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Morelia y Boy perdonan y dan vida a Santos
Los michoacanos ganaron 2-1 pero permitieron un gol que da esperanzas a los laguneros para el sábado.
No importó que Tomás Boy y Benjamín Galindo, técnicos de Morelia y Santos, abandonarán la cancha molestos, llenos de frustración. Y es que al final, mientras los estrategas caminaron hacia el vestidor inconformes, la afición que asistió al Morelos pudo irse a casa contenta, a ver un juego digno de semifinales, con un 2-1 en favor de Monarcas, cuyos jugadores se quedaron cortos en el marcador.
Boy y Galindo tuvieron razones para regresar a casa llenos de molestia. El primero, porque su equipo no pudo reflejar en el marcador lo infinitamente superior que fue sobre su rival, mientras que el segundo se retiró lleno de amargura porque, con tan sólo una ausencia de Felipe Baloy, por lesión-, su cuadro bajo se desplomó y al final tuvo que agradecer a su arquero el haberse llevado sólo un gol de desventaja a la vuelta.
Anoche los tantos de Lozano -quien disparó cruzado de larga distancia, poniendo la pelota en el ángulo- y de Gerardo Lugo -quien fusiló a Oswaldo con un cabezazo dentro del área, antes de los 26 minutos- no fueron suficientes razones como para que El Jefe Boy se fuera contento a casa.
Y la molestia de Tomás era más que comprensible: ayer su equipo le pasó por encima a Santos durante la primera mitad en la que, a pesar de recibir dos tantos, fue Oswaldo Sánchez la figura. Primero, el guardameta de los de Torreón voló hasta su horquilla para evitar un autogol de Iván Estrada. Minutos más tarde, salvó con su cuerpo un disparo a quemarropa de Aldo Leão y luego, a instantes del descanso, evitó una anotación de Márquez Lugo, en un mano a mano que ya había perdido, lanzándose de escorpión, despejando la pelota con la suela de su botín.
Quizás por la gran noche de su portero, Benjamín Galindo se retiró hacia el vestidor en el entretiempo con un rostro de frustración que alcanzaba a esbozar algo de esperanza, sentimiento que en la agonía del partido se acrecentó, luego de que mandara modificaciones que le cambiaron la cara a sus dirigidos.
Para el complemento, tras haber mandado una pelota al palo y robarle de a poco la pelota a Morelia, Santos regresó a la eliminatoria luego de que Carlos Ochoa dejara de frente al marco a Oribe Peralta, atacante que se quitó al arquero, disparó a las redes y devolvió la esperanza a su técnico, al mismo tiempo que Tomás Boy hacía rabietas, sintiendo nervios, sabiendo que con un gol de Santos, en Torreón, estaría eliminado.