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El Empresario

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Priorizar y jerarquizar

Lo más difícil es definir aquellas actitudes y tareas que considera que son fuente de su orgullo personal y deberá abandonar, porque pueden ser un estorbo al desarrollo personal y de la organización.

Lo más difícil es definir aquellas actitudes y tareas que considera que son fuente de su orgullo personal y deberá abandonar, porque pueden ser un estorbo al desarrollo personal y de la organización.

La semana pasada hablábamos del proceso que sigue el emprendedor cuando se tiene que convertir en administrador; en ese sentido, una de las características que tienen los emprendedores exitosos es la pasión por lo que hacen, eso les ayuda a sacrificar tiempo personal y recursos propios en busca del éxito.

Como vimos la semana pasada, la transición de ser emprendedor a ser administrador implica un ciclo de conflicto entre lo que apasiona y lo que es necesario hacer. Ese es el momento en que se tiene que detener y reflexionar los siguientes pasos a seguir, para esto tendrán que priorizarse las tareas que se tiene por delante.

La priorización de la que hablábamos la semana pasada requería definir todas aquellas tareas que el emprendedor necesariamente deberá delegar y la definición de estas, así como las responsabilidades de un administrador.

Hoy quiero hablar de la priorización y jerarquización de lo que es importante para el empresario, se refiere a sus pasiones. Lo más difícil es definir aquellas actitudes y tareas que considera que son fuente de su orgullo personal y deberá abandonar, porque pueden ser un estorbo al desarrollo personal y de la organización.

Las tareas prioritarias del administrador son la planeación, organización, dirección y el control de la empresa o negocio en su conjunto.

Los detalles y el perfeccionismo descontrolados son enemigos de la eficiencia y productividad. Por otro lado, alcanzar la maestría en una tarea sólo es posible mediante la repetición y la experiencia, pero también por la vigilancia del que ya domina la tarea.

Lo anterior, es necesario que sea perfectamente entendido por el emprendedor, en su carácter de administrador, para poder seleccionar las tareas que deberán seguir atendiendo y aquellas que serán delegadas ya que sus nuevas tareas como administrador, poco a poco lo irán absorbiendo.

Como veíamos la semana pasada, el riesgo es que la tarea de administrador pase a segundo término dentro de las prioridades del emprendedor y por lo mismo sean descuidadas. Ese es el peor de los escenarios ya que su principal prioridad es el control, es decir la vigilancia de que cada una de las personas lleve a cabo en tiempo y forma las tareas asignadas, así como los estándares de calidad y eficiencia requeridos para que la empresa cumpla con las expectativas de sus clientes.

El término supervisión está pasado de moda, y cada vez que lo menciono en una junta de ejecutivos, me ven como un extraño que no está actualizado; sin embargo, es la ocupación de cualquier individuo que sea parte de la administración de una entidad. Además, dicha tarea debe ser continua, sobre todo cuando las tareas delegadas requieren un grado de especialización y experiencia. La misma deberá ir disminuyendo conforme la persona a la cual se le delegó demuestre que ha alcanzado un grado de maestría y responsabilidad.

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