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El ciclismo, obligado a una vuelta a la página

El deporte, uno de los más examinados del planeta, necesita reconvertir sus cifras en la política antidopaje.

El ciclismo debe empezar de nuevo . Esa fue una de las frases que utilizó Pat McQuaid, presidente de la Unión Ciclista Internacional (UCI), luego de anunciar que Lance Armstrong, uno de los iconos más grandes, perdía los siete títulos del emblemático Tour de Francia y quedaba fuera del deporte a nivel profesional.

Y resulta tan necesaria la vuelta a la página de este deporte que se ha empañado por el fantasma del dopaje en los últimos años.

Los deportistas se dopan por tres motivos principales: por las características de la droga, por las características del deportista y por la presión del ambiente que los rodea , describe en su página web la Fundación Miguel Indurain.

Hasta hoy, es la tercera disciplina que más controles suma anualmente, de acuerdo con los reportes de los laboratorios de la Agencia Mundial Antidopaje (WADA, por su sigla en inglés), sólo detrás del futbol y el atletismo.

Según las estadísticas de los laboratorios mundiales antidopaje del 2003 al 2011, consultados por El Economista, se han realizado un total de 1’979,778 exámenes antidoping a atletas de los 33 deportes olímpicos, de los cuales 10.4% se han hecho a ciclistas.

En los últimos ocho años, la WADA ha hecho un total de 150,830 exámenes antidopaje al ciclismo, de los cuales 5,566 han resultado adversos.

La UCI invierte anualmente para la lucha antidopaje cinco millones de euros, en este deporte que está manchado por las drogas y últimamente, con los casos de Alberto Contador y Lance Armstrong, buscan regresarle credibilidad.

Sin embargo, de acuerdo con los reportes anuales de la UCI del 2008 al 2010, al menos 177 ciclistas fueron declarados oficialmente dopados y recibieron alguna sanción. En el 2008, se registraron 56 casos; en el 2009, el número aumentó a 63, y en el 2010, los positivos se redujeron a 58 casos.

La sustancia más utilizada fue la hormona de crecimiento humano, a la que recurrieron 47 ciclistas; en segundo lugar, se encuentran los agentes anabólicos que utilizaron 46 atletas, y la tercera más recurrida fueron los estimulantes, con 26 casos entre el 2008 y el 2010.

En tanto que las sanciones más largas son en las que se han suspendido de por vida a los ciclistas, que con la sanción de Armstrong suman ya cuatro: el guatemalteco Felipe Neri Velásquez (EPO), el australiano Christian Pfannberger (EPO), el sueco Niklas Axelsson (EPO), y el estadounidense (EPO, transfusión sanguínea).

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