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El Faro no se derrite
El negocio familiar, labrado por tres generaciones, produce ahora 4 toneladas de velas de manera artesanal.
Puebla, Pue. La fábrica El Faro , dedicada a la elaboración de velas, fue fundada hace 102 años por Napoleón Gómez Chargoy (Q. E.P.D), quien a decir de su nieto del mismo nombre, nunca imaginó que este negocio llegaría a cumplir un siglo de abrir sus puertas en esta ciudad.
Napoleón Gómez, que pertenece a la tercera generación al frente del negocio, comenta que a los 18 años de edad, su abuelo llegó a la Angelópolis proveniente de Tianguistengo, Hidalgo, para poner la cerería, ya que todos sus familiares se dedican a tal actividad.
Puntualiza que extraoficialmente, El Faro inició actividades entre 1903 y 1908, en la casa marcada con el número 505 en la calle 6 Poniente, sin embargo, dos años después en agosto de 1910- se inauguró la comercializadora, que es la referencia que tienen los poblanos del nacimiento de esta empresa que actualmente produce 4 toneladas de productos al mes y emplea a 15 personas.
Ahora, en esa casona se conserva sólo el local punto de venta, ya que la fábrica fue trasladada a otro punto de la ciudad, hace más de cinco años. No obstante, los clientes al entrar a la cerería tienen la impresión de que el tiempo se detuvo, ya que conserva el mismo mobiliario de madera de hace décadas mostrador, aparadores y repisas- donde se exhiben velas y cirios de todos los tamaños y formas.
ALUMBRANDO DURANTE DÉCADAS
Napoleón Gómez detalla que el negocio de su abuelo fue boyante durante las tres primeras décadas del siglo pasado, ya que en ese tiempo las familias de los municipios del interior del estado recurrían a las velas como única fuente de luz en sus hogares, pues fue hasta finales de los años 30 cuando se definió a la energía eléctrica como un servicio público, con la creación de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Los dueños de tiendas en otros municipios llegaban a caballo a la capital para llevarse grandes cantidades de productos de todos los tamaños.
Fue hasta 1960 que la demanda comenzó a bajar, al ampliarse la red de energía eléctrica a las comunidades más alejadas.
Y aunque todavía hay comunidades donde las personas suelen alumbrar sus hogares con velas, son las menos, por lo que la reconversión en el uso de las velas ha sido primordial, al volverse un artículo más decorativo de uso en casas, hoteles y restaurantes; así como en festividades: Semana Santa, Día de Muertos y Navidad, que es cuando tienen que contratar a más personal, ya que hay mayor demanda de iglesias y familias.
EMPLEADOS Y FAMILIA, ?LOS ACTIVOS MÁS VALIOSOS
El entrevistado comenta que su padre, Armando Napoleón, se queda al frente del negocio al fallecer sus abuelos. Y para mantener viva la tradición, poco a poco enseñó a sus dos hijos el proceso 100% artesanal para la elaboración de las velas, el cual se mantiene a la fecha.
Cuando falleció don Armando, quedaron al frente sus hijos: Napoleón y Edgardo, con apenas 17 y 15 años, respectivamente, para hacerse cargo de la empresa a petición de su mamá.
Desde hace 33 años, refiere Napoleón, junto con su hermano (quien murió hace dos años) continuaron con el legado de la cerería, ya que varias décadas no podían perderse tan fácilmente.
Como caso especial destaca las tormentas financieras que tuvieron que sortear a partir de los años 80 con devaluaciones y crisis económicas.
Menciona que en esta longevidad de El Faro, también es destacable la labor de generaciones de trabajadores, padres e hijos; algunos de los cuales, a pesar de tener derecho a una jubilación y pensión, decidieron seguir laborando hasta que una enfermedad les impidió asistir más a la fábrica.
METAS
Detalla que la empresa, que en la actualidad produce 4 toneladas de velas mensuales, tiene tres épocas de mayor actividad: Semana Santa, Día de Muertos y Navidad, cuando se ven en la necesidad de contratar a más personal.
Asimismo, dice que como parte de la reconversión y adaptación al mercado para sobrevivir, han incursionado en el sector de productos aromáticos en cera y parafina.
Sin embargo, considera que la fórmula para mantener este negocio durante todo este tiempo ha sido la calidad y el surtido, circunstancias que se reflejan en el incremento de 50% en la producción durante los últimos dos años.
Apunta que en su afán por seguir creciendo, analizan el esquema de franquicias como opción, aunque no es una idea aún muy aterrizada; mientras que entrar a la exportación es una expectativa difícil de cumplir en el caso de El Faro por su actividad artesanal, lo cual hace difícil cumplir el requisito de producir en volumen.
miguel.hernandez@eleconomista.mx