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Hace falta autonomía al CFCRL para evitar fracaso de la reforma laboral: Lorenzo Córdova
El Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral (CFCRL) carece de verdadera autonomía que le permita contar con un presupuesto propio para lograr la consolidación de la reforma laboral, así lo señaló Lorenzo Córdova, expresidente del INE.
El Centro Federal de Conciliación y Registro Laboral (CFCRL) carece de verdadera autonomía que le permita contar con un presupuesto propio para lograr la consolidación de la reforma laboral, pese a que la Junta de Gobierno está integrada por la propia Secretaría de Hacienda, ha mostrado indiferencia desde la creación de este organismo; y en el caso del Instituto Nacional Electoral (INE) su participación ha dejado de ser constante, hoy el riesgo “en el que nos enfrentamos es que toda la reforma laboral que tantas expectativas generó, acabe terminando siendo un ejercicio de gatopardismo, que todo cambie para que no cambie nada”.
Así lo señaló Lorenzo Córdova, expresidente del INE, quien participó en la tercera conferencia del Instituto de Investigaciones Jurídicas denominada “Democracia Sindical”, ahí explicó que desde las reuniones a las que se citaba a la Junta de Gobierno, integrada además por el INAI, INEGI, STPS, SE, el titular de Hacienda, Arturo Herrera, acudió una sola ocasión, y posterior a ello enviaron al procurador Fiscal, “que nada tiene que ver en temas de presupuesto, por lo menos hubiera acudido el subsecretario de Egresos”, agregó Córdova.
Pese a las dificultades que ha enfriado el CFCR, creado en 2019, Córdoba mencionó cuatro problemas fundamentales que ve actualmente:
El primero el neocorporativismo laboral o sindical, ”no significa otra cosa que, de nuevo, la vocación al gatopardismo. Haber sacudido el corporativismo que antes servía para un régimen que dejamos atrás y para un partido que dejó el poder hace un buen rato, para alinearse con el nuevo régimen, con el nuevo partido”, dijo.
Añadió que es preocupante que estas centrales sindicales, una de las cuales fue el eje vertebral del neocorporativismo, la CTM, hoy esté completamente plegada al nuevo régimen.
El segundo riesgo, dijo, es la falta real de autonomía que está teniendo el Centro Federal de Conciliación de Registro Laboral. Si esa autonomía no se concreta en términos reales, y eso pasa en primera instancia por una autonomía presupuestal, pero también de decisión, “vamos a acabar convertido al Centro en una especie de Juntas de Conciliación y Arbitraje subordinadas a la voluntad de la Secretaría del Trabajo y, consecuentemente, de la Presidencia de la República, bajo el nuevo esquema”.
El tercer gran riesgo es que lamentablemente los mecanismos laborales de respuesta rápida (bajo el T-MEC), que son los que han empujado estos esfuerzos de democracia sindical, sólo apliquen para las empresas exportadoras, y lo que podemos acabar viendo es la existencia o la constitución de dos dimensiones del mundo del trabajo, una en donde por la presión de una, pueden, digámoslo así, tener viabilidad los anhelos de democracia sindical; y otros que lo único que van a hacer es reproducir los esquemas de control político del viejo corporativismo, ahora renovado.
Y la última es sobre los cuestionamientos que se hacen del nuevo modelo laboral ante la impunidad en materia laboral, ningún acto de los que se han señalado, no han tenido ninguna otra consecuencia -más allá de lo obvio- que era repetir esos procesos en clave democrática con la observación de organismos confiables como la OIT y el INE.