El alma de doctor que optó por el basquetbol

El 7 de noviembre de 1991, con 32 años y en el cénit de su carrera, Earvin Magic Johnson anunciaba que estaba infectado de VIH y que se retiraba para luchar contra la enfermedad. La noticia de que Magic padecía SIDA tuvo un impacto similar al de la muerte de Rock Hudson en 1985, que fue la primera vez que la sociedad se conmocionó mundialmente con esta pandemia que se extendió en los años 80.

Entre los millones de personas que quedaron impactados con la noticia estaba un niño catalán, que a sus 11 años, no entendía bien qué sucedería con su ídolo. ¿Seguirá viviendo mucho tiempo Magic? , preguntó conmocionado a su madre, quien era médico. Entonces, Pau Gasol decidió que sería médico o científico, para encontrar la cura a la enfermedad que amenazaba la vida de aquél que veía como el mejor basquetbolista del mundo.

Quizá Pau (Barcelona, julio 1988) llevaba en la sangre la vocación por la medicina. Hijo de un enfermero y una médico, parecía estar encaminado a coger el mismo rumbo. Pau el mayor de tres hermanos, todos basquetbolistas, inició su camino en la carrera de la medicina un poco después de haberse iniciado en el basquetbol, actividades que compaginó un año.

A los 16 años, Pau ya era seleccionado por el FC Barcelona de basquetbol y obtuvo su primera mención al proclamarse el equipo como Campeón de España Junior. A partir de dicha victoria, Pau participó en diferentes convocatorias con la selección española. Su habilidad nata de basquetbolista primero llamó la atención de diferentes universidades, para después atraer los reflectores de la NBA.

Tienes que elegir , se dijo un día Pau, quien se debatía entre tomarse en serio la carrera de medicina o seguir en el basquetbol, en donde sus 2.15 metros de altura lo hacían uno de los jugadores más cotizados por equipos en España.

Entonces decidió seguir con el FC Barcelona. Habló con el director de su universidad para decirle que quizá, en algún momento, retomaría la carrera. Tendrás siempre las puertas abiertas , dijo el directivo, quien sigue esperando a que un día Gasol regrese al campus.

Memphis Grizzlies logró tenerlo entre sus jugadores del 2001 al 2008. Al ser elegido por Atlanta Hawks en el 2001 se convirtió en el primer jugador que no venía de la fábrica de Estados Unidos.

Durante su primera temporada debutó contra Detroit Pistons, donde mostró el potencial que tenía anotando cuatro puntos en su primer partido y después de remplazar a Stromile Swift como titular por una lesión que éste último sufrió, su puntaje subió considerablemente, haciendo que desde ese momento no dejara la titularidad.

Tras varias victorias y campeonatos, el 2008 fue el año en que Gasol se despidió de Memphis Grizzlies para unirse a Los Angeles Lakers, equipo donde se convirtió en figura, ganó dos campeonatos, se hizo amigo de Kobe Bryant y sorprendió a Phil Jackson, su entrenador de entonces.

Y es que no sólo era el talento del mayor de los Gasol lo que admiraba Jackson. De algún modo, el coach trataba siempre de cultivar a sus pupilos, prestándoles libros, recomendándoles lecturas. Pau era el único que no sólo los leía, sino que también los discutía con Jackson.

Su desarrollo en la NBA se reflejó en la selección de su país, con quien ganó la plata en los Juegos Olímpicos de Beijing 2008 y Londres 2012, entre otros títulos más.

Pero si su talento en la duela no es suficiente, Pau confiesa que gusta de cocinar: pasta, ensaladas y paella son su especialidad. Su afición a la música, de la que estuvo cercano desde muy pequeño al aprender a tocar el piano y el teclado, le han hecho amigo de Plácido Domingo, quien como un buen detalle, le cantó el feliz cumpleaños en su onomástico 31.

Aunque en el fondo, Pau no olvida su esencia filantrópica. Hace tiempo, se convirtió en embajador de la UNICEF para apoyar la educación en África, además creó la Fundación Gasol, que tiene como objetivo que los jóvenes tengan una vida más sana, en la que ha involucrado a su hermano Marc, también jugador de la NBA.

Pau, quien acaba de firmar contrato con Chicago Bulls, se eleva como la esperanza de España para ganar en su Mundial, un país que agradece que el hijo de Agustí Gasol y Marisa Sáez haya optado por el basquetbol..., aunque eso, quizá, haya condenado al mundo a no encontrar aún cura contra el SIDA.