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Evans, el premio a la perseverancia

El australiano se convirtió en el primer ciclista de su país en conseguir el título de la competencia francesa; Había sido segundo en las ediciones del 2007 y el 2008.

Sería casi imposible imaginar que hace seis años, cuando corrió su primer Tour de Francia y llegó al control antidopaje, fue tumbado por una nube de reporteros que atosigaban al estadounidense Lance Armstrong. Era Cadel Evans, hasta entonces un desconocido ciclista australiano.

Hoy, ese hombre que vivió la humillación de levantarse en medio de las burlas del entonces flamante campeón de la Grande Boucle, se proclamó, por primera vez en su carrera, como el más grande de la ronda gala.

Y lo hizo para marcar historia. El hombre nacido en un día de San Valentín en el pequeño pueblo de Katherine, Australia, se convirtió en el primer corredor de su país en pasear por Campos Elíseos vestido de amarillo y en el de mayor edad (34 años), desde la Segunda Guerra Mundial, en lograr el título.

Sin duda, las lágrimas que asomaron por sus mejillas al subir al podio son el premio a su perseverancia. Cadel había arañado el triunfo ya en dos ocasiones. Primero en el 2007, superado por Alberto Contador en la contrarreloj, donde tuvo que conformarse con el segundo puesto. Luego, en el 2008, otro español, Carlos Sastre, de nueva cuenta le quitó el triunfo. Cadel se negaba a aceptar ese destino. El australiano estaba convencido de que su momento de ganar el Tour había llegado en este 2011. Lo supo, aunque no pudiera vestir el suéter de líder sino hasta el sábado, cuando se erigió como virtual ganador.

Evans se adjudicó el Tour en la contrarreloj del sábado, en la que superó a Andy Schleck por 2:31 minutos. Además, logró el suéter verde que le daba también el liderato por puntos.

La garrapata australiana

Pocos saben que Australia es un país reconocido internacionalmente por ser un territorio ciclista.

Quizá ésa es la razón por la cual Cadel se concentró en el ciclismo, más que en cualquier otro deporte. Antes de dedicarse a correr en la carretera, Evans probó en la montaña, donde incluso se coronó en dos Copas del Mundo de la especialidad.

Pero la necesidad de obtener mejores ingresos lo llevó a optar por el ciclismo de carretera donde, gracias a sus características, se hizo famoso muy pronto.

Hace unos años, el español Óscar Pereiro, vencedor del Tour 2006, bautizó a Cadel Evans como La Garrapata porque hicieras lo que hicieras el australiano no se soltaba .

Su forma de correr a la defensiva en montaña, sin atacar, sabe que le ha creado una fama de corredor extraño, poco brillante si le comparan con otros ciclistas. Sé que me han colocado esas etiquetas en mi espalda para destruirme. Me he formado como ciclista gracias a mis medios, a mi trabajo. No le debo nada a nadie, eso lo tengo muy claro , aseguró el flamante campeón.

Y es cierto. Cadel hoy pudo por fin palpar el triunfo cuando ni siquiera figuraba entre los principales favoritos. De esta manera, logró darle un descanso a su constante perseverancia, la misma que ayer le hizo una fiesta en Francia.

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