Retos de Bach: lucha contra el dopaje y apuestas ilícitas

Hoy, el Comité Olímpico Internacional (COI) iniciará una nueva era. Después de 12 años, el belga Jaques Rogge dejará la presidencia del organismo con varios retos para su sucesor, el alemán Thomas Bach.

Incluso desde antes de conocerse el nombre de quien presidiría el organismo mínimo por los próximos ocho años, uno de los más fuertes candidatos, el singapurense Ng Ser Miang, ha aceptado que el sucesor tendrá un enorme desafío . A decir de Miang, el próximo presidente enfrentará la difícil tarea de continuar construyendo el fuerte legado del presidente Rogge y lo que ha hecho .

El belga deja un COI sin deudas ni problemas internos, pero sí con pendientes como, por ejemplo, la lucha contra el dopaje y las apuestas en las competencias olímpicas.

Además, el seguir promoviendo los Juegos Olímpicos de la Juventud, los cuales fueron creación del propio Rogge. El desde hoy expresidente del COI inició con su lucha antidopaje a partir de los Juegos Olímpicos de Invierno de Salt Lake City en el 2002. Más adelante propuso la Ley Osaka, la cual estipulaba que ningún atleta que tuviera una sanción de seis meses o más por dopaje podría disputar los Juegos Olímpicos siguientes, aunque finalmente el TAS no autorizó su aplicación.

Sin embargo, logró que las muestras de los atletas pudieran guardarse por al menos ocho años y así analizarlas con métodos más avanzados para encontrar sustancias prohibidas más sofisticadas.

Del mismo modo, Bach deberá ser firme en cuanto a la lucha contra la corrupción, en la que Rogge prohibió que miembros del organismo visitaran las ciudades candidatas a sedes olímpicas para evitar que pudieran ser sobornados.

En otros temas como el de la inclusión, Rogge fue muy contundente al impulsar la participación de las mujeres en la asamblea olímpica y, además, proporcionarles cargos importantes, además de asegurarse que, por ejemplo, en los Juegos Olímpicos de Londres 2012, todas las delegaciones contaran con al menos una mujer en sus filas.

Además, el noveno presidente del COI deberá lidiar con la renovación del programa olímpico en el que varios deportes buscan volver o integrarse como disciplinas olímpicas, pero que no han tenido éxito.

Aunado a ello, el sucesor de Rogge tendrá que lidiar con los asuntos políticos y mantener la mano dura que el belga ha logrado implementar durante su mandato para evitar que las decisiones políticas afecten a los Comités Nacionales.

rgs