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Me siento la reina, claro que sí: Paola Longoria
Con la presea de oro de ayer conseguida en racquetbol femenil por equipos, la deportista se colgó su tercera medalla dorada para convertirse en la mejor atleta de la delegación. No hay nadie como ella, no hasta ahora.
Guadalajara, Jal. México.- AQUÍ ESTÁ la reina de los Juegos Panamericanos. Por si alguien tenía dudas. Y luce radiante, feliz, con la sonrisa que ilumina el estadio entero.
Me siento la reina, claro que sí , dice sin altivez Paola Longoria, quien ayer se colgó el tercer oro para el racquetbol femenil de la justa continental junto a Samantha Salas y así se convirtió, hasta el momento, en la mexicana más ganadora de títulos en esta edición de los Juegos con tres en total.
Presume sus uñas, acrílicas todas, teñidas de verde, blanco y rojo. Se desliza sobre la cancha con soltura, como si fuera en una pasarela. Porque la reina es aquello que se conoce como fashionista. Le gusta la moda y vaya que se nota. Arquea las cejas, perfectamente delineadas. Destila belleza la potosina que, como si fuera en un desfile de modas, no deja de sonreír.
Aquí está la reina , repite como para que quede claro que no hay otra. Y no la hay. No hasta ahora, porque ni la número uno del mundo Rhonda Rajsich, aquella enorme mujer de bermudas holgadas y zapatillas hombrunas, puede decir lo contrario.
Parece increíble que tanto talento quepa en tan pequeña humanidad. Son apenas 164 centímetros, suficientes para cargar con tantos quilates. Necesaria voluntad para subirse al podio, por tercera ocasión consecutiva, aún cuando el dolor en el tobillo izquierdo mata: es un esguince que duele.
Y lo defendió Paolita como una fiera. Lo hizo de manera tan decidida que hizo llegar a Rhonda al piso. Seguramente, esta noche tendrá pesadillas con ella. Porque la Longoria había decidido citarse ayer con la historia.
Hizo su trabajo la diminuta potosina. Le ganó a la estadounidense por 2-1 para el primer punto del equipo nacional y luego le dejó el trabajo a Samantha Salas. Acaba con esto, yo ya no puedo más , fue lo que le pidió Paola a su compañera casi a manera de instrucción. Y la otra que lo hizo en un nada fácil partido.
Allá va, al piso Samantha, cuerpo completo que vuela, amaga raqueta para conseguir el objetivo. Y Cheryl Gudinas lo hizo fácil. Quiso, intentó dar batalla pero Salas fue implacable y en dos sets le puso el final feliz.
Apenas puso el 2-0 en su favor, Samantha, llevó sus brazos al cielo. Una y cinco y muchas veces golpeó con fuerza su pecho. No es un sueño. Es el más grande éxito de mi carrera , asegura.
Y lamentan, ambas, que el racquetbol aún no llegue al programa olímpico: Porque vaya que daría muchas alegrías . Ayer nos dio a una reina y aquí está , insiste Paola, mientras escoge la marca de su corona, la diseña en su mente, la pule y de manera imaginaria acomoda su chongo, la acomoda. Es de oro y está ahí, en ella.
ORO, EN LA CATEGORÍA MASCULINA
En la serie masculina, México se impuso también en la final a Estados Unidos por 2-1. Gilberto Mejía y Alvaro Beltrán, los ganadores.
BVC