de hacer historia, pero el campeón defensor del Masters se derrumbó estrepitosamente, lo que constituyó una sorpresa incluso para los estándares del Augusta National. Quedó seis golpes arriba del par en los tres primeros hoyos de esa recta final, incluido un cuádruple bogey en el 12.

De ahí, intentó levantarse, pero la presión y la mala fortuna que le habían acompañado no se fueron. Ya en el hoyo 17, supo que todo estaba perdido y terminó más bien porque tenía que terminar.

Terminó par en la ronda, y un acumulado de 286 golpes, dos por debajo del par, por lo que dejó los reflectores a Danny, que ya era felicitado por varios, mientras Jordan huía de las cámaras, esas mismas que un año atrás le habían puesto en la mira del mundo.

* * *

De hecho, Willett había crecido jugando al golf. Sus dos hermanos mayores tuvieron la culpa ellos jugaban y yo me unía, de ahí aprendí .

El único de la familia que tuvo la paciencia y el talento para dedicarse a este deporte fue Danny.

Cuando era un niño, aparentemente Danny tenía que sortear más que búnkers y obstáculos de agua.

Los hermanos solían ir a jugar en un hoy par tres que improvisaron en medio de un campo de ovejas. Por eso ahora, admitía, era un poco surrealista jugar en los campos de Augusta.

Pero el éxito no ha venido estrepitosamente. Pese a que Danny es de la generación del norirlandés Rory McIlroy, a Willett le ha costado más trabajo llegar hasta donde está ahora.

Ubicado hasta ayer en el sitio 12 del ranking mundial, el golfista inglés se hizo profesional en el 2008 y todo mundo esperaba que tuviera un gran impacto en el tour europeo.

Había ganado varios títulos como amateur, pero en el 2010 sufrió una lesión en la espalda, que le hizo bajar de nivel y no fue sino hasta el año pasado que volvió a darle intensidad a su carrera.

El año pasado, con 28 años, terminó tercero en el Trump Doral Nacional para subir a 11 en el ranking mundial.

Hasta ayer, su mejor resultado en un major había sido en el Abierto británico del 2015, donde culminó sexto, mientras que el año pasado hizo su primera aparición en Augusta, donde terminó en el puesto 38.

Willett también había ganado en Dubai el mes pasado y en la actualidad lidera la carrera durante toda la temporada del Tour Europeo a Dubai.

Pero ayer, con la inspiración de su hijo recién nacido y la caída de la figura de Spieth, el inglés logró hacerse de la chaqueta verde, la primera de su historia.

La chaqueta verde te hace verte gordo, rechaza la chaqueta , escribía JP Willett, en tono de broma. Claro que se sentía orgulloso de su hermano, aquél al que le transmitió su amor al golf y al que, a la distancia, veía triunfar en los campos de Augusta.

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