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El diván de Raúl "El Potro" Gutiérrez

El director técnico de la Selección Sub-17 comprendió el lado humano de sus futbolistas. El exjugador de Atlante, América y mundialista en 1994 entendió su lenguaje, gustos y formas.

La fortaleza de Raúl Gutiérrez como entrenador no está en el pizarrón, está en el diván. Desde hace 23 años el ahora entrenador de la Sub-17, en sus tiempos de jugador, empezó a informarse de la rama de la Psicología Aplicada, un método que se ocupa de la funcionalidad de los procesos psicológicos en los ambientes en los que actúa el sujeto.

Después del retiro como futbolista -jugó 17 torneos, se hizo profesional en 1987 y dijo adiós en el 2002-, Raúl inició sus estudios como entrenador de futbol profesional y se tituló hacia el 2004 en la Escuela Nacional de Entrenadores Deportivos (ENED), en el Distrito Federal. A partir de ahí inició una serie de colaboraciones poco mediáticas como ser auxiliar técnico de Joaquín del Olmo en la extinta Primera A con los Correcaminos de la UAT hasta que, en la primavera del 2009, tomó las riendas de la Selección Sub-15, hoy Sub-17.

Sus inicios, su fortaleza.

Gutiérrez trabajó como entrenador de la Selección de la UPAEP de Puebla, donde consiguió el título universitario de Conadeip (además, dirigió al Tri en la Universiada del 2005 en Izmir, Turquía). En todas estas experiencias se relacionó con jóvenes entre los 18 y 25 años, entendió su lenguaje, gustos y hasta formas. Ahí comenzó a utilizar sus conocimientos de la psicología aplicada, que tiene como una de sus principales cualidades el análisis de la conducta y el sujeto basándose en el grupo al que pertenece.

El trabajo psicológico, apuntan sus más cercanos colaboradores, lo ha llevado desde aquella experiencia en el futbol universitario a todos los lugares en donde ha trabajado posteriormente, como la Segunda División de Morelia con los Tigres Mochis en la extinta Primera A; además, esto le permitió conocer la cantera que hay en México.

Nadie en la Sub-17 se siente figura y el equipo a Raúl no le tiene confianza, sino fe , confiesa uno de los auxiliares más cercanos al Potro al referirse al trabajo que hay dentro del vestuario.

En el Mundial, que inició hace casi un mes, el trabajo fue más de aula que de cancha, quizás porque fue maestro de primaria. Tras dos años de conocer a esta generación, la fase deportiva de preparación terminó dos semanas antes del arranque del torneo. Luego todo fue charlas grupales y muchas individuales.

Su primer torneo con la Sub-15, ahora Sub-17, fue el tradicional MIC en Barcelona. Desde aquel momento elaboró una base de datos de todos los jugadores que convocó en una primera etapa y posteriormente, a su regreso de España, inició la segunda etapa de su trabajo en las visorías. Esta información no sólo contenía datos deportivos, sino también personales y psicológicos que fueron desarrollando en este proceso.

Para Raúl, quien destacó en Atlante, América y como mundialista en 1994, el trabajo psicológico, más que discursos de superación personal, se basaron en el conocimiento de la personalidad y motivarlos casi de manera individual, de acuerdo con l carácter de cada uno de sus jugadores.

Hoy, la imagen es un equipo con carácter, que Raúl ha conformado gracias a las charlas de diván. Ahí inició esta generación, la cual se observa con un futuro prometedor.

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