¿Adiós a la industria textil y del vestido?

La industria nacional productora del ramo de mezclilla, con el apoyo de la Cámara Nacional de la Cámara Nacional de la Industria Textil (Canaintex), solicitó a la Secretaría de Economía (SE), el 20 de noviembre del 2009, la aplicación del régimen de cuotas compensatorias previsto en la Ley de Comercio Exterior (LCE) y en el Acuerdo Antidumping de la Organización Mundial de Comercio (OMC), para evitar oportunamente el daño a la producción nacional derivado de las importaciones a precios de dumping de mezclilla originaria de China.

Después de más de 18 meses de presentada la solicitud, la industria nacional sigue sin defensa contra las prácticas de dumping que continúan depredando el mercado. Por este motivo, el gremio publicó un desplegado, el pasado 18 de junio, al que se le ha hecho caso omiso, el que se señalaba que:

La mezclilla originaria de China, se ha venido importando a 27 centavos de dólares por metro cuadrado, precio ridículamente bajo, que ni siquiera cubre el costo internacional de la fibra de algodón utilizada en su manufactura.

El volumen de las importaciones de mezclilla originarias de China se incrementó en 236% de 2007 a 2010, representando ya cerca del 26% de la producción nacional.

Como consecuencia, en los últimos años han cerrado empresas y se ha dañado a la producción nacional que hace un gran esfuerzo por seguir operando.

Debido a lo anterior, la Canaintex y su sindicato asociado, solicitaron a la SE, resolver con urgencia la imposición de una cuota compensatoria contra las importaciones, a precios dumping de mezclilla originaria de China y establecer un mecanismo de cuota compensatoria específica y con un valor de referencia que permita eliminar la distorsión causada por el dumping, sin afectar a los importadores que se conducen con lealtad y legalidad, y que así lo hayan demostrado a la autoridad.

El desplegado terminaba sentenciando: La viabilidad de México como país exige una firme convicción de gobierno federal para atacar con prontitud todas las formas de legalidad que tanto dañan a nuestra sociedad, a la industria nacional y a los empleados dignos que ésta genera.

A esta queja de los textileros, se han venido añadiendo a otras tantas, provenientes de la industria del acero y del calzado, mientras el experto en derecho canónico, Bruno Ferrari y, al mismo tiempo, titular de la SE y sus huestes –Lorenza Martínez y el titular de la Unidad de Prácticas Comerciales Internacionales, Hugo Perezcano-, en aras a su fundamentalismo de mercado , siguen eliminando los escasos aranceles que quedan todavía, y se abstienen de asumir una política industrial eficiente.

La política de aranceles 0 que está aplicando y promoviendo intensamente Lorenza Martínez –Subsecretaria de Industria y Comercio y una auténtica Chicago Girl - bajo la hipótesis de beneficiar a los consumidores, debe llevar a nuestras autoridades a un auténtico examen de conciencia para analizar si la tutela de los consumidores es el único objeto de la economía, ante lo que nos oponemos, dados los amplios fines que debe tener la política de comercio exterior del país, de acuerdo a nuestro artículo 131 constitucional, que incluye, entre otros, la promoción de la competitividad de la industria nacional.

Casi la totalidad de los países, -incluyendo los BRIC a los que debemos emular-, asumen una fuerte política de protección a sus industrias nacionales, con todo tipo de medidas ortodoxas y con frecuencia, heterodoxas. Las industrias nacionales tienen mayor derrama económica que la mera importación de productos. Además de precios bajos para los consumidores, es necesario crear o mantener empleos bien remunerados. México ha perdido más de 600 mil empleos manufactureros desde la década pasada, y con la política de apertura indiscriminada de nuestro gobierno, tal parece que van a desaparecer los pocos que quedan. Junto a esta política aperturista abrupta, es necesario adoptar una política industrial eficiente, que ha brillado por su ausencia. Recordemos sólo la promesa de tarifas eléctricas más competitivas para nuestros industriales, que ha quedado en letra muerta.

Además, uno de los principios torales del comercio internacional es el de reciprocidad: abro mis fronteras, si tú me las abres en las mismas condiciones, y cumples las reglas leales del comercio. Y países como China se han caracterizado por vulnerarlas en forma sistemática. Esto lo ha mostrado en forma clara Clyde Prestowitz en The Betrayal of the American Prosperity, libro que deberían leer nuestros gobernantes antes de promoverse como candidatos al Fondo Monetario Internacional y de dar al salto de los códigos del derecho canónico a la titularidad de los destinos económicos del país, el supergóber Carstens y el canonista Ferrari. Si China incumple –hay casos palmarios-, el gobierno mexicano debería actuar aplicando medidas de represalia, y nuevamente, la actuación del gobierno mexicano ha brillado por su ausencia.

Pero además, como decía el genio literato alemán Goethe justicia retrasada no es justicia , y tras más de 18 meses, el gobierno ya se debería haber pronunciado sobre las cuotas compensatorias; debería, en su caso, haber impuesto cuotas compensatorias provisionales, como lo exigen la LCE y su reglamento. Nuevamente, la actuación del gobierno mexicano ha brillado por su ausencia. Y quizá, cuando se anime a intervenir, tal vez sea demasiado tarde. El infierno está empedrado, no sólo de buenas intenciones, sino de pecados de omisión, que es a donde deberían ir los funcionarios de la SE, Ferrari a la cabeza, si continúa mostrando el mismo comportamiento displicente.

*El autor es Máster y Doctor en Derecho de la competencia, Profesor investigador de la UAEM (Morelos) y Responsable del área de competencia y consumidores del despacho Jalife y Caballero.